El Norte del Sur
La parte de adelante
La reacción de la sociedad civil ha sido más rápida y más ágil que la oficial

Las administraciones tienen sus tiempos y los administrados otros, y resulta que en este caso los ciudadanos van por muy delante de las instituciones. Lo estamos viendo en toda España y en Córdoba en particular, donde los vecinos no se han quedado de brazos cruzados ante la indignidad que cada mañana zarandea los quioscos de prensa con esas fotos en portada de una abuela que podría ser tu abuela aterida en un refugio o de esa mujer que podría ser tu mujer en puertas del parto a la intemperie con unos soldados llevándola en una camilla de combate por un descampado.
La invasión de Ucrania va camino de cumplir los veinte días y lo cierto es que la red oficial de acogida de sus víctimas está en mantillas: a los responsables políticos que han de gestionar de un modo directo la ayuda a los refugiados es imposible sacarles algo en claro; la subdelegada del Gobierno está enrocada en que aguarda las instrucciones de sus superiores y la Junta de Andalucía muestra su voluntad firme de poner a disposición de las familias que lleguen la red de la sanidad y de la educación públicas. Pero por el momento las concreciones son muy pocas, por no decir ninguna.
Mientras tanto, la gente se mueve. Y rápido. De la avenida de Guerrita salió la semana pasada un camión con destino a la frontera de Polonia con veinticinco mil kilos de alimentos, de material sanitario de urgencia y de ropa térmica, y era el segundo envío desde a ciudad en solo unos días -el primero fue poco antes por el Puerto de Málaga-; una azafata de vuelo jubilada hace de intermediaria entre la Administración autonómica y casi cincuenta hogares de Córdoba que se han ofrecido a dar cobijo a los niños y a sus parientes mientras dure la contienda; dos Erasmus de la Universidad de Córdoba recaudan fondos en Hungría en favor de las personas que viven bajo las bombas, la Loyola Andalucía se va a traer a estudiantes de la Universidad Católica de Ucrania; y los alumnos de la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón organizan un desayuno solidario y le entregan al obispo un sustancioso donativo para que Cáritas lo mande al corazón de las tinieblas. El Ayuntamiento sí que ha madrugado y ha liberado 70.000 euros para las ONG de primera línea. Algo es algo.
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