TRIBUNA LIBRE

Políticos y centros históricos

«Los centros están preciosos, como decorados de cartón piedra, y vivir en ellos hoy en día se asemeja bastante a vivir en Disneyworld»

Una mujer con un carro de la compra, delante de una tienda de recuerdos de La Judería R. SERRANO

Manuel Ramos

No podía imaginar la amplia repercusión que a nivel nacional iba a tener mi artículo publicado en el ABC de Madrid el día 28 de julio . Con el título «S.O.S. centros históricos» , alertaba de cómo en toda España los centros y cascos históricos están muriendo irremediablemente. En poco más de una década se han quedado vacíos de vecinos y han saltado las alarmas en comercios y demás negocios , pues ha desparecido la clientela . Aunque por supuesto existen más causas, quizás la principal haya que buscarla en las dos ideas estrellas de los políticos lumbreras de la última década: los procesos de peatonalización a lo bestia de las calles y las restricciones al tráfico rodado . Que bonitos dejaron los centros sin coches y sin humos, pero que poquita gente ha quedado! Es normal; que esperaban! Nos guste o no, una familia con niños y sin ellos y por supuesto, los solteros, necesitan el coche como herramienta indispensable en su quehacer diario. Lo de las bicis está muy bien, pero no soluciona nuestros verdaderos problemas de movilidad, ni creo que este medio de transporte sea el más aconsejable en nuestra tórrida ciudad desde un punto de vista saludable e higiénico.

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Es así de sencillo, sin coche no hay vida. ¡Pero que más da! Los centros están preciosos, como decorados de cartón piedra, y vivir en ellos hoy en día se asemeja bastante a vivir en Disneyworld , sobre todo en Navidad cuando ponen la música y las lucecitas.

Una calle de la judería, desolada, tras el estado de alarma R. SERRANO

Como escribía en aquella publicación, el Covid ha puesto de manifiesto las barbaridades cometidas en los últimos años por la clase política; imágenes incesantes del centros fantasmas compartidas en los últimos meses en prensa y redes, son prueba evidente, irrefutable, de que los días de «lleno» en los centros históricos de los últimos años eran prestados, es decir, gracias a la presencia de turistas , que no de locales, que ha tiempo huyeron. Y no piensen ustedes que esto es un alegato contra el turismo, todo lo contrario, pues es un sector en el que creo firmemente como motor económico de toda España y por ende, de nuestra ciudad. Solamente se trata de conciliar ambas necesidades, la turística con la vecinal, lo cual redundará en beneficio de Córdoba. No cabe duda de que últimamente el turista de cierto nivel económico y cultural huye de las rutas preestablecidas, se sale de ellas y busca ver los barrios y la vida de verdad, sin «tuneados» ni photoshop, con gente local y con comercios que guarden su propia idiosincracia. Por desgracia, exactamente lo contrario es lo que ha traído la «turisficación» de los centros históricos: mismas tiendas, mismos restaurantes, mismos hoteles, mismas franquicias y mismos acabados. En ocasiones da igual a la ciudad que vayas, pues los centros parecen todos el mismo.

De todas las reflexiones que me han hecho llegar en estos días, quiero transcribir la de cierto arquitecto de gran prestigio en una de las ciudades españolas pioneras en este proceso:

Un viandante junto a un hotel del casco histórico, cerrado tras el confinamiento R. SERRANO

«La Covid19 es, sin duda, algo funesto, pero ha servido para comprobar hoy la magnitud del destrozo cometido: una ciudad vaciada de vecinos, franquiciada en sus comercios y fantasmagórica en la frialdad de unos museos sin vida. Y, efectivamente, como los responsables no quieren admitir su error, amenazan con ‘descomprimir’ el Centro hacia unos barrios que, sin la monumentalidad de la historia, resultaban enormemente más interesantes en la vitalidad sin imposturas de su vida cotidiana».

El tonto y la linde

Como popularmente se dice, cuando el tonto coge la linde termina la linde y sigue el tonto. En Córdoba , comienzan ahora las obras para peatonalizar desde San Lorenzo a San Andres, por lo que mucho me temo que el Realejo, que es de lo poco que aún conserva cierta vida en la zona, en breve será historia.

Pero más grave me parece que el actual equipo de gobierno pretenda expandir estas medidas «espanta vecinos» a algunos barrios que por ahora permanecen vivos, con un comercio que se defiende y una población de clase media que vive su día a día atada al coche. Los objetivos ahora son la Viñuela y Almogávares.

Considero que el asunto es lo suficiente grave como para abrir un periodo de reflexión entre los políticos y es más, me permito hacerles un ruego. Primero que hagan una encuesta sobre el grado de satisfacción entre los vecinos y comerciantes del centro histórico (solo con ellos), antes de seguir por el mismo camino en otros barrios. En segundo lugar, no tengan la caradura de apuntarse como un ciudadano más a las campañas que se están promoviendo desde el sector del comercio para intentar resucitar al enfermo terminal, pues son ustedes los máximos responsables. En tercer lugar, padezcan ustedes mismos en sus carnes, con su familia, todas las restricciones que nosotros padecemos por vivir en el casco. Que nuestro alcalde y sus concejales alquilen, aunque sea tres meses, un piso en el «Gueto histórico» e intenten hacer en él vida del siglo XXI y no para aparcar. Nunca los veo en bici.

Ciclistas junto a la Puerta del Puente Romano tras el estado de alarma R. SERRANO

Otra sugerencia sería, puesto que la Unesco no exige estas restricciones en el Casco, que como el fundamento último para estas restricciones es el bienestar de los vecinos , les pediría que un tiempo nos dejasen tranquilos a nosotros y mirando por el bien y la salud de otras familias cordobesas, se proceda a peatonalizar ahora Maria La Judía, Arroyo del Moro o el Tablero Bajo, por decir. A ver que opinan sus vecinos. ¡Estarán la mar de contentos!

En vez de seguir matando centro y barrios a golpe de presupuestos millonarios , pues no crean que esto de peatonalizar sale gratis, los políticos deberían dedicar algo de su tiempo en buscar fórmulas económicas, fiscales y jurídicas para incentivar la vuelta de la población al centro y casco histórico .

Y por último recordarles, mejor hacerles saber, pues en la ignorancia reside buena parte de los males, que desde hace más de 2000 años, las calles del Casco Histórico han servido al tránsito, a pie, a caballo, en carro y en coche. Para jugar los niños, reunirse los vecinos y hasta para tomar los clásicos caracoles, los cordobeses ya tenemos desde hace siglos las plazuelas , que son más de 80. Por desgracia, al igual que las callejas , sólo un puñado de ellas están presentables. El resto... con deciros que no entran siquiera en el plan de limpieza de Sadeco , no por maldad, sino por desconocer muchas veces de su existencia, y lo digo con total conocimiento de causa.

Termino con otro ruego. Ediles y concejales, aprendan donde se encuentran las plazuelas, oasis tradicionales de los barrios históricos , límpienlas, arréglenlas, pongan en funcionamiento sus fuentes, ilumínenlas y echen al campo a las palomas. Después seguiremos hablando.

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