Crónicas de Pegoland
La conspiración
El asunto viene a ser que la prensa toda se conchavó para realizarle un lavado de cerebro a la población andaluza
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Por lo visto, una conspiración de las principales empresas de periódicos andaluces con la derecha ha conseguido que el común de la colectividad vote mayoritariamente por el candidato que obtuvo 58 escaños durante la noche del pasado domingo. La cosa se empezó a ver el pasado sábado en ese sitio tan raro que es Twitter , replicada solemnemente por sesudos artículos de opinión posteriores, cuando se estuvo a tres minutos de declarar la ilegitimidad del resultado a pesar de que las urnas ni siquiera estaban puestas. Todavía están algunos dándole a la matraca de la conjura. Los más fieles.
El asunto viene a ser que la prensa toda se conchavó para realizarle un lavado de cerebro a la población andaluza toda moldeando un personaje moderado en la persona del candidato popular y empequeñeciendo al resto. Hasta el señor Espadas , que ni siquiera atendió la petición de entrevista de ABC (como ocurrió con su cabeza de lista en Córdoba ), dijo que su campaña había salido poco en los medios. Supongo que la pregunta correcta es en relación a qué. El PSOE andaluz , que tuvo en tiempos una cadena propia de periódicos por accionistas interpuestos (que se quedaron con las perras, por cierto) y gobernó con mano férrea la tele y la radio pública, puede realizar ejercicios comparativos.
Entiendo, porque soy persona humana , que el luto hay que pasarlo. Y que, en realidad, flotaba en el ambiente esa sensación de carajazo que ha acabado sucediendo en los partidos de izquierdas. Pero antes de señalar con el dedito, que es de muy mala educación, realicen, aunque sea un minuto, un ejercicio de introspección. Dediquen un momentito, por ejemplo cuando vayan al baño a hacer aguas mayores , a reflexionar sobre algunos aspectos relevantes. Por ejemplo, los siguientes: ¿A qué puñetas han dedicado los tres años y medio que han estado en la oposición? ¿Eligieron a los mejores candidatos, los mejores mensajes, con tiempo suficiente para darlos a conocer? ¿Realizaron ejercicios de unidad interna para ser reconocidos como partidos serios o llegaron a las elecciones tras purgas y divisiones? Y la última: ¿De verdad tienen tan mala opinión de las personas a quienes quieren gobernar?
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