LIBRE DIRECTO
Lo poquito que puedo y es en mí
Hacer lo que cada uno debe e intentar que los cercanos lo hagan. Ese es el afán
EN una crisis sin precedentes cercanos, la preocupación y la inquietud se apoderan de gran parte de la sociedad española. Las calles de Córdoba están, día tras día, vacías de cordobeses. ¿Qué es una ciudad sin sus habitantes? Ayer, el director de ABC Córdoba , Francisco Poyato , describía la extraña sensación de una Córdoba a la que le han «robado» la primavera , tan nuestra: «La primavera que no volverá nos ha robado el arte del sorbo y el caracol, los atardeceres a la verita del río, las mañanas de domingo, el balcón de par en par de las Ermitas, el recreo del Patio de los Naranjos o el misterio de la calle Judíos. Las mil caras del Guadalquivir, los callos de San Lorenzo, la tertulia del Correo, dejarse llevar por la Corredera, desperezarse en el Vial o estallar en El Arcángel… ».
Y candentes preguntas se agolpan en nuestras mentes de sociedad acomodada y, ahora, desbordada: ¿qué va a pasar? ¿cuánto durará esta situación? ¿está actuando bien el Gobierno? ¿me tocará la enfermedad a mí o a alguno de los míos? Y, sobre todo, una gran cuestión ¿qué debo hacer yo en esta hora? Permita el amable lector que acuda nada menos que a un clásico, a una doctora de la Iglesia, para responder este interrogante. A Santa Teresa de Jesús .
Conviene ponernos en el contexto del siglo XVI, donde la «salud del alma» se tenía en más consideración, en cualquier nación, que la salud física. Pues bien, a la santa de Ávila fueron a preguntarle a su convento de carmelitas descalzas por la catástrofe que para la Iglesia había supuesto la reforma protestante y qué medidas pensaba tomar. Teresa no se puso a gritar contra el mundo, no condenó a nadie, ni clamó que todo estaba perdido, ni soñó con utópicas soluciones. Comentó sencillamente: «Haré aquello poquito que puedo y es en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hagan lo mismo».
Cumplir bien en la parcela de cada uno y procurar que los que de ti dependen lo hagan también. En esta hora, para muchas personas, lo que de ellas se espera es que cumplan la orden de permanecer en cuarentena, con sus mayores o pequeños, y con las normas de higiene. Para otras personas, su parcela implica más. Córdoba no está vacía de cordobeses. Hay cordobeses en teletrabajo o en servicios esenciales ayudando a sostener el ritmo del país, empleados de supermercados, proveedores de alimentación, kiosqueros y periodistas que mantienen la ventana de la información, agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que vigilan las calles y profesionales de la Sanidad que dan la cara día sí y día también.
En esta crisis del coronavirus Covid-19 cada uno tiene que dar la mejor versión de sí, en la parcela que le haya correspondido de responsabilidad. Con hacer cada uno bien su trabajo, desde el más sencillo hasta las más altas instancias, habremos ganado.
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