Tribuna libre
¿Prohibir o incentivar?
«Si se pretende fomentar el uso residencial en el Casco Histórico de Córdoba debemos comenzar por preguntarnos todo lo que supone vivir en él»

Estos últimos días, ante tanta información contradictoria y con conceptos confusos, no deja de dolerme la cabeza principalmente por la continua presencia de la palabra prohibición , pues opino que con esta opción puede ocasionarse todo lo contrario a lo deseado. Creo que si se pretende fomentar el uso residencial en el Casco Histórico de Córdoba debemos comenzar por preguntarnos todo lo que supone vivir en él. Por ejemplo, gozar de la gran belleza de esta ciudad, poder desplazarse sin necesidad de vehículo, disfrutar del gran amplio programa cultural que se celebra en su interior... pero también supone varias contrapartidas como son la deficiente gestión de residuos, falta de limpieza de calles , escasez de espacios verdes, movilidad complicada (especialmente los días de celebración de eventos de la ciudad), calles estrechas con el correspondiente calor o poca aireación en comparación con zonas de calles anchas y con vegetación, por no mencionar lo principal: lo caro y complicado que es cualquier intervención de rehabilitación o construcción en esta zona, pues se trata, en su mayoría, de zonas con esta necesidad y al ser edificaciones protegidas, cuentan con importantes condicionantes para su intervención.
A veces son tan importantes estos costes que los propietarios optan por vender y mudarse a zonas construidas o en expansión. Esta ha sido la tónica seguida desde las últimas décadas en casi todos los cascos históricos del mundo. Por lo que para reactivar el deseo de los cordobeses (naturales o de adopción) de vivir en el Casco Histórico, yo propondría más que prohibir, incentivar iniciativas . Es decir, favorecer a construir esos solares, ya eternos, intervenir en edificios en ruinas, incentivar la construcción de residencial libre o de VPO, incluso de usos hoteleros a personas que deseen favorecer un turismo de calidad para esta gran ciudad.
No olvidemos que cualquier uso turístico terciario como son el hotelero y apartamentos, o el de residencial usado como vivienda turística (acorde y registrada según Decreto 28/2016, 2 de febrero) favorece un turismo de calidad, siempre que esté unido a actividades culturales, de congreso o deportivas. Todo esto se produce por nuestra importante e imponente arquitectura , incrementado más aún por la reciente y celebrada incorporación de la Ciudad de Medinat Azahara como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Proliferación de otros usos
Por lo tanto, prohibir ciertos usos, puede favorecer la proliferación de otros sin control y envejecer más las edificaciones por falta de mantenimiento y rehabilitación, pudiendo favorecer mayor número de solares o edificaciones ruinosas. Además he de advertir que nuestro casco histórico cuenta con solares dispares en cuanto a dimensiones y prohibir un cambio de actividad también podría afectar con la prohibición del cambio de uso de vivienda unifamiliar a vivienda plurifamiliar, por lo que podría suponer la no viabilidad económica para rehabilitar edificios , por causas evidentes. Por lo tanto, vuelvo a insistir: incentivemos.
No obstante todo obedece a varios factores, por lo que quizás sería necesaria la elaboración de un Plan Especial para el Desarrollo Turístico (podría encajarse en el artículo 14 en el apartado h de la LOUA) donde serían trazadas zonas de interés turístico con un estudio pormenorizado y la correspondiente gestión de los hitos con la conexión interna y externa de la ciudad . Este desarrollo tan importante garantizaría seguridad jurídica y obedece a un trabajo donde han de colaborar varias disciplinas. Así, arquitectos, historiadores del Arte, economistas, hoteleros, empresarios de organización de congresos, del sector hostelero, vecinos... (perdón si me he dejado a alguien) hemos de participar y trabajar para este importante y sensible proyecto de ciudad, comparable con un Plan Urbanístico en cuanto a multidisciplinaridad y tiempo para su desarrollo e implantación. Es decir, no es cuestión de unos cuantos meses (más bien años) ni ha de sucumbir a intereses políticos.