APUNTES AL MARGEN
La piscina olímpica
El debate sobre San Vicente debería ser exclusivamente científico. El siglo VI es ya solo Historia
Para los aficionados a la Historia en general y a la de Córdoba en particular, el partido de cinco sets donde consumir pipas está siendo el debate sobre San Vicente , el templo-sede-complejo episcopal que investigadores localizan bajo la Mezquita de Córdoba . El callado y no siempre entendido trabajo de los arqueólogos se mezcla con muchas otras cosas que no dependen de hallazgos, unidades estratigráficas o contextos histórico-arqueológicos. Les explico, así en general, de qué va la cosa. Desde principios del siglo XX, se han producido varias campañas de prospección arqueológica buscando lo que había antes de la Mezquita Aljama de Córdoba que, según algunas fuentes escritas, habría sido una iglesia o centro eclesiástico, San Vicente.
Las primeras excavaciones tienen el problema de que se realizaron con el buen saber y entender de la época que se diferencia notablemente de las técnicas que se utilizan hoy en día. Los principales profesionales que han podido en estos últimos años levantar el suelo de la Mezquita (cosa que no se hace todos los días) son el profesor de la Universidad de Córdoba Pedro Marfil, Raimundo Ortiz o Daniel Fernández, entre otros. Todos ellos profesionales reconocidos en su campo que han realizado informes que son de acceso público.
Las principales conclusiones de sus trabajos describen la presencia de unos restos muy potentes de época visigoda -para los de Ciencias, previa a que los que llegaron del Norte de África le dieran fuerte y flojo a Don Rodrigo en la batalla del Guadalete-. Demasiado significativos como para que fuesen la casa de un « cordogodo » común dada la ornamentación o potencia constructiva de lo hallado. Con una presencia expresa de elementos ornamentales que son simbólicamente cristianos -de un cristiano del siglo VI- y que son perfectamente compatibles con un centro religioso y de poder, cosa bastante dada a la confusión a lo largo de la historia. Marfil dice en sus conclusiones que la Iglesia de la época trasladó su sede principal de Cercadilla a San Vicente y que ese espacio fue reciclado en plan sostenible por el nuevo poder musulmán.
Existe la extraña idea de que lo que pudo ocurrir en el siglo VI influirá en las leyes del siglo XXI. Y no
El asunto de la crítica a esta tesis no es nuevo. Fernando Arce-Sainz, del CSIC, escribió en 2015 -los arqueólogos se toman las polémicas con calma- un artículo en el que asegura que San Vicente es un mito . El texto no es una hipótesis sobre lo que es sino una refutación de lo que se ha dicho que es. Entiende las fuentes documentales como demasiado posteriores y los hallazgos físicos -la parte más débil de su crítica- como fruto del azar o de una interpretación errónea . Uno de los reproches que se le hace a este experto (que no es el único que defiende algo similar) es que declinara la invitación que realizó el Cabildo para intervenir en unas jornadas sobre la materia.
La cuestión, lo habrán entendido, no es histórica sino política . Existe la tesis de que si San Vicente existió, si hubo presencia cristiana antes de la Mezquita Aljama, la Iglesia Católica vería incrementados sus derechos históricos de propiedad sobre el monumento. Al contrario, existe la corriente de que el nuevo Gobierno del PSOE y UP tendría más fácil tomar medidas sobre la propiedad de la Mezquita si ese discurso es neutralizado al grito de «ajajá». Al punto ha llegado la polémica que el profesor Marfil ha escrito que si encuentra restos cristianos, él así lo refleja. «Como si fuese una piscina olímpica», ha dicho expresando lo harto que lo tienen.
A los animadores del asunto conviene recordarle que la propiedad en la España del siglo XXI se rige por el Código Civil de un Estado contemporáneo. Por una legislación que entiende que lo que pasó en el siglo VI es un apunte al margen . Les aseguro que, si apareciesen restos de Roma, el Gobierno italiano no tendría derecho a nada. Si tiene relevancia, será moral pero no jurídica. Vamos a dejar por tanto que el conocimiento científico sea eso, saber histórico, y no argumentario, doctrina e ideología.