PASIÓN EN CÓRDOBA
«Me pregunté cómo sería el cartel de la Semana Santa de Córdoba si se lo encargaran a Romero de Torres»
Fernando Vaquero habla sobre la concepción de una obra que ha impactado a las cofradías
«Ha sido un reto para mí. Lo más difícil era acercarme lo más posible a la técnica, el estilo y los colores de Julio Romero, pero yo lo tenía en la cabeza: ¿cómo sería un cartel de Semana Santa de Córdoba si se lo hubieran encargado a Julio Romero de Torres ?». Fernando Vaquero (Sevilla, 1970) resume así, entre felicitaciones tras haber descubierto una obra que ha impactado mucho, su intención al abordar el cartel de la Semana Santa, que ha querido también representar en la misma ciudad.
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Por eso glosó la presencia de la mujer, de la muerte y del flamenco en la obra de Julio Romero de Torres. Visto así, la saeta sería uno de los palos flamencos que aparecen en la obra del pintor cordobés. También insistió en su admiración por la cofradía del Remedio de Ánimas , «una hermandad de artistas, de pintores, de literatos». «Es una cofradía con un estilo muy tenebrista, que va mucho con mi estilo de pintura», dijo el artista. Cuando se sumergió en su particular estética y conoció sus claves, lo tuvo muy claro: «Dije esta es la mía y fui a por ello».
El cartel de la Semana Santa de Córdoba levantó un murmullo de admiración , todo el mundo reconoció en el centro a Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas y su autor explicó lo que había pretendido con él. Optó, aseguró, por «el pintor que más se ha identificado con Córdoba, el que mejor la ha contado».
Fue diseccionando Fernando Vaquero uno a uno todos los elementos de su obra. «En el cartel aparecen la muerte , el duelo , el flamenco y la mujer, por cinco veces, todos temas de Julio Romero». A la Virgen la rodean cuatro personajes nada extraños a la iconografía tradicional: el apóstol Juan , María Magdalena , María de Cleolfás y María Salomé. Para el primero recurre a un personaje del cuadro « Mira qué bonita era... », el que aparece quitándose el sombrero en señal de duelo. Lo muestra con un cirio en la mano.
«Ánimas es una cofradía muy tenebrista, que va mucho con mi estilo de pintura», dice el autor
A sus pies está María de Cleofás, que ha reinterpretado a partir de una modelo que aparece en la obra «Los celos», en su misma postura, y que muestra con un rosario en la mano, otra alusión a Ánimas. A la derecha está María de Salomé, la única figura que no ha salido de los cuadros del pintor cordobés, pero que sí lleva el mantón tantas veces repetido por él y una corona de espinas parecida a la del Cristo del Remedio de Ánimas . Y otra vez a sus pies, Santa María Magdalena, «enigmática y controvertida». La muestra semidesnuda, sacada del cuadro «La nieta de la Trini», y agarrada a la media luna de la Virgen, alusiva a la visión del Apocalipsis.
Están la muerte, la mujer y el luto, y queda el flamenco, simbolizado en la composición del cuadro «La Saeta». Ahí hizo mirar Fernando Vaquero también al fondo. Si en el original pasan los cortejos del Cristo de Gracia y de la Virgen de los Dolores , esta vez son el Cristo del Remedio de Ánimas y la Virgen de las Tristezas. Y entre ellos sus nazarenos con sus faroles.
Y sobre todo, la Virgen, de la que detaca la expresión, la belleza y la forma «maravillosa» de vestirl. Se representa con su saya blanca bordada y un manto negro listo y una muy fiel expresión en la mirada perdida en el horizonte. Durante sus palabras citó también a Pablo García Baena , poeta y fundador precisamente de la hermandad del Remedio de Ánimas y de su insustituible estética, y buscó en su visión de Córdoba para plasmar a la ciudad. Para él, el entierro de Julio Romero de Torres, en mayo de 1930, fue «la última procesión fúnebre de aquel año».