Francisco J. Poyato - PRETÉRITO IMPERFECTO
Patios de flor y espinas
Nos hemos quedado en la superficie de la Fiesta sin entrar de lleno en su raíz para mejorarla
Los patios hacen florecer a Córdoba, pero en el ambiente se respira cierto aire de desapego hacia la generosidad infinita de sus propietarios. Espinas que duelen. No es posible entender a estas alturas que la celebración más singular y emblemática de la ciudad (porque ferias y Semana Santa tiene todo el mundo en Andalucía) esté rodeada de tanta parquedad, de tanta escasez. A veces, de tanta mediocridad. Al final, con sello o sin sello de la Unesco , seguimos haciendo lo mismo. Nos quedamos en la superficie de la fiesta sin entrar de lleno en su raíz para mejorar el desenlace. Raudos y veloces asistimos a la apertura del zaguán, a pulverizar las gitanillas para que cobren bríos inusitados y hacernos la foto con el celular y los piropos hacia el anfitrión de la casa. Y hasta el año que viene. Las promesas fueron múltiples y unánimes cuando hace un lustro el comité cultural de la ONU le prestaba el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a una manifestación de las más completas que pueda haber en sus expresiones posibles: antropológica, sociológica, arquitectónica, artística, botánica, biosaludable, de valores humanos, histórica, poética, espiritual, turística... Lo tiene todo. Hasta cierto velo melancólico de orfandad .
Entre todas aquellas declaraciones de intenciones -a las que siempre hay que temerles-, fue coral la necesidad de crear un soporte público o mixto capaz de empezar un trabajo a largo plazo. Una fundación, se dijo, que además de devolverle a la Fiesta todo lo muchísimo que da cada año ofrece sin apenas recibir algo a cambio, fijase un soporte, un abrigo, un respaldo a los muchos flancos abiertos que esconde. Un reciente estudio de unos profesores de la Universidad de Córdoba y la Loyola Andalucía sobre la base de las opiniones de los dueños de los patios, la piedra angular, lo ha dejado meridianamente claro: su esfuerzo económico no llega a la mitad de los gastos que conlleva abrir dos semanas las puertas de su vida, hay clamorosos fallos en la gestión del concurso y el sentimiento de desinterés sigue germinando aliado a las amenazas que van tomando cuerpo en el horizonte. La falta de relevo generacional, la de habitabilidad continuada de las propias viviendas... y añadiría, la ausencia de una mayor implicación de la sociedad cordobesa y la de una conexión más profunda y profusa con los más pequeños de nuestra ciudad. Aún así, hay «patieros» arrojados que intentan romper con esas murallas.
Hace unas fechas, ABC se hacía eco de la tajante negativa de este coz-gobierno municipal a poner en marcha fundación alguna en ese sentido. Parece que la etiqueta halal tiene más parabienes en este sentido para el Ayuntamiento de Córdoba , por ejemplo, que la Fiesta de los Patios. O que resulta más fructífero gastarse veinte mil euros en unos tuits y unos recortes de prensa sobre un viaje a la India que invertirlos en la misma. Con la infinidad de comités de sabios, mesas, comisiones y consultorías que en dos años ha montado doña María Isabel, nuestra alcaldesa, y da la casualidad de que en ninguno se ha hablado de la celebración festiva más importante de la ciudad , de su futuro, de sus flaquezas, de sus mecenazgos, de sus posibilidades reales, de la búsqueda de empresas a las que implicar en una verdadera responsabilidad social corporativa, de las personas (ayyy, las personas!!), de la promoción, de la gestión del festival... No existe, y no ha existido antes, un trabajo riguroso y continuado a lo largo del año desde el Ayuntamiento, que aún parece no haber tomado conciencia real de la dimensión de esta joya de nuestro acervo. Y no significa eso convertir a los Patios en un exceso , pero tampoco en un defecto