Depende
A tiempo
Reconocer un error es un gesto de humildad y cintura política que valoraríamos los ciudadanos
Al parecer, las mascarillas chinas ( no es una crítica estilo Donald Trump, es una descripción: la categoría KN95 es la equivalencia china de las europeas FPP2) encargadas a principios de mayo por el gobierno municipal han llegado a Córdoba después de una larga espera. Al parecer serán repartidas por Correos en las próximas semanas (acabamos metiéndonos en agosto…) en todos los domicilios de la ciudad, a razón de dos mascarillas en cada uno de ellos. Aunque la decisión parece tomada y nada apunta a un cambio de planes, el alcalde está a tiempo de rectificar y de conseguir que lo que apunta a mera actuación de cara a la galería se convierta en una medida razonable y eficaz. Las circunstancias de hoy no son las del momento en las que se tomó la decisión: un buen gestor, y creo que el alcalde lo es, se adapta a las situaciones cambiantes.
La adquisición por el Ayuntamiento de trescientas mil mascarillas en un momento en el que el mercado está normalizado, no existe ningún problema de abastecimiento y los precios han vuelto al orden puede ser vista hoy, a principios de julio, como un exceso innecesario. Hace un par de meses quizá no lo era, hoy sí.
¿Es razonable que se las envíen a quien tiene capacidad económica sobrada para adquirirlas cuando no hay desabastecimiento? No ¿Es lógico que si en su casa viven seis personas, le envíen sólo dos? Tampoco. Dice el alcalde, defendiéndose de las críticas formuladas por el gasto, que ¿cuánto cuesta salvar vidas? Fullería dialéctica, señor alcalde. Está bien que el Ayuntamiento suministre equipos de protección frente al covid19, pero es absurdo que lo haga así, sin analizar las necesidades de quien los recibe. ¿Acaso no pretenden salvar esas vidas las administraciones que han optado por no hacer ese reparto? Como decía mi dilecto Pepe Luque, seamos serios. ¿Por qué dos mascarillas y no tres?; ¿nos las sorteamos los que somos más de dos...?
Reconocer un error es un gesto de humildad y de cintura política muy estimable que, seguro, valoraríamos los ciudadanos. Las circunstancias han variado. El Ayuntamiento está a tiempo de ordenar la distribución de las mascarillas en los términos realizados por otras Administraciones gestionadas de modo ejemplar como el Ayuntamiento de Madrid o la Junta de Andalucía y concentrar su entrega en los verdaderamente necesitados y colectivos de riesgo, personas mayores o con menores a su cargo , a través de los servicios sociales del Ayuntamiento, de las oenegés que de modo tan ejemplar han sacado las castañas del fuego durante buena parte de la crisis sanitaria y, por supuesto, de la eficiente red de farmacias. Sería más razonable hacer acopio de material -para asegurar un abastecimiento futuro por rebrote- que entregarlas a quien hoy no lo necesita o tiene capacidad para adquirirlos.
Distribuir bienes de modo indiscriminado es propio de políticas socialistas y perjudica esencialmente a quien menos tiene; yo diría que es justo aquello de lo que huíamos quienes votamos a este gobierno.