TRIBUNA LIBRE

Rafael Orozco, 25 años después

Juan Miguel Moreno Calderón recuerda a este gran pianista: «Dejó un enorme vacío y una profunda huella en la música»

Rafael Orozco, durante uno de sus conciertos ARCHIVO

Juan Miguel Moreno Calderón

El pasado mes de enero , con ocasión del 75 aniversario del nacimiento de Rafael Orozco , Féliz Ruiz Cardador recordó con su proverbial maestría desde estas páginas la figura del desaparecido pianista cordobés de fama internacional . Cuatro meses después , es momento de recordarlo nuevamente, ahora con motivo de cumplirse 25 años de su prematura muerte , en Roma, a los cincuenta años de edad. En este punto, debo subrayar que no hay en España mejor archivo hemerográfico para conocer la trayectoria orozquiana, al menos en nuestro país, que el de este periódico, al que tengo que agradecer, además, que tantas veces me haya permitido expresar mi admiración y afecto por tan inmenso artista.

Hoy cabe resaltar algunas cosas. En primer lugar, el vacío que veinticinco años después seguimos sintiendo quienes le quisimos personalmente y admiramos en los artístico : vacío en el plano artístico, por cuanto podemos imaginar lo mucho que hubiera seguido aportando a la música; y vacío en lo personal, pues Rafael Orozco dejó profunda huella en quienes tuvimos el privilegio de tratarlo. Por eso, al escuchar hoy sus espléndidas grabaciones de los conciertos de Rachmaninov, de los estudios, los preludios y los scherzos de Chopin, las grandes obras de Schumann, Brahms o Liszt, o esa prodigiosa ‘Iberia’ de Albéniz que nos dejó, entre otras muchas cosas más, es fácil que afloren las lágrimas en los ojos por haberlo perdido tan pronto y en tan dolorosas circunstancias.

Pero la dimensión de Rafael Orozco no podemos fijarla por los sentimientos , sino por razones objetivas ligadas a su carrera artística. Yo destacaría dos: la primera es que es, sin lugar a dudas, una de las mayores figuras que España ha aportado a la historia del piano . Y en segundo lugar, que fue un destacadísimo representante de una generación pianística irrepetible , como fue la de los nacidos en los cuarenta del pasado siglo, y en cuya nómina encontramos nombres como los de Barenboim, Pollini, Argerich, Perahia, Pires, Freire o Watts (muchos de los cuales siguen recordando a Rafael con emoción). Ambas aseveraciones se sustentan en la propia trayectoria del pianista desaparecido: presencia en los más prestigiosos festivales y teatros de los cinco continentes, solista con las mejores orquestas de Europa y América, y colaboración con directores de la talla de Giulini (quien tanto le apoyó), Steinberg, Previn, Abbado, Muti, Chailly, López Cobos, Janson, Barenboim… Y como colofón, el refrendo de la crítica especializada.

Formó parte de una generación de irrepetibles: Barenboim, Pollini, Argerich, Perahia, Pires, Freire o Watts

Realmente, fue un pianista extraordinario , poseedor de un virtuosismo deslumbrante (se le llegó a comparar con Horowitz), con una musicalidad exuberante (especialmente apreciable en el pianismo romántico, desde Schubert a Rachmaninov) y una desmesurada pasión por el piano , que conseguía transmitir en cada una de sus actuaciones . En verdad, si magníficas son las grabaciones discográficas que realizó con EMI, Philips y Auvidis Valois (muchas de las cuales se están reeditando en los últimos meses por Warner), más electrizante aún era vivir sus conciertos en directo, donde lo daba todo con una generosidad y fogosidad admirables.

Nos queda su recuerdo y ese legado discográfico referido , pero también la obligación de transmitir a las nuevas generaciones de pianistas , y a los nuevos públicos en general, el conocimiento de este artista carismático y excepcional , y los valores pianísticos y musicales que encarnó. En este sentido, la creación en 2002 por el Ayuntamiento de Córdoba del Festival de Piano Rafael Orozco , por el que han pasado innumerables pianistas de todo el mundo, es una plataforma necesaria para seguir perseverando en la difusión de la figura orozquiana , al tiempo que una hermosa manera de honrar su memoria desde su querida tierra natal, aunque su vida transcurriera en su mayor parte entre Londres, París y Roma.

JUAN MIGUEL MORENO CALDERÓN es Catedrático de Piano del Conservatorio Superior, miembro de la Real Academia y autor de ‘Rafael Orozco, El piano vibrante’ (Almuzara)

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