José Luque - DESDE MI RINCÓN
Propuesta de regeneración
Que el Ayuntamiento pague un 60 por ciento de interés de un préstamo este año no ha saldado responsabilidades
La noticia nos llega cuando termina enero. El Ayuntamiento de Córdoba pagará este año el 60 por ciento de interés por un crédito firmado en el año 2007 entre el Ayuntamiento y Caja Castilla-La Mancha. La noticia requiere matices. Quien paga esa barbaridad de intereses no es el Ayuntamiento. Somos los contribuyentes de Córdoba los que soportamos, la torpeza, la ignorancia y la mala gestión de unos nefastos responsables políticos. Presumo que el préstamo en cuestión es un producto financiero de esos que de forma perversa llaman estructurados. Nombre engañoso para que piquen los incautos. En el fondo no dejan de ser préstamos de altísimo riesgo al que sólo deben acudir quienes se consideran expertos en la materia o quienes, arriesgando su dinero, están dispuestos a jugar fuerte. También acuden quienes piden dinero sabiendo que si les sale bien el tiro, de ellos es la pieza y el mérito y si por el contrario el tiro les sale por la culata, el golpe lo soporta el bolsillo de los contribuyentes. Esto último es lo que ha sucedido en Córdoba. Por ello nada más conveniente que hacernos algunas preguntas.
El hecho de firmar semejantes créditos, ¿ha tenido alguna consecuencia en quien tenía la máxima responsabilidad del Ayuntamiento en aquellos momentos? La respuesta es difícil de digerir. No sólo permaneció en su puesto un tiempo más, sino que abandonó el partido que la respaldaba para acercarse a otro que la hizo ministra, ocupando en la actualidad un cargo de alta responsabilidad en la Comunidad de Andalucía. Este es el ejemplo que los partidos históricos envían a los ciudadanos. Los errores y los abusos en la gestión política no sólo no se castigan, sino que se premian con mayores responsabilidades. ¿Le extraña a alguien lo que está pasando actualmente en España?
Otra pregunta que nos hacemos es: ¿por qué de esta barbaridad nos enteramos ocho años más tarde? Puede que quienes como oposición tenían en ese momento la responsabilidad de controlar, o no se dieron cuenta del disparate que se estaba firmando o no supieron o quisieron informar de manera clara a quienes sufrimos las consecuencias de todo cuanto sucede en el Ayuntamiento. Quienes tenían en aquellos momentos la responsabilidad de vigilar de forma adecuada al gobierno local, permanecen en la política con cargos de responsabilidad. Parece que para la oposición, aunque cobra, no existe la culpa «in vigilando». ¿A quien extraña lo que está sucediendo en España?
Para salvar la complicada situación política en que se encuentra España, ¿no sería conveniente nuevas elecciones encabezadas por líderes que se hayan ganado el marchamo de honradez y capacidad a lo largo de una vida laboral o profesional ajena a la política? Esa es mi propuesta de regeneración.