José Luque - DESDE MI RINCÓN

El problema

Hace años, los españoles nos dimos una Constitución con la que poder convivir todos pacíficamente

Es curioso el interés de la clase política en traer a la memoria lo acontecido hace años y el poco interés que demuestran en debatir sobre aquellos asuntos que hay que resolver en estos momentos. Es como si temieran el juicio que la sociedad pueda hacer sobre aquellas decisiones que hay que tomar ahora y que tendrán gran influencia en nuestro futuro. Digo esto al observar el nulo debate que se le está dando a los trabajos que sobre financiación autonómica realiza un grupo de expertos por acuerdo de la Conferencia de Presidentes del pasado mes de enero. Me consta que a lo largo de los trabajos ha habido dimisiones y desánimo, debido al poco caso que el Ministerio de Hacienda hace a las recomendaciones surgidas de la Comisión. Imagino lo que pasaría por la cabeza de uno de los expertos al que conozco personalmente y con el que he compartido algunas reflexiones, al sospechar que si las conclusiones finales no son del agrado de los políticos ni se molestarán en estudiarlas. Tal vez se haya preguntado en alguna ocasión ¿para qué perder el tiempo? Ahora soy yo el que se pregunta ¿por qué suceden así las cosas en España?

Hace años, los españoles nos dimos una Constitución con la que poder convivir todos pacíficamente y desarrollarnos mejor económicamente. Decidimos que el Estado se organizara territorialmente en municipios, provincias y comunidades autónomas. Quienes la votamos pensábamos que la descentralización era lo mejor para todos . En lo que no caímos es en que, para que lo positivo genere buenos resultados es imprescindible contar con buenos gestores y administradores. Porque las cosas no son buenas ni malas en sí mismas, todo depende de la gestión que de ellas se haga. Por eso lo primero que a esos sabios o expertos de los que yo presumo su independencia deberíamos preguntar, es si con la clase de políticos que tenemos vamos ser capaces de gestionar bien el sistema autonómico que nos dimos. Porque de su gestión va a depender que España y los españoles obtengamos un buen fruto o un desastre. Perder el tiempo en resolver como financiar un proyecto complejo como es el sistema autonómico, sin tener antes la seguridad de estar preparados para gestionarlo política y económicamente de manera sensata, sería la peor inversión que podemos hacer los españoles.

El dinero que por todo tipo de conceptos entra en las arcas del Estado no es sino una parte importante del fruto del trabajo de los españoles. Antes de que nadie nos venda la bondad de las medidas fiscales que recomiendan los expertos , que siempre representarán mayor recaudación, tenemos derecho a exigir que se nos convenza de la bondad de un sistema autonómico que, para muchos, por muchas razones y hasta la presente, se nos revela como «El Problema».

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