CONCURSO CARNAVALESCO

Periodismo a ritmo de tres por cuatro

El punteo de Rubén Corvillo arrancó una noche de poderío en las tablas con «La incorruptible»

Comparsa de Pozoblanco «La incorruptible», en un momento de su actuación E.S.

La última sesión de la fase semifinal del XXXIV Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Córdoba , que tuvo el honor de contar con la presencia de la alcaldesa de la ciudad por primera vez en todo el concurso, arrancó fuerte, con unas madres de las de antes descubriendo que la vida «es muy bonita para estar todo el día recogiendo». Vamos, que habían descubierto Facebook.

Así, «El día que yo me jarte» volvió a meterse al respetable en el bolsillo, a pesar de que les tocó empezar sesión la noche con menos afluencia de público. El grupo defiende de maravilla un tipo que a todo el mundo le resulta familiar. Le reprochan a su hijo que «pa´ una cosa que le pido, y no me la haces» y sobre su hija, se preguntan: «no sé en qué momento pasó de las cartas perfumadas a escuchar Camela y los Backstreet Boys». Son como unas «Omaítas» con golpes uno tras otro en todo el repertorio, muy bien cantado .

«Los Don Nadie», de Peñarroya , pusieron la banda sonora de la noche: el punteo de Rubén Corvillo es simplemente espectacular. Estos espantapájaros le cantaron a la música, «la manera que tiene el silencio de ser derrotado», y a lo que sigue siendo una lacra de la sociedad actual: «otra niña con un cuerpo de cristal que pronto se romperá» porque «va desfilando a su sueño por la pasarela de la muerte ».

Y del «sentimiento caletero y alegría moderada», como cantaba el Yuyu en «Tampax Goyescas», el Gran Teatro pasó a la chirigota «Sin reglas» , unas embarazadas a las que se les va a salir el niño por la boca como continúen en el «Gym Yousi», su gimnasio. «Después de lo que ha ocurrido en Francia puede olvidarse mi niño de ir a Disneylandia» cantaron, para rematar el pasodoble condenando que «la tierra vive un infierno, han sembrado el terror».

Desde la localidad sevillana de Écija llegaron los náufragos «Los comecocos» comenzando con la música de la presentación de «Los Piratas» para agradecer al Carnaval de Córdoba porque «el Gran Capitán quiso ser chirigotero».

La comparsa de la noche

Tecleo de Olivetti . Torres de periódicos apiladas. «La incorruptible» , los periodistas que soñaron con serlo «por vocación». Estos plumillas de tiempos en los que «los redactores eran poetas» describen los sinsabores y los placeres de la profesión con la misma maestría que lo hiciera Carlos Ruiz Zafón con el David Martín de su trilogía novelesca.

Solo que estos pozoalbenses, en vez de pactar con el diablo le reprochan a la sociedad internacional el trato a los refugiados sirios : «los cuentas como un arado pero yo he visto a personas en la piel de un refugiado». Y comenzando con ese delicioso punteo, suave, pero justo y necesario, cantaron un pasodoble de esos que merecen ser enmarcados: «Y lo he matao, a mi Juan yo lo he matao», el «himno» contra la violencia de género que escribiera hace 18 años el autor gaditano Antonio Martínez Ares y que, a pesar de los años, parece que «todo sigue igual».

Y después de la comparsa homenaje a la profesión de principio a fin, llegó la chirigota más esperada de la noche, la de San Lorenzo , que este año son «Los Rodríguez» , unos tipos «con el fin de semana libre porque la parienta acaba de irse». Con su gracia genuina, estos chirigoteros arrancaron carcajadas en sus cuplés. En el primero cuentan que le han echado los Reyes un reloj «con Whatsapp que parece una tablet, aunque es que la hora no sé dónde sale». Rematan preguntándose que si la moda ahora son los coches y las casas inteligentes, «cómo hemos votado a Rajoy de presidente».

Como Johnny Deep en «El barbero diabólico de la calle Fleet» se presentó «La bacía», comparsa de Peñarroya , que cantaron un pasodoble de arrepentimiento en forma de carta de un hombre que agradece «la ternura y las caricias» recibidas tras confirmarse que padece una enfermedad mortal.

Y el punto y final a diez días de coplas en el Gran Teatro lo puso la chirigota con letra y música de David Amaya «Agüito», "Metálica" que homenajearon con un pasodoble a dos grandes autores del Carnaval de Córdoba, Miguel Amate y Pablo Castilla . Esta chirigota, capaz de fabricarse con el chasis de un R5 una carreta para irse al Rocío, se mostró muy contenta con «la peaso de concejala» Carmen González por mostrarse tan carnavalera y por «estar más buena que un café con Magdalenas».

¡El Carnaval de Córdoba pone rumbo a su última batalla de coplas! Los grupos apuran las horas para sacar el próximo viernes, 4 de febrero , sus mejores letras en la Gran Final .

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