El Norte del Sur

La madre del decano

Dedico este rinconcito a la historia de la madre de Eulalio Fernández, el exdecano de la Facultad de Filosofía y Letras

Una mujer mayor da un paseo con su hijo Jaime García
Rafael Aguilar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Como la Navidad ya está aquí y mañana nos va a tocar la Lotería a todos y vamos a ser ricos y felices y nos podremos olvidar por un rato de este año maldito, me permito dedicar este rinconcito a la historia de la madre de Eulalio Fernández, el exdecano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba y redactor del informe de «Córdoba Mundo Salud» que ha publicado ABC y que supone el punto de partida del proyecto para atraer a más turismo sanitario.

El otro día, cuando contacté con él para que nos diera detalles sobre la iniciativa, el profesor me preguntó que si el arriba firmante había escrito en 2016 un artículo que se titulaba «A hombros con ese decano» y que elogiaba la actitud con la que toreó con la razón a un grupo de aguerridos alborotadores que quisieron reventar un acto de la Universidad de Córdoba sobre la tauromaquia , y que desistieron de la protesta ante los modos exquisitos del actual director de la Cátedra Córdoba Ciudad Mundo .

«Mi madre tiene ahora 78 años. Sufrió un ictus este verano que la ha convertido en dependiente y por el que ha perdido mucha visión. Gracias a Dios , mi padre se encuentra muy bien y está siempre pendiente de ella», me dijo Fernández. «He estado tiempo sin verla por el coronavirus . Hemos hablado. Pero no podía ir a su casa. Este fin de semana pude visitarlos, por fin. Tenía tu artículo, el que me elogiaba, encima de la mesa. Me sentó porque quería que lo leyéramos juntos. Y así hicimos», continuó el profesor que protagonizó el texto, uno de tantos que uno piensa que no va a ninguna parte, que apenas nadie lee.

Éste lo leyó su madre. Muchas veces, tantas como lo ha sacado del cajón de la cómoda durante los meses de la obligada separación física del hijo al que admira. «Ella dice que cuando lo lee se da cuenta de lo bueno que soy, de que sus esfuerzos en la vida no han sido en vano». Nunca he hablado en persona con Eulalio, no le pongo cara, solo lo vi una vez, poniendo a su sitio a siete u ocho chavales que buscaban sus minutos de gloria dando voces en una charla pacífica. Me conmueve que su madre recorte un trozo del periódico y que eso le haya ayudado a hacer más llevadera esta pesadilla. Y a pensar que tiene un hijo del que sentirse orgullosa. Esta mujer se llama Catalina. Gracias.

Noticias relacionadas

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación