Libre directo
La pregunta de mi amigo cubano
El bloqueo real en Cuba es el de internet, el de la libertad y la vida que el comunismo niega
Hace unos pocos años, coincidiendo con el ascenso de Sánchez y el auge de Podemos , un amigo mío cubano, que trabaja en un bar de Córdoba , exiliado como 3 millones de compatriotas suyos, me preguntó: «Oye, Juan José, me puedes explicar por qué en España se vota aquello por lo que yo salí de Cuba ». En su sencillez apuntó un gran problema de nuestro país: el blanqueamiento sistemático por la izquierda de la dictadura cubana . Para ella dictaduras solo son las de derechas y Cuba no solo no la consideran una dictadura, sino que en el fondo les ‘pone’ su desafío a Estados Unidos.
Solo así se entiende que las proclamas y grandes eslóganes que este amigo mío oía diariamente en La Habana , no solamente no sean cuestionados en nuestro país, sino que se repitan sin el pudor de reconocer que camuflan el fracaso de un sistema liberticida de las libertades colectivas e individuales y arrasador del bienestar económico… excepto para los altos cargos del partido, claro.
En Córdoba , ciudad santa -laica lógicamente- de la izquierda utópica desde Anguita, es imposible encontrar en estos días de revueltas en Cuba una declaración de la izquierda a favor de la libertad de expresión. Raudos tiran de argumentario y hablan del bloqueo como culpable de todo. En realidad, el embargo afecta a empresas de EE.UU., pero Europa, Venezuela, China o Irán llevan a Cuba lo que les apetece, como en su día la URSS gastó allí a raudales. El bloqueo real en Cuba es el de internet , el de la libertad y la vida que el comunismo niega.
Recuerdo que, poco antes de la caída del Muro de Berlín en 1989 , un profesor de la Facultad de Filosofía y Letras nos ponía como ejemplo de apuesta por la paz, amistad entre los pueblos, justa economía y respeto al medio ambiente a la Alemania Oriental. La caída del Muro demostró, hasta para quien se negaba a creerlo, que era justo todo lo contrario. Cuando caiga la dictadura cubana resultará patente la realidad que camufla, pero dudo que, ni aún así, nuestra izquierda escarmiente. Cuba tiene un problema, España también.