José Javier Amorós - Pasar el rato
La pierna
A Rajoy le incomodan las muestras de españolismo, y ordena a su gobierno y a su partido que las eviten
Dos mil años antes de Rajoy hubo en Roma un filósofo y moralista llamado Epicteto , con un sentimiento estoico de la vida. Era esclavo de quien había sido esclavo, un liberto que llegó a secretario de Nerón . Parece que el filósofo tenía una mala relación con su amo, que disfrutaba haciéndole sufrir. Cuenta la leyenda que un día se sentó el torturador sobre la pierna extendida del esclavo y saltaba sobre su rodilla. -Me la romperás, dijo Epicteto. Y lo repetía con calma a cada nueva acometida. Se oyó un crujido. -Te dije que me la romperías. Dos mil años después de Epicteto, Rajoy le ha advertido reiteradamente a Puigdemont , dos esclavos: -Si sigues así, burlándote de mí, haciéndome sufrir, acabarás realizando una votación ilegal y declarando la independencia de Cataluña. Puigdemont, el liberto de Mas, otro que ya tenía experiencia en despreciar con éxito al gallego proporcional, siguió saltando sobre la pierna del estadista. Hasta que anteayer se oyó un previsible crujido. -Te dije que acabarías realizando una votación ilegal . Entre Rajoy y Epicteto hay dos diferencias sustanciales: una, que Rajoy dedica más tiempo a la prensa deportiva que a la Filosofía y a la Moral; otra, que la pierna del moralista frigio-romano era suya, y su rotura le dolía a él, mientras la pierna rota de Rajoy es España , y eso nos duele a los españoles.
Uno procura ser siempre muy económico con el empleo de palabras gruesas, y aprendió de sus maestros que la literatura intestinal ni sugiere ni define. Es un puñado de estiércol en los ojos del lector. Por eso, desde la alta valoración del estilo que le inculcaron sus mayores, considera que llamar inútil y apocado al inútil y apocado político Rajoy no constituye un exceso del lenguaje , sino una valoración muy moderada de la personalidad presidencial. Pienso que se fue haciendo así para ascender en el escalafón. Todos sus males, y los de la España reciente, vienen de no haberse quedado de registrador en Santa Pola.
Lo del pasado domingo en Cataluña es un escarnio de la dignidad de España , consentido por la inacción de sus gobernantes. El presidente dejó a los pies de los caballos independentistas a la Policía Nacional y a la Guardia Civil . Aceptó que representantes del gobierno de España se sentaran con cínicos e indeseables como Puigdemont, Forn y Trapero en la Junta de Seguridad catalana . El único lugar apropiado para charlar con gente así es la cárcel, en horario de visitas. Se ha emboscado en la retaguardia de jueces y fiscales para no tomar decisiones, mientras él se queda en su despacho, siguiendo el espectáculo por la televisión. A Rajoy le incomodan las muestras de españolismo , y ordena a su gobierno y a su partido que las eviten, para no herir la sensibilidad de los golpistas catalanes. Esos poetas que persiguen a pedradas a la Guardia Civil, que tenía instrucciones de dejarse insultar y despreciar. Desde que Rajoy gobierna, los secesionistas catalanes se han burlado despiadadamente de nosotros. Pero Rajoy, también. Ellos, por exceso. Él, por defecto. La más alta aportación de Rajoy a la política española es su disposición para humillarse .
Rajoy ya no es el mal menor, sino simplemente el mal. Que se retire a Montserrat, a hacer penitencia dialogando con el abad. Y si tiene que venir Iglesias, ese jinetillo de asno cabreado, para ser jinete del Apocalipsis hace falta otro nivel, que venga. Y que termine de destruirlo todo. Para que sobre nuestras cenizas inútiles y proporcionales, otros hombres y mujeres heroicos construyan el futuro de España.