La pobreza relativa

Un reciente informe elaborado por una consultora internacional, AIS Group , ha asegurado que 138.000 cordobeses, un 37 por ciento de la población de ciudad, se encuentra en una situación de riesgo de pobreza. Se trata de uno más de los informes realizados sobre la materia que estiran el concepto mismo de pobreza hasta una situación generalizada de miseria que ha sido retratada como tal. Según dicho documento, realizado por una empresa que se dedica a comercializar herramientas de planificación analítica , la capital cordobesa se encuentra a la cabeza de la situación de pobreza o riesgo de ella en España si se tienen en cuenta solamente a las cabeceras de provincia. Nueve de las diez ciudades que encabezan la clasificación son andaluzas.

A raíz de la publicación del estudio se han llegado a publicar algunos análisis verdaderamente peculiares sobre la situación. Tan, digamos, extravagantes que han retratado a la calle Cruz Conde , una de las principales arterias comerciales de la ciudad, como una foto fija de la ruina de Córdoba . Pasados los fastos consumistas navideños, que dan una imagen distorsionada de la realidad, se puede entender que el centro de la capital no es Manhattan pero tampoco el territorio miserable que se quiere pintar. Lo peor que se puede hacer con el concepto mismo de pobreza es tomarlo a la ligera.

Este tipo de documentos, que generan titulares alarmantes, rara vez analizan qué es ser pobre sino cómo se reparte la renta . Leída la letra menuda con calma, un hogar con dos hijos y un sueldo de algo menos de mil cuatrocientos y pico euros netos estaría en riesgo de pobreza. Es un punto de vista de la pobreza relativa . No mide, como bien han expresado análisis críticos como el realizado por el periodista Carlos Sánchez , los problemas de subsistencia, de auténtica alarma, sino el reparto establecido del dinero. Quién llega y quién no a ese estándar que se considera como mediana. El informe encargado por Vimcorsa al exedil de IU Lolo Silva incorpora un capítulo metodológico interesante sobre esta materia así como los distintos enfoques, objetivos y subjetivos, existentes.

Medir las diferencias de renta media a pelo y asignar la alarma de una situación paupérrima tiene inconvenientes severos. Se puede confundir, y de hecho se está haciendo, estrechez con penalidades, dificultades con exclusión. Y eso banaliza la situación de las personas (que no son hechos aritméticos) que de verdad tienen un problema para su manutención , para disponer de un techo , integrándolos en el mismo grupo de quienes se encuentra en esa franja a la que la larga crisis económica ha apretado las tuercas siendo, como son, clase trabajadora.

De aplicarse ese tipo de medias a la realidad administrativa de los estabilizadores automáticos (las ayudas sociales , las becas, etcétera), buena parte de quien se encuentra presuntamente en riesgo de pobreza no tendría acceso a los beneficios del escuálido Estado del Bienestar . Un ejemplo práctico es la vivienda pública. Entender como riesgo de pobreza a quien tiene una renta mensual de casi tres veces el Iprem (el índice que sirve para medir quién accede a las ayudas) significa que una buena parte del sector social señalado quedaría fuera, por ejemplo, de los beneficios de un piso de alquiler de propiedad pública . No podrían ni soñar con acogerse al bono de agua gratuita de Emacsa . Serían, pues, pobres en este tipo de informes y clase media para la Administración. Una auténtica contradicción.

Implica, además, perder de vista el contexto. Córdoba es una ciudad ubicada en Andalucía , que es una zona pobre si se la compara con su entorno económico, Europa, uno de los lugares más desarrollados del planeta, y rica, riquísima, si se echa un vistazo a lo que ocurre a apenas unos cientos de kilómetros al sur. El problema, aquí, es económico, de desarrollo. Más y mejor empleo producto de más industria, una mayor capacitación profesional, mejores servicios y una apuesta por la innovación son el camino para acercar cada vez más gente a esa mediana trazada. Pero disculpen si pongo en duda que 138.000 de mis vecinos se encuentran en una situación de pobreza en detrimento de los que de verdad lo están pasando muy mal y sobre los que hay que poner el foco del esfuerzo del Estado.