Seguridad
Policía Científica de Córdoba, 24 horas con los equipos de élite para el esclarecimiento de todo tipo de delitos
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El móvil puede sonar en cualquier momento para los 19 agentes de l a Brigada Provincial de la Policía Científica de la Comisaría de la Policía Nacional en Córdoba . Este auténtico ‘Equipo A’ o ‘CSI’ es el primero al llegar a la escena de un crimen, robo, reyerta o una agresión sexual. Su trabajo minucioso requiere de una alta cualificación de sus integrantes, ya que de sus informes depende en gran medida una condena a prisión en un juicio.
Esta sección de la brigada está dirigida por la inspectora jefe Encarnación Manrique , especialista en lofoscopia -análisis de las huellas dactilares -, se encarga de coordinar el trabajo diario como es la reseña de un detenido. «Nunca sabes con lo que te puedes encontrar por la mañana (los detenidos) pueden ir de uno a veinte si la noche anterior ha habido una operación abierta», explica. En la Brigada de Policía Científica no se pone el sol pese a que Córdoba, repite la inspectora jefe, es «tranquila y segura». En esta brigada hay especialistas en todas las materias , salvo las propias de laboratorio que están en Sevilla y Madrid .
Tras las puertas de la Comisaría de Campo Madre de Dios de Córdoba hay desde especialistas en lofoscopia a técnicos en balística , trazas instrumentales, incendios, falsedad documental, grafoscopia, fisonómicos o incluso informática forense .
Estos últimos son capaces de recuperar archivos que han sido borrados o alcanzar el rastro que ha dejado un archivo en un dispositivo. No dan más detalles porque es ayudar a los que están pensando en hacer fechorías.
En un día cualquiera las tareas de reseña e inspecciones oculares tienen preferencia por la inmediatez que requieren, y una vez realizadas, cada especialista se dedica a estudiar y realizar los informes periciales oportunos base de la investigación policial.
Personas desaparecidas
¿Qué se hace antes? Priorizar es una de las labores a la hora de trabajar en este equipo. La gravedad o el riesgo de pérdida de «vestigios», es decir, pruebas o elementos que puedan ayudar a esclarecer un hecho delictivo. No sólo un homicidio o un robo , sino que son los encargados de meter huellas halladas en los diferentes escenarios en los que trabajan aparentemente desconocidas en el sistema informático- y que se cruzan en las bases de datos con personas, por ejemplo, desaparecidas. Concretamente, esta base de datos se denomina de Personas Desaparecidas y Restos Humanos sin identificar (PDyRH). Un sistema informático permite correlacionar las denuncias por desaparición que existen en todo el territorio nacional con los datos ‘post mortem’ de los cadáveres o restos humanos hallados sin identificar.
La labor de este equipo de la Científica es fundamental en el tema de desaparecidos, la aportación en la investigación que se realiza, tanto cuando una persona desaparece y permanece desaparecida por cierto tiempo, así como el hallazgo de cadáveres sin identificar , consiste en recabar todos los datos que integran lo que se conoce como «ante mortem o posmortem» desde las características físicas, impresiones dactilares, perfiles genéticos, radiografías a odontogramas -estudio piezas dentales- que se vuelcan en ese sistema PDyRH y que empezó en el año 2011.
Una plantilla formada por 19 agentes analizan desde huellas digitales hasta móviles para esclarecer delitos
Para este equipo de élite de la Policía Nacional en Córdoba no existen casos fáciles o difíciles; los hay complejos o simples, en función del número y tipo de lugares en los que hagan la inspección ocular. Según explica Manrique, puede ser más complejo, a veces, analizar el escenario de un robo en una vivienda donde todo lo hayan tocado y esté desordenado, donde hay numerosos vestigios, que el de un crimen en un espacio cerrado donde está el arma y poco más. En cualquiera de estos supuestos, habrá que determinar si los vestigios hallados son lofoscópicos -huellas- o biológicos -sangre- o restos de ADN.
Los vestigios normalmente, en una escena donde se ha cometido un delito, son numerosos y variados y sirven para esclarecer el cómo se ha producido, desde vestigios balísticos (vainas, cartuchos, casquillos, pólvora... muecas en la pared por la trayectoria) a armas blancas. En el caso de un incendio, por ejemplo, se buscan desde restos de pintura, acelerantes, residuos químicos o los denominados horizontes de humo. Es decir, el humo y los gases en un fuego provocan machas inequívocas en el mobiliario o las paredes, que indican por dónde pasó el humo, qué altura alcanzó o por dónde salió.

Para determinar la autoría de un delito, que es una de las claves de la investigación policial, es decir, esclarecer el quién lo hizo, los agentes de esta brigada buscan los vestigios denominados ‘identificativos’ como el caso de las huellas -vestigios lofoscópicos- y biológicos -ADN-.
Encarnación Manrique recuerda que «detrás de cada inspección ocular que hace la Policía Científica hay mucho trabajo» en las dependencias de Campo Madre de Dios. «En cualquier caso, pese a todas las nuevas tecnologías el análisis de las huellas dactilares es la piedra angular en una investigación judicial; es el procedimiento más rápido, fiable y práctico con el que contamos los cuerpos policiales», comenta.
En la Unidad de la Policía Científica de la Policía Nacional en Córdoba hay representación de todas las especialidades, excepto de laboratorio , por lo que los vestigios biológicos que se recogen en el lugar del crimen son enviados a Sevilla o a Madrid para su análisis. Mediante técnicas analíticas en estos laboratorios se extrae el ADN de esos restos, con los que se obtienen perfiles genéticos sobre su coincidencia con determinada persona, que pudieran comprobarse, por ejemplo, en coincidencia o no con algún familiar. A partir de la extracción de estos perfiles genéticos, los investigadores emiten sus informes sobre los restos hallados en la escena del crimen.
En la actualidad, estos 19 agentes de la Brigada de Policía Científica se afanan en varios casos, algunos secretos, entre los que hay reyertas con heridos, incluso fallecidos, robos o incluso agresiones sexuales, apuntan sin dar más detalle que puedan entorpecer la labor policial. En ocasiones, la complejidad de resolver un caso de agresión sexual , apostilla la inspectora jefa a cargo de la Brigada de Policía Científica, no está en la recogida de vestigios que identifiquen plenamente al autor de la presunta agresión, sino en saber si hubo o no consentimiento por parte de la víctima, en los casos en el que el presunto autor sea conocido por la víctima.
El trabajo está estrechamente ligado con el judicial. Trabajan «mano a mano» a las órdenes de la Autoridad Judicial que cuenta con sus periciales como una de las pruebas irrefutables a la hora de sentar en el banquillo al posible autor de un delito.
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