Depende
Ejecución, ejecución, ejecución
Con la baja cifra de inversión parece difícil sostener la imagen del Gobierno para el que se nos pidió el voto
Allá por mediados de los años ochenta, cuando un servidor tenía catorce o quince años, gozó de cierto éxito una película mediocre pero simpática titulada «La mujer de rojo» que contaba la historia de un hombre maduro que se obsesionaba con la idea de tener un lío con una imponente señora. Los carteles que anunciaban la película, aparte de la foto de una impresionante Kelly Lebrock , tenían una frase que me ha venido a la cabeza con ocasión de la estrepitosa derrota del gobierno en el episodio de los remanentes y la correlativa victoria de los alcaldes «rebeldes»: ten cuidado con lo que deseas, porque puedes conseguirlo.
El rechazo por el Congreso del decreto ley del chantaje fue una gran noticia para la salud democrática española, una victoria del sentido común y un fracaso radical de las tentaciones de un Gobierno que actúa con una prepotencia no sólo inaceptable sino incomprensible si tenemos en cuenta la aritmética parlamentaria y su endeble mayoría, sólo apuntalada por compañías poco recomendables. Implica, además, un balón de oxígeno para las corporaciones locales, que podrán disponer de abundantes fondos con los que actuar en un momento tan delicado como el actual pero constituye un riesgo evidente para muchas. Los alcaldes y sus equipos de gobierno —muchos mal avenidos en el escenario presente de división en múltiples partidos tanto en la izquierda como en la derecha— habrán de diseñar estrategias, fijar prioridades y, aunque parezca sencillo, ser capaces de gastar, de ejecutar, de gestionar adecuadamente los proyectos para que estos pasen de los anuncios, vídeos y fotos en prensa a la realidad.
Hace apenas dos años la oposición al gobierno municipal formado en Córdoba por PSOE e IU censuraba —con toda la razón— que transcurridos ochos meses del ejercicio 2018 el nivel de ejecución presupuestaria apenas alcanzase un veinte por ciento y le acusaba —también con mucha razón— de propiciar la «parálisis» de la ciudad; hace apenas dos semanas, siendo oposición quien hace dos años gobernaba y gobierno quien era oposición, se oía la queja acerca de los niveles de ejecución presupuestaria en 2020 que, casualidades de la vida, parecen andar de nuevo por un muy escaso veinte por ciento. Con tales cifras, matizadas por la incidencia de la pandemia, resulta muy difícil sostener la imagen del gobierno gestor que se pretende proyectar y para el que se nos pidió el voto.
Bien está que los ayuntamientos hayan logrado doblegar las tentaciones del gobierno nacional y que puedan acceder a los llamados «ahorros de sus ciudadanos». Pero habrá que estar vigilante a si ello se traduce en gasto e inversión razonable o en una multiplicación de proyectos absurdos e inanes como los que se sucedieron en el nefasto Plan E de Zapatero . Fue célebre en su día el programa, programa, programa de Anguita. Hoy es imprescindible reclamar gestión y más gestión. Ejecución, ejecución, ejecución.