Medio Ambiente
La presa de La Colada, llena al 70% mientras el norte de Córdoba se muere de sed
Sierra Boyera, el embalse del que beben todos los pueblos, se quedará vacío en otoño en medio de una pelea política que no augura una solución para este verano
La Diputación de Córdoba lidera ahora una conexión urgente de la presa de La Colada
El Gobierno rechazó la conexión de Sierra Boyera con Puente Nuevo en el norte de Córdoba por su alto coste
La CHG asumió en enero la conexión entre Puente Nuevo y Sierra Boyera para paliar la sequía
La zona norte de la provincia de Córdoba se está quedando sin agua mientras las administraciones públicas se enzarzan en una trifulca interminable con marcado acento político que se prolonga desde hace más de una década, mucho antes de que comenzara la actual sequía . Ninguna de las tres propuestas que hay sobre la mesa garantiza el suministro de los habitantes de Los Pedroches y el Guadiato a partir del próximo otoño, cuando se agoten las reservas del pantano de Sierra Boyera que abastece a ambas comarcas. Y mientras los representantes públicos discuten en los despachos, otro de los embalses de la zona, el de La Colada , se encuentra en una situación excelente en comparación con lo que ocurre en el resto de la provincia y de Andalucía. Hay agua, pero no se puede emplear porque no hay forma de hacerla llegar hasta los pueblos. La situación es paradójica y kafkiana .
Varios alcaldes de las comarcas norteñas consultados por este medio temen que a partir del 1 de julio comiencen los cortes de agua en horario nocturno. Sin embargo, Esteban Morales, el presidente de Emproacsa -empresa de la Diputación que abastece en baja a la mayoría de municipios del norte-, ha confirmado a ABC que el plan de sequía no contempla restricciones en julio en las circunstancias actuales. Otra cosa es lo que ocurra en agosto o en otros municipios con distintas empresas de suministro.
La presa de Sierra Boyera , de la que beben las comarcas del Guadiato y Los Pedroches y sus 80.000 habitantes repartidos en 23 pueblos y 17 aldeas, se ubica a un kilómetro escaso de Belmez, pero sus colas se extienden hasta más allá de Peñarroya-Pueblonuevo, sobre el río Guadiato. Eso cuando hay agua, y ahora mismo no la hay: el pantano se encuentra al 17 por ciento de su capacidad máxima histórica (41 hectómetros cúbicos), lo que significa que sólo quedan siete hectómetros cúbicos almacenados. Son 7.000 millones de litros que, si sólo sirvieran para el consumo doméstico, se podrían estirar casi dos años sobre la base de un gasto medio de 133 litros por persona y día según las estadísticas del INE.
Pero del pantano de Sierra Boyera no beben solo las personas; también lo hacen el ganado, la industria de la zona por escasa que sea, la hostelería, las piscinas y hasta los ayuntamientos para sus consumos de todo tipo. Casi toda el agua que se gasta en el norte cordobés tiene que salir de ahí, de modo que las previsiones indican que esos siete hectómetros cúbicos «no garantizan el suministro más allá del mes de octubre o noviembre ». El entrecomillado, así como los cálculos en que se basa, corresponden a un análisis de la Diputación efectuado la semana pasada que Estaban Morales confimó ayer de nuevo.
En la zona septentrional de Córdoba hay más pantanos . Además de presas pequeñas o de regulación, están el ya mencionado de La Colada, que pertenece a otra demarcación hidrográfica -para complicar más las cosas si cabe-; y el de Puente Nuevo , cerca de Espiel, mucho más grande que los anteriores con sus 282 hectómetros cúbicos de capacidad teórica. Pero no están enlazados entre sí, por lo que la escasez de recursos en un punto no se puede paliar acudiendo a otro en mejores condiciones. Los municipios, a su vez, están conectados sólo a Sierra Boyera, que ejerce como reservorio principal al que deben llegar todos los demás recursos. Y en cualquier caso, el embalse de Puente Nuevo no está en mejores condiciones que Sierra Boyera, al 16,31 por ciento de su capacidad. Pero debido a su tamaño, almacena 46 hectómetros cúbicos.
Historia de La Colada
El de La Colada es un caso aparte: su situación no aparece recogida en ningún boletín de sequía ni del Ministerio de Transición Ecológica (que hace un seguimiento detallado del estado de todos los pantanos del país) ni de ninguna confederación hidrográfica. Quizás porque a efectos prácticos da lo mismo que esté lleno o vacío, puesto que su agua no se puede usar sin canalizaciones. Es como tener una planta fotovoltaica sin conectar a la red eléctrica. O como un aeropuerto sin aviones , caso extremo del despilfarro del que hay notables ejemplos en España.
De la explotación de La Colada se encarga la empresa pública Acuaes directamente, que ha facilitado a ABC unos datos actuales de llenado que resultan sorprendentes en plena sequía. Tiene más de 40 hectómetros cúbicos almacenados (seis veces más que Sierra Boyera) y está al 70 por ciento cuando toda la cuenca del Guadalquivir se encuentra al 31 por ciento. El agua llega al pantano y, puesto que no se consume, se mantiene con un nivel envidiable.
La presa de La Colada, sobre el río Guadamatilla, se terminó de construir en 2006 (Acuaes se encargó de la obra) y se llenó en 2010. Lo que no se hizo entonces fue el enlace con la planta potabilizadora de Sierra Boyera , necesario para usar toda esa agua, a pesar de que el proyecto establecía que las tuberías debían estar puestas en 2009. En consecuencia, La Colada es hoy un día un bonito lago artificial y poco más. Una playa que costó 24 millones de euros .
Opción 1: unir La Colada y Sierra Boyera
La conexión La Colada-Sierra Boyera corresponde a la Junta , pero los sucesivos gobiernos socialistas nunca cumplieron sus compromisos. O no lo hicieron del todo. Porque otro de los elementos más sorprendentes en la rocambolesca historia de La Colada es que las canalizaciones están hechas al 90 por ciento . Sólo quedan por poner 750 metros de una infraestructura que tiene unos 40 kilómetros. En 2018, la Diputación y la Junta, que entonces tenían el mismo signo político (el del PSOE), prometieron una vez más -y fue la última- que iban a terminar el proyecto. «No es una obra que se vaya a alargar demasiado en el tiempo», dijo el consejero del ramo en esa fecha, José Fiscal, tras casi una década de retrasos .
En junio de 2020, el ejecutivo de Juanma Moreno retomó el proyecto con nuevos bríos, pero dos años después las obras aún no han empezado. En todo este tiempo sólo se ha avanzado en los trámites burocráticos y no se espera que la conexión esté terminada hasta finales de 2023 como poco. Las obras en sí deberían tardar en torno a un año , aunque el PSOE cree que se podrían hacer en cuatro meses si la Junta las considera de emergencia. De todas las opciones, es la que se encuentra más avanzada.
Opción 2: conectar Puente Nuevo y Sierra Boyera
La segunda alternativa para paliar los problemas de la sequía en el norte consiste en llevar el agua desde Puente Nuevo hasta Sierra Boyera, dos pantanos cuyas cabeceras distan unos 40 kilómetros en línea recta, aunque sólo harían falta unos 18 kilómetros de tuberías . De hacerse, corresponde su ejecución al Gobierno central.
Fue la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir quien propuso esta opción ante la evidencia de que el Guadiato y Los Pedroches lo iban a pasar muy mal este mismo verano . Lo hizo en febrero , con un planteamiento de urgencia para acogerse al decreto de la sequía aprobado un mes después por el Gobierno de Pedro Sánchez. Aunque era una obra cara - 19 millones - puesto que había que construir el trasvase desde cero (a diferencia de la conexión de la Colada), había dinero para acometerla y se estimaba que podría estar lista en 10 ó 12 meses. Sin embargo, el mismo Ejecutivo socialista se negó a incluir esta obra en el decreto de la sequía alegando distintas excusas . El caso es que esa obra no se hará al menos de momento. Y el norte de Córdoba no puede esperar más.
Opción 3: Equipos provisionales en La Colada
En esta tesitura se dio a conocer la semana pasada una tercera vía propuesta por la Diputación . Es otra actuación urgente ante la constatación de que ninguna de las otras dos estará terminada para cuando Sierra Boyera se quede vacío el próximo otoño. Se trata de instalar una bomba en superficie en La Colada y tuberías provisionales hasta Sierra Boyera. Ahora bien, nada se sabe sobre los costes de la idea (que tiene que cuantificar Emproacsa) ni, lo más importante aún, quien debería pagarla (cuestión que debe resolver la abogada del Estado). La Junta, sin esperar a conocer los detalles del proyecto , ya ha rechazado de plano la propuesta.
Al final, los habitantes del norte tendrán que encomendarse a los Cielos, como tantas veces, para que solucionen en forma de lluvia lo que los políticos no son capaces de arreglar en la Tierra .
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