TRIBUNALES
Rafael Gómez continúa cumpliendo el Tercer Grado con pulsera telemática desde su casa
Instituciones Penitenciarias asegura que no hay ningún cambio para que pueda acceder a la libertad condicional
Rafael Gómez Sánchez «Sandokán» continúa cumpliendo la condena de cinco años y tres meses de prisión por fraude fiscal en el Tercer Grado pero con una pulsera telemática que le permite abandonar el Centro de Integración Social (CIS) (donde iba a dormir de lunes a jueves), según han confirmdo a ABC fuentes de Vigilancia Penitenciaria.
Esta medida excepcional llega cuando se cumplen dos años de su ingreso en prisión - el 4 de diciembre de 2017 - pero no supone ningún cambio en su régimen penitenciario. El fraude por el que ha sido condenado ascendía 29 millones de euros no declarados al fisco. La multa por su responsabilidad civil supera los 112 millones de euros, y sólo ha satisfecho una cantidad ínfima, cediendo su pensión para hacer frente a esa deuda. Ni su edad (camino de los 75 años), ni otras circunstancias familiares alegadas sirvieron para que eludiera el presidio. El pasado mes de abril su representante legal solicitó la libertad condicional para su representado, pero le fue denegada.
La Fiscalía de Córdoba se había opuesto a esta concesión al igual que el propio Centro Penitenciario de la barriada periférica de Alcolea que desaconsejaba la puesta en libertad condicional para el encartado al entender que no se encontraba preparado para la libertad provisional.
Finalmente, el juez de Vigilancia Penitenciaria atendió a estas razones para desestimar la petición del libertad provisional aunque cabe recurso por parte de Rafael Gómez ante la propia Audiencia Provincial de Córdoba.
El empresario Rafael Gómez apenas llevaba entonces tres meses fuera de la cárcel de Alcolea , desde que el juez de Vigilancia Penitenciaria le concediera el tercer grado a principios de marzo, cuando estaba a punto de cumplir un cuarto de la condena.
Durante su paso por Alcolea, el empresario cordobés ingresó en el módulo de Enfermería, donde ha permanecido hasta que el juez de Vigilancia Penitenciaria le concedido el tercer grado.
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