Depende...
Primer año
El pacto con Ciudadanos era, quizá, una necesidad pero puede acabar siendo un lastre

Es indudable que en Córdoba la llegada de José María Bellido al poder en Capitulares supuso un revulsivo y un impulso. El programa electoral, el cambio de mentalidad respecto al emprendimiento y el empresario, especialmente en la gerencia del principal embudo de la ciudad, ... Urbanismo, o el discurso sobre política fiscal y los impuestos constituían una magnífica tarjeta de visita.
Gestionar un Ayuntamiento es tarea más que compleja. No se trata sólo de administrar sino de liderar. Ciertas inercias y una legislación administrativa garantista en extremo dificulta una gestión ágil, que puede resultar eficaz pero peligrosa para quien la desarrolla. Un año es poco tiempo, pero junto a las numerosas luces -no me refiero a las navideñas- bien defendidas por el alcalde en las múltiples entrevistas del fin de semana pasado, hay algunas sombras. Discursos del alcalde como el de la irresponsabilidad que resultaría bajar los impuestos ahora pueden resultar contradictorios: la bajada de impuestos no es un fin en sí mismo, sino un medio para dinamizar y crear empleo, y el compromiso de un gobernante del PP con esa bajada debe ser irrenunciable por difícil que hoy resulte. Gestiones como las de las mascarillas no ayudan a forjar la imagen del buen gestor que es el alcalde: ¿es lógico enviar -a destiempo- dos mascarillas -cuyo coste son apenas cinco euros y hoy están disponibles en cualquier sitio- a cada domicilio sin valorar la necesidad de quien lo recibe ni el número de personas que viven en ellos? ¿Nadie ha pensado que remitir el mismo número de mascarillas a una familia numerosa con todos sus miembros en paro que a un soltero adinerado es poco razonable? ¿No sería mejor una distribución a través de la eficiente y fantástica red de farmacias? Destinar menos de un millón de euros -más o menos lo mismo que a las mascarillas- a implementar una administración electrónica de este siglo se antoja pobre y poco ambicioso.
¿Han mejorado las cosas en Córdoba? Sin duda la respuesta es sí. ¿Esa evidente mejora satisface por completo las expectativas de quienes deseábamos el cambio en mayo de 2019? Diría que no. Hoy, un año después del cambio de gobierno municipal, del final del pacto entre socialistas y comunistas, estamos un poco mejor de lo que estábamos (en buena medida por algunas reformas legales impulsadas por la Junta de Andalucía ) pero algo peor de lo que nos esperábamos. Hay cambios por hacer en el equipo de gobierno y negar esa realidad es un error: el pacto con Ciudadanos era, quizá, una necesidad pero puede acabar convirtiéndose en un lastre.
Generar esperanza de cambio e ilusión como hizo Bellido en 2019 es una gran plataforma para lograr el éxito que todos le deseamos, pero no lo garantiza. La Covid-19 ha obligado a replantear la legislatura en su integridad, y no sólo en la gestión de los servicios sociales. Confiemos en el acierto de los nuevos planteamientos.
Balance favorable, balance mejorable.
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