El Norte del Sur

Córdoba ‘sinpa’

Hay gente que se ha doctorado en elegir el momento exacto para salir por patas con el estómago lleno y la billetera intacta

Los clientes de Endesa con un bono social en Córdoba crecen un 11 por ciento en el último año

Empresarios y autónomos creen que las demoras de pago ya no son un problema

Terrazas al aire libre en Córdoba Valerio Merino
Rafael Aguilar

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Pagar en tiempo y forma se ha convertido en una heroicidad en los tiempos que corren, que son difíciles. En el periódico se encadenan en pocos días tres noticias sobre los abonos demorados o simplemente ignorados. Hay ayuntamientos que no cumplen, clientes de los bares que se van dejando la factura pendiente, padres y madres de familia que le deben a la compañía de la luz más de lo que tienen en la cuenta corriente.

Irse de un bar sin aflojar la cartera o sin desenfundar la tarjeta de crédito era antes un arte o una tentación de audaces o de inconscientes y ahora se ha convertido en la costumbre de los cobardes y de los perezosos : lo dice Horeca , una asociación de hosteleros, que alerta de que el hábito deja ya una roncha de importancia en las cajas registradoras de las barras de la ciudad.

Toda relación humana se basa en la confianza, así que el camarero te lleva la cerveza y el montadito con la fe de que antes de dejar el sitio libre vas a llamarlo para poner la cuenta a cero, pero hay gente que se ha doctorado en elegir el momento exacto en el que nadie mira, en que el personal está ocupado en el interior del local, para salir por patas con el estómago lleno y la billetera intacta.

La Administración también tiene sus ritmos, que son lentos. Un informe que publicó ayer este diario afirmaba que doce ayuntamientos de la provincia no cumplen como es debido con quienes les suministran los bienes y los materiales que les son de primera necesidad para cumplir con su cometido: el dato no es menor, porque las instituciones municipales que se quedan atrás de los plazos superan ya el dieciocho por ciento de las que hay en la provincia.

Cada uno funciona como puede: en los domicilios particulares también hay problemas para llegar a fin de mes. «Lavo la ropa a mano para no gastar luz, que está por las nubes», confiesa una mujer del Sector Sur que se asoma a la plaza del Mediodía a ver cuánto le queda al sol para ponerse y por lo tanto para dejar de echar de menos el aire acondicionado.

«El bono social está bien, pero la factura se sigue quedando en cifras a las que no podemos hacer frente», añade otra vecina del Centro, a la que Cruz Roja Española le ha solucionado ya dos de los tres recibos del suministro que tenía pendiente. No pagar es a veces una actitud de gamberros, otras veces el ‘sinpa’ es solo la cáscara de una tragedia entre cuatro paredes.

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