Francisco J. Poyato - PRETÉRITO IMPERFECTO
El perfume de Ángeles
Cuando Ángeles se perfuma, sus «amigos» la detectan a la legua. Y me da que le temen. Es mujer de copla de Rafael de León
La foto. Pedro Sánchez sonríe con una rosa en la mano. En la cresta de aquella ola que no le llevó a ninguna parte. El bodegón político es preciso. Fondo de armario con simpatizantes del barrio bien aleccionados. Una segunda línea donde ya surgen algunas caras conocidas del PSOE en Córdoba. Una concejala del Ayuntamiento, un alto carguito de la Junta. Una diputada provincial de Bienestar Social. Una «hermanísima»... Hasta que los ojos se paran delante del haz de luz de una sonrisa «Profiden» que emana de Sánchez. A su derecha, un miembro de la cúpula del entramado de Fundación Guadalquivir Futuro , la oenegé que interpreta la solidaridad a mordiscos como ya sabrán a estas alturas. Al lado, el presidente de la Diputación; y a pocos milímetros, la alcaldesa. A la izquierda del líder máximo, la instantánea cobra una viveza especial. Con sus mejores galas Ángeles Muñoz , «Ángeles la de Jerez», la dueña del cotarro, la madre de Cristian, la «doña» del Guadalquivir , una especie de Paquita la del Barrio con mejor compás por bulerías. Y al lado, Juan Pablo Durán y Rosa Aguilar. Doñarrosa .
La imagen se publicó este pasado martes en este periódico para ilustrar la declaración ante la jueza de una sobrina de Ángeles . Una impagable revelación sobre el bolo alimenticio de las mordidas a los contratos de los parados que empleaba con dinero de la Junta de Andalucía (de todos) esta embajadora de la estética kitsch en su red de redes clientelares. Por la Fundación Guadalquivir entraba engrudo de euros para repartir alimentos, ayudar a discapacitados, enseñar a almas perdidas, dinamizar la pasividad y exclusión..., y en realidad salían rulos de cinco mil euros con gomilla verde o sobres lacrados caminito de Jerez de la Frontera. Todo un milagro del embutido paraoficial.
Al parecer, Ángeles tiene cierta querencia a las gónadas del político cuando la cosa se complica y proclamaba a los cuatro vientos su inmunidad grosera ante el olor pestilente que le iba llegando mientras la atmósfera se ensuciaba a cuenta de las revelaciones de ABC y los cordones de seguridad que se iban trazando a su alrededor. Más que decirlo, lo cantaba como Paquita la del Barrio. «A mí no me pasará nada gracias a mis amigos políticos, a la Rosa y el Juan Pablo ». Cuando Ángeles la de Jerez se perfuma, sus amigos la detectan a la legua. Y me da que le temen. Es mujer de copla de Rafael de León. Sin medias tintas. Por eso, aquel día en que Pedro Sánchez vino a su casa con todos sus «amigos políticos» , como si fuera una de esas bodas que ella preparaba con tanto gusto, tanto lujo y tantas marcas..., ella, todo brío, todo gónadas, le espetó a Juan Pablo Durán aquella memorable frase: « Tú eres mi muro de las lamentaciones ». A estas alturas, interprétenlo como quieran dado el cariz y la erótica del poder.
Sorprende, y mucho, que nadie hiciera un mohín en la sala de vistas al escuchar a la sobrina de Ángeles cantar la «Traviata» . Ni que nadie deslizara la pregunta que cualquiera hubiera hecho al escuchar esa melodía... Es evidente que no sabemos hasta dónde llega esa amistad tan íntima de la madre de Cristian , ni qué lamentaciones son las que buscan un muro de ternura, ni si las «subvenciones de los tontitos» enfilaban otros lares. Aunque no estaría demás arrojar algo de luz en estas sombras por quienes tienen la obligación y el deber de hacerlo. O por la propia interesada, puesta en el centro de la diana. O por los aludidos, que pudieran defenderse ante otro juez... En este asunto de la solidaridad a mordiscos, a medida que se muerde más, el cacho es más grande y jugoso. Y siempre queda un perfume genuino que es difícil de obviar...