Crónicas de pegoland
'Quesquesé, sé merdé'
Usted no puede ver a su tita de Granada pero el turismo por carretera con Francia está abierto
RECONOZCO que no daba crédito cuando subía Alfonso XIII , puerto de primera categoría. Apenas unos metros por delante, una pareja de cuarenta y tantos o cincuenta y pocos paseaba un perrito con el inconfundible desaliño indumentario del guiri. Ustedes ya me entienden. Bermudas de colores, vaqueros cortados por debajo de la rodilla, gorritas, camisetas deportivas, alpargatas . Ataviados con las mascarillas de rigor, la lengua romance que practicaban era la que usó Dumas para «El conde de Montecristo» . Pudieran ser efectos secundarios de la Astrazeneca, pensé para mis adentros, de la misma forma que los endemoniados de los exorcismos se ponen hablar en lenguas de infieles. Hipótesis desmentida por la guía sobre Andalucía que llevaban para orientarse. Eran turistas. Ambos. Lo prometo.
Escena dos, exterior, día. En esa casona que llamamos Palacio de Orive -porque aquí llamamos palacio a cualquier cosa-, una familia de seres pluricelulares que se expresaban en extraña jerigonza se tomaban fotos ante lo que siempre fue casa encantada y ahora es concejalía de cultura y/o fiestas de guardar. No había manera de confundirlos con el personal del Realejo que a esas horas se afanaba para llegar a sus casas en busca del puchero reparador. La familia Danton, pongamos por caso que se llamaban, apiñaban sus rubias cabelleras para salir en la foto con la logia de Orive de fondo camino, supongo, al apartamento turístico que vaya usted a saber cómo se habían alquilado.
A la hora a la que escribo estas líneas, no puedo viajar a ver a mi familia de Ciudad Real -en el caso de que la tuviere- si no es por motivo justificable. Los padres de edad avanzada se encuentran separados de sus hijos -en algunos casos, desde hace meses- cuando residen en provincias, regiones o nacionalidades históricas diferentes. Supuestamente, hay que presentar una prueba PCR al viajar en avión pero nadie ha caído que el tránsito por carretera con el país vecino no tiene obstáculos y que algunas personas han optado por hacer turismo en un momento de grave crisis sanitaria. Razón por la cual conviene preguntarse si hay alguien al mando. «Quesquesé, sé merdé» que cantaba La Trinca . Pues eso.
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