Crónicas de Pegoland

Quince céntimos

No se puede tratar igual a quien viaja por placer que a quien lo hace por deber

Así se aplicará la subvención al combustibe diseñada por el Gobierno

Un usuario llena el depósito Valerio Merino
Rafael Ruiz

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A partir de mañana, en todas las gasolineras de Córdoba , tendrán ustedes a su disposición el cheque diésel de Pedro Sánchez, remedo de aquel disparate de Zapatero donde le daban la misma pasta por tener un crío al que estaba en la miseria que al que le sobraba la pasta. El Gobierno ha decidido que yo, que tengo la enorme suerte de tener trabajo, y un señor que se busca la vida con su furgonetilla para repartir pan tengamos el mismo tratamiento a la hora del repostaje.

Vamos a repetirlo. La señora que ve pasar con el todoterreno más caro del mercado para comprar en el centro comercial tendrá la misma ayuda fiscal , la misma, que el caballero que usa el vehículo para trabajar pintando casas o colocando ventanas.

El Gobierno, que lleva unas semanas fino beduino, ha replicado que no se puede pedir la declaración de la renta en las estaciones de servicio . Bastaba con limitarlo a vehículos profesionales que suelen ir acompañados de un título habilitante, así como idea. El veraneo, las visitas a las titas, los pasos de placer no se subvencionan, carajo.

Vivimos tiempos de internet donde se crea una aplicación en un periquete o te endosan un código QR a las primeras de cambio. Ya puestos, podrían haber adaptado el Radar Covid para lo de la gasofa y que sirva para algo el trasto ese que costó un millonada. Que la medida fuese una ayuda en tiempos extraordinarios sin esa pestilencia a populismo fiscal que nos ha llevado donde nos ha llevado en tantas ocasiones.

Me fastidia como el primero que me cobren el gasoil caro pero más me hace la puñeta quedarme con lo que no es mío cuando otro puede necesitarlo. Y, si de algo sirve, hagan ustedes el favor los del Gobierno. Los quince céntimos por litro que me correspondan se los meten por el orto de la cartera ministerial. Me los dedican a billetes de autobús más baratos, a trenes más eficaces y asequibles. A opciones para quien no tiene más remedio que coger el coche a diario, precisamente, por la falta de alternativas prácticas.

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