OPINIÓN
El plan que ya existe
El cogobierno anuncia un programa para mejorar la calidad del aire cuando el aprobado en 2014 se encuentra prácticamente sin desarrollar, cogiendo polvo en alguna estantería

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Córdoba ha anunciado esta semana la redacción de un plan calidad del aire similar al de Madrid a la vista del informe sobre mediciones emitido por el Ministerio de Agricultura sobre el año 2015. La edil de esta materia, Amparo Pernichi (IU), emplazó al mes de septiembre el desarrollo de esta medida que en la capital del reino da cobertura, por ejemplo, a las prohibiciones de circular de determinados vehículos, en función del número de la matrícula, cuando se superan los límites de contaminación. Es uno de los modelos existentes. Barcelona , por ejemplo, abogó por iniciativas de calmado del tráfico en su área metropolitana reduciendo la velocidad permitida en las principales de entrada y salida a la ciudad.
La concejala aseguró que es preciso tomar cartas en el asunto y lleva razón. Los números de las estaciones de medición alertan de que se han superado en 2015 de forma relativamente frecuente los límites tolerables en las partículas en suspensión que son las que se producen con el tráfico. Pernichi, con un apego exacto a los datos, apuntó a la circulación como la fuente esencial de los episodios detectados de aire sucio. La edil de asuntos medioambientales reconoció que la industria tiene una aportación limitada a la contaminación atmosférica. Reconoció, por ejemplo, que la cementera Cosmos no superó los límites permitidos en su autorización ambiental (tiene una vigilancia permanente) aunque apuntó a la estación del Parque Joyero como un factor a vigilar. Se trata del punto que advierte de cambios en la zona de talleres del sector platero y de la cercana industria metalúrgica.
Un elemento relevante que no aparece en ninguna de las informaciones sobre la intervención de la concejala es que Córdoba ya dispone de un plan de estas características. Resulta llamativo que nadie se haya acordado de que la ciudad ya dispone de un documento oficial en vigor desde el año 2014, según el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía que lo publicó. El documento se llama «Plan de mejora de calidad del aire de la aglomeración de Córdoba». Fue redactado entre la Junta y el Ayuntamiento de la capital con el objetivo de establecer un plan posible de cara a la reducción de contaminantes superando los estrictos límites legales. Frente a los 40 microgramos por metro cúbico, el plan anticontaminación proponía llegar a 35 microgramos con el objetivo de disponer de un margen contra las superaciones de niveles. El método era una serie de acciones planificadas que, como se podrá sospechar, se encuentran por desarrollar. Muchas de ellas durmiendo el dueño de los justos.
El plan, por ejemplo, propone la realización de inversiones en el transporte público por medio de vehículos menos contaminantes. Pide una transición del autobús al cercanías y al tranvía, una inversión que quedó descartada por su alto coste . Dice que se precisan infraestructuras viarias de carácter perimetral y medidas para que el tráfico interno de la ciudad sea menos intenso por medio de zonas 30 (aplicadas tanto en la etapa de IU como en la del PP ) o avenidas de sentido único . Aborda la creación de un casi inexistente parque de alquiler de bicicletas y el incremento de los carriles específicos, que siguen sin arrancar a pesar de las promesas oficiales. Establece programas de vigilancia sobre el sector joyero, metalúrgico y extractivo así como normativas locales concretas sobre materias como la demolición de edificios. Los 207 folios de extensión del documento dan para mucho.
No consta que, una vez autorizado este programa oficial de actuaciones ambientales en la capital, se haya desarrollado un trabajo serio de cumplimiento y seguimiento de sus objetivos y herramientas. El Ayuntamiento , pues, no tiene que darse el trabajo de plantear nada nuevo. Basta con que se ponga fin a la funesta manía de aprobar caros planes de trabajo que acaban sirviendo para coger polvo en las estanterías. Normativa es lo que sobra en esta ciudad, en este país, donde las cosas se escriben para no darse el trabajo de aplicarlas.