Baltasar López - Primera Plana

Píldoras de emergencia

Gobierno, Junta y Ayuntamiento deben esforzarse más por curar la depresión de algunas barriadas cordobesas

La pasada semana, tuve la oportunidad de trabajar con un informe de la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba sobre sus ayudas de emergencia en 2016. A las primeras de cambio, el alma se me desplomó al subsuelo. De los 1,3 millones concedidos, 739.061 euros fueron a algo tan vital como a permitir que cordobeses pudieran comprar comida. Y otros 190.000 se destinaron a una cuestión tan básica como que los beneficiarios pudieran seguir teniendo agua y luz. Podía enumerar más indicios de que hay cosas que van muy mal en nuestra ciudad. Con esos síntomas, aunque con este documento municipal, insisto, se podrían citar más, basta para diagnosticar una vieja enfermedad de la capital: depresión socioeconómica. El informe evidencia una vez más que los barrios que sufren especialmente esa epidemia son los del Sur, Moreras y Palmeras.

En ellos, es donde se recetan buena parte de estas píldoras de emergencia que no curan, pero sí tratan de paliar, la falta de desarrollo de estas zonas. Baste señalar que el distrito situado al otro lado del río absorbió casi el 40% de este tipo de prestaciones el año pasado. El problema de estos tres enclaves es que se han cronificado sus dolencias. En muchos de sus hogares, hace tiempo que le sellaron el certificado de defunción al futuro, aniquilado por el virus de la falta de formación que aboca a enfermar de paro a un enorme número de cordobeses que viven en Palmeras, Moreras y el Sur.

Gobierno central, Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Córdoba deberían hacer bastantes más esfuerzos por hallar la cura a este desesperante mal. Al Consistorio le corresponde, como Administración más cercana al ciudadano, encabezar el trabajo conjunto de los entes públicos para combatir esta afección que impide tener una vida digna a tantos y tantos paisanos. Cuando hablo de liderar, no me refiero a una cuestión económica -Capitulares tiene una limitada capacidad al respecto-, sino que capitanee una labor común con el Ejecutivo central y la Administración regional para hacer retroceder la depresión socioeconómica que carcome a estos barrios. Deberán apoyarse en las ONG que combaten puerta a puerta esta pandemia.

A los vecinos del Sur, Palmeras y Moreras, o de cualquier otro enclave de la ciudad donde se padezca este problema, hay que tenderles la mano ofreciéndoles garantías de un porvenir mejor. Pero también hay que exigirles, en su justa medida, teniendo en cuenta que son personas castigadas por una vida de falta de oportunidades, que den pasos para avanzar, como esforzarse en su formación laboral. Se trata de que en 2047 -por poner una fecha que ejemplifique que no hay pastillitas mágicas para curar mañana este problemón- los periodistas puedan escribir que ese año no hubo que destinar ni un céntimo a ayudar a cordobeses para que pudieran comer. Sería un síntoma de formidable salud de nuestra sociedad.

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