Crónicas de Pegoland
Combinado nacional
La hostelería avisa de una campaña navideña sin marcas premium. Oh, qué pena
Las principales organizaciones de hostelería han anunciado que las restricciones de producción y los problemas de logística causados por el Brexit van a obligar a que en los bares se vuelva al Dyc, al Larios y al Bacardi en ausencia de producto de marcas más principales. Las navidades, dicen los expertos, van a obligar al personal a la vuelta al combinado nacional , también llamado matarratas, injustamemente maltratado desde que al personal le dio por tomar ginebras de nombre florido en copas de balón con cosas flotando. Por las libaciones de rones de frondosos colores y peculiares elaboraciones. He de aprovechar esta columna para gritarlo a voz en cuello: me alegro y que os den .
Solo un grupo de radicales y minoritarios se resistió a la fiebre transformadora que empezó, si se recuerda, por el destierro del vaso de tubo y la adopción mayoritaria de las macetas y las puñeteras copas de balón. Empezó el «apartheid» del bar . Como todo era vodka sueco, miraban mal a los que seguían con la marca de toda la vida. Digna como el salario de un operario manual. Fiable como la primera vespa . O claudicaba uno ante las tendencias del mercado o lo consideraban un auténtico rancio. Un nostálgico amargado que echaba de menos el régimen del 78 del mundo del cubata. Pues sí. Y qué.
Llegaba uno a los sitios esos de moda y esos nombres que moldearon las primeras noches, que nos acompañan desde las veladas universitarias, habían sido desterrados de los anaqueles. Las camareras de diseño, esas que tienen echufe USB para cargar las baterías por las noches (en realidad, son replicantes), ponían mala cara porque ese bebercio que se pedía no pega en sitios finos y principale s a nueve euros el pelotazo . Hosteleros amigos se apiadaban de los consumidores de aquello y pedían botellas personalizadas para menganito, que bebe Dyc el pobre. Y el Bacardi se acababa lo primero, macho, o no nos queda Larios, lo siento, pero tenemos aquí una cosa rosa buenísima .
Y ahora llega la crisis, el drama, lo peor . Se os acaba el whisky de etiqueta, la ginebra de apóstrofe, la cosa esa que se toma la gente en los chupitos. Fíjate tú la tragedia: dejar de ser cosmopolitas a la fuerza y volver a ser españolitos medios con su combinado nacional. No veas la pena.
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