Cultura
Rafael Montilla 'El Chaparro', cantaor: «Hay que defender los cantes de Córdoba porque son lo nuestro»
El artista del Campo de la Verdad, tras una larga carrera internacional en Estados China o Japón, vuelve a grabar un disco tres décadas después
![Rafael Montilla 'El Chaparro', en la taberna La Fuenseca, durante la entrevista](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2022/01/30/s/chaparro-cantaor-cordoba(1)-krOF--1248x698@abc.jpg)
Rafael Montilla ‘El Chaparro’ guarda en su perfil las esencias del cantaor que es: memoria viva del flamenco viejo de Córdoba . Dice el maestro con modestia durante la charla que se le olvidan las cosas, pero en verdad casi nada se le olvida. Si acaso baila una fecha, pero al segundo rectifica.
Septuagenario ya, su nombre anda desde hace unos meses en todos los mentideros flamencos de Córdoba. ¿La razón? Pues que ha vuelto a sacar disco más de 30 años después , bajo el título ‘ Mi voz, mi verdad’ y producido por su propio hijo, Rafael Montilla ‘El Chaparro hijo’.
En la taberna La Fuenseca , templo de cordobesía y flamenco, el cantaor habla de lo remoto y lo reciente. Con un medio de vino sobre la mesa. Con su sombrero montero calado e impoluto. Con la cercanía de su esposa, Ana Recio , con la que lleva junto desde que eran chavales en su barrio común del Campo de la Verdad.
Con la fe del niño que se asomaba a los bares para escuchar cantar a su padre, José El Chaparro, y con la sabiduría del hombre adulto que ha recorrido medio mundo junto al guitarrista Paco Peña . Que ha cantado en el Madison Square Garden o ante Bob Dylan en una fiesta privada neoyorkina allá por los alegres años 80.
Idea de su hijo
Explica El Chaparro que la idea de grabar el nuevo disco no fue suya, sino de su hijo Rafael. «Con esto del covid y la pandemia , se le ocurrió que grabásemos algo juntos porque nunca antes lo habíamos hecho», explica el cantaor.
«Mi hijo tenía mucho empeño y creo que ha merece la pena escucharlo», añade El Chaparro sobre este nuevo trabajo, en el que él ha elegido los cantes que le apetecían. «He ido cogiendo cositas de aquí y de allá, de otros cantores viejos, cosas de Morente , de Antonio Mairena o unos fandanguitos de El Rubio», aunque también comparecen serranas o soleás de Córdoba. «Son cantes que yo tenía muchas ganas de hacer, como las sevillanas dedicadas al Campo de la Verdad, en las que ha colaborado mi hija, o unos fandangos con mis hermanos, pues somos ocho y el que no canta pues algo hace», revela.
![Rafael Montilla 'El Chaparro', en la taberna La Fuenseca](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2022/01/30/s/chaparro-cantaor-cordoba(3)-kwOI--510x349@abc.jpg)
El Chaparro se muestra feliz por el impacto de este disco y especialmente por la recepción que ha tenido entre la juventud flamenca . Según lo percibe el artista, «lo han acogido con mucho entusiasmo y yo creo que ha sido porque son cantes muy serios , algunos de los cuales estaban grabados, como los de La Pajarona, pero que yo he refrescado».
‘Mi voz, mi verdad’ incluye también cantes de trilla , un romance de El Negro del Puerto, una malagueña de Enrique El Mellizo o una soleá apolá dedicada a Fosforito y Paco Peña. Es un disco distinto, imposible para un cantaor sin tanto bagaje, en el que El Chaparro reconoce que ha podido « trabajar con calma » y con momentos de alta inspiración.
Se trata en cierto modo de un legado, fruto de una biografía singular. La del niño que se crió en el Campo de la Verdad y que empezó, como recuerda ahora, escuchando a su padre, que se dedicaba a la faena en el campo y a sacar arena del río pero que cantaba muy bien fandangos por El Carbonerillo por las tascas del barrio en sus hora de asueto.
También a otros cantaores, desde la puerta de la taberna pues Rafael no tenía edad para entrar. Casa Currito, El Estanco o Casa Juan Antonio, en la esquina que ahora ocupan Los Romerillos, son los nombres de esa geografía personal , de su niñez en el Campo de la Verdad, un barrio del que nunca se ha ido. Ahí nació una vocación flamenca que se pudo consagrar y aún hoy pervive.
«Mi hijo tenía mucho empeño en este disco. He cogido cosas de cantaores viejos y otras que tenía muchas ganas de hacer»
El salto de la afición a la vida artística se dio con naturalidad. Según recuerda, en la década de 1960, en una verbena celebrada en el Triunfo de San Rafael y en algunos teatros. «Actuaba con Rafael Nieto ‘El Rerre’, con el Ciego de Almodóvar, con mi amigo Beni de Córdoba o con Emilio Cantos», recuerda de una época en la que también intervino en festivales importantes, como los que se celebraban en Lucena o Cabra.
Concursos
El siguiente paso serían los premios, como los dos que logró en La Unión , en el 68 y el 72, o el de concurso de Granada en su cincuentenario, hace ahora justo medio siglo. El Chaparro también logró en esa época un accésit del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, el año que lo ganaron grandes como La Paquera de Jerez y el Beni de Cádiz.
Y se presentó el año que ganó El Pele . «No tuve suerte, o lo que fuese que había que tener, y decidí no presentarme más», recuerda con cierta desgana sobre su paso por el certamen cordobés.
Pero su biografía no sería la misma sin la fortuna de una indisposición, la que sufrió el cantaor gaditano Chano Lobato a primeros de los 80 y que lo hizo caerse del cartel del espectáculo de Paco Peña . «Yo había colaborado ya con Paco y decidió llamarme para esa sustitución, por lo que acabé en el Carnegie Hall de Nueva York », explica.
A partir de ahí, y hasta la pandemia, siguió de la mano de Peña y recorrió medio mundo, desde el Royal Albert Hall de Londres o el Madison Square de Nueva York al Teatro de la Ópera de Sidney .
«No tuve suerte en el Concurso Nacional de Córdoba, o lo que fuese que había que tener, y decidí no volver a presentarme más»
«Pasó ese tren y no lo solté», explica sobre esas décadas en las que compatibilizaba su trabajo como yesero y escayolista con las giras internacionales. Nueva Zelanda , Filipinas, Turquía, Polonia, Francia, Holanda, Japón Austria, República Checa o China son otros de los lugares por los que ha pasado este cantaor tan cordobés hoy como universal y que a mediados de los 80 le cantó a Bob Dylan en una fiesta privada según recuerda con humor sobre las caras que ponía el Premio Nobel al escucharlo.
El Chaparro también evoca fascinado la actitud de ese público internacional , sus silencios y su respeto, los camerinos llenos de flores, los largos aplausos y los bises. «Es todo tan distinto», recuerda.
Pero no hay nostalgia en sus palabras, ninguna dice porque lo que predomina hoy en él es «la jindama al avión », que en los próximos años tratará de evitar ahora que las circunstancias se lo permiten.
![El Chaparro, durante la entrevistas con ABC](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2022/01/30/s/chaparro-cantaor-cordoba(4)-kwOI--510x349@abc.jpg)
Su futuro ya, una vez jubilado de su oficio ordinario, lo quiere en el cante, pero aquí en su ciudad natal y junto a su mujer, de la que espera que nunca lo separen. « Me apetece cantar más que cuando empecé y ahora hasta canto en la casa y ensayo, algo que nunca había hecho antes», explica entre risas, pues a menudo su esposa le tiene que pedir que se calle de tantas horas como le dedica. Y eso que ella también es aficionada.
Achaca eso Chaparro a que está «más relajado, con menos presión» que en su época de giras internacionales, aunque reconoce que aún hoy se pone nervioso antes de cada recital o espectáculo.
«Yo sé que lo voy hacer bien, cómo no lo voy a saber, pero da igual, hasta que no me caliento eso sigue ahí», explica el cantaor, que confía en poder seguir en los próximos años colaborando con su hijo, al que muestra una gran admiración y que considera que es una de las grandes referencias en la guitarra de acompañamiento de Córdoba.
Su mejor herencia
Integrado en el grupo de Paco Peña, Chaparro Hijo es el mejor legado, «un enorme orgullo» para un padre que también habla con alegría del talento musical y la afición de su hija y de sus hermanos, pues en toda la familia se respira la afición a la música y al flamenco.
Aficionado a la caza del perdigón con reclamo y al campo, al que se escapa cada vez que puede, el futuro de Rafael Montilla parece destinado a esas pasiones sencillas que nacieron en su infancia y que ahí siguen, latiendo aún con fuerza.
Y a continuar grabando discos como ‘Mi voz, mi verdad’, que se dibujan como una enciclopedia para los nuevos cantaores que en lo viejo buscan una esencia olvidada para crecer.
«Me apetece cantar más que cuando empecé y ahora hasta canto en la casa y ensayo, que es algo que no hacía antes»
También como medio de divulgación de la riqueza de los cantes de Córdoba, que cree que «estamos obligados a defender porque son lo nuestro». «El flamenco es muy diverso y yo gracias a Dios conozco casi todos los cantes, pero los de Córdoba hay que conocerlos y cantarlos», sostiene El Chaparro, que también aprecia que el flamenco cordobés vive un buen momento aunque cree que los nuevos valores deben beber de su generación, la que hoy representan él, El Pele o Curro Díaz .
Genio y figura, flamenco de cuna en años de postguerra, El Chaparro se levanta hoy flamenco en cada nuevo amanecer, lejanos ya los largos viajes y las giras distantes pero intensa aún la vocación pura que nació en aquella infancia de tabernas y cantes . En esa niñez fértil de su otra orilla del río. En su territorio mítico del Campo de la Verdad.
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