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La Policía Local cerca a los «gorrillas»
Algunos aparcacoches han sido disuadidos en el Campo de la Verdad por la presencia de los agentes
Son las 10.30 de la mañana y Óscar, con 42 años -mal llevados por avatares de la vida- comienza su jornada laboral. Zapatillas de deporte desgastadas y un chaleco reflectante amarillo para que los conductores le identifiquen en uno de los solares municipales donde iba a ir ubicado el Palacio de Congresos en Miraflores, a pocos metros del imponente C3A. Es uno de los aparcacoches que actúan en esta zona del Sector Sur , próximo al Puente del Arenal , donde los vecinos han denunciado «malas prácticas de alguno de ellos, sobre todo, de clanes de fornáeos que «tocan los vehículos», según estos vecinos.
La Policía Local de Córdoba lleva una semana ejerciendo «presión» para que abandonen esta práctica, y ya en la zona de la gasolinera del Campo de la Verdad ubicada junto al recinto ferial, hace días que no ejerce ningún aparcacocches ilegal, según los vecinos.
No es el caso de Óscar, a quien no le gusta que le llamen gorrilla. «¿Gorilla yo? Gorrilla, tú que la llevas puesta; yo solo ayudo a que la gente aparque», le espeta a los agentes de la Policía Local que vienen a entregarle multas de 90 euros por ejercer de aparcacoches sin autorización. Este trabajo lo realiza cada mañana desde hace diez años que llegó de Elche, su tierra natal, a Córdoba. Conoce al dedillo cada rincón de esta zona que va del Centro de Arte Contemponráneo a la Calahorra, porque lleva una década buscando huecos donde la gente pueda aparcar. «Si tu respetas, la gente te respeta», apostilla.
Y eso es lo que le pasa en el barrio. Todos lo conocen, desde los empleados del Taller de Santo hasta los guías le saludan, sonríen y jamás se le ocurre pedir un euro a un vecino . «Son residentes, ¿no veis que llevan el Acire?. A otros que vienen ocasionalmente pero son conocidos, tampoco les sugiere ninguna propina. Uno de ellos baja de su coche con su perro y lo saluda, «¿Cómo estamos hoy?».
Óscar ha conocido los movimientos del Ayuntamiento de Córdoba en estos solares, desde las catas arqueológicas y de prospección hasta cuando los camiones llegaron a echar tierra. Fue ahí donde pensó que mientras no llegaba la obra porque era la época de crisis y no había dinero, él podría darle utilidad a esos terrenos públicos y comenzó a dirigirir ahí a los coches.«Me han puesto trabajas, como colocar planchas de acero, que luego ellos mismos retiraban; o incluso un montón de tierra en la entrada que hay a la explanada junto el C3A, pero es que falta zona de aparcamiento. «Hay días que aparco hasta unos 30 coches . Me dan una propina, un donativo, pero nunca exijo nada; yo no los aparco los coches; los aparcan ellos». Este hombre cree que los aparcacoches tienen mala fama, pero él se siente querido por todos los vecinos porque «saben que de alguna manera me gano la vida y facilito que puedan encontrar aparcamiento», comenta.
En la calle Acera Pintada, otro aparcacoches tiene «confiscada» la zona que linda con el clásico bar Miguelito de la plaza de Santa Teresa. Una silla, en medio del solar, una la ta de cerveza en mano al borde de las 11 de la mañana, y ahí está instalado este aparcacoches que se levanta cada vez que llega un «cliente» pero que rehuye de hablar con la prensa.Uno de los vecinos comenta que no suelen dar problema, pero sí que hay más «movimeinto» los días que hay partido y son varios los que se disputan las zonas de aparcamientos.Agentes de la Policía Local ya han clausurado algunos de estos solares que dan al río con vallas donde ejercían estos aparcacoches.
«Recientemente han venido los agentes a comprobar que no se han vuelto a reventar los candados de estos vallados y que hay gorrillas aparcando», comenta otro de estos vecinos, trabajador de un establecimiento cercano.
Falta grave, 90 euros
Las multas a estos aparcacoches son por «ejercer labores de vigilancia de estacionamiento sin autorización» y como falta grave por «reincidente» y pueden ascender a 90 euros , el caso es que estos individuos en su mayoría no cuentan con ningún tipo de ingresos oficiales.
Óscar asegura que él llevados años esperando una ayuda social de Servicios Sociales y aún no la ha obtenido, con lo cual es insolvente, no puede pagar de lo poco que cobra ayudando a estacionar vehículos esa multa. «Y como esa tengo decenas en casa; pero me tengo que buscar la vida; yo quiero un trabajo, que me regulen, que me den de alta en la Seguridad Social», añade este gorilla.
El teniente de alcalde de Seguridad, Miguel Ángel Torrico , explicaba esta semana que la de aparcacoches sin permiso municipal es una actividad que se encuentra expresamente prohibida. Obliga además a una constante vigilancia puesto que estas personas se mueven de sitio con bastante asiduidad.
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