LA REGADERA

Patios de Córdoba: Tinte, 9

Doña Ana, la decana del concurso, lleva 35 años abriendo las puertas de su casa a los visitantes

Dibujo de un clavel chino del patio de la calle Tinte, 9 ESTRELLA FERNÁNDEZ-MARTOS

ESTRELLA FERNÁNDEZ-MARTOS

Al final de la calle del Tinte nos recibe doña Ana , la decana de los participantes en el Festival de Patios de Córdoba. Lleva 35 años ininterrumpidos participando en el concurso. Cuenta que se animó porque ya tenía su patio plagado de macetas y plantas que su abuela le había enseñado a cuidar. Al principio la intentaron desanimar ante la idea de abrir las puertas de su casa a completos desconocidos que se asomaran a curiosear por su patio, pero un sobrino suyo la ayudó a convencer al resto de la familia. Y desde entonces.

De todos estos años recibiendo la visita de tantos extraños en su casa, doña Ana afirma que los visitantes son personas gratas que siempre se han comportado con educación. Los primeros años se notaba mucha menos afluencia de personas y más local, más cordobeses. A lo largo de los años se han ido sumando los visitantes de fuera de la ciudad. Ahora sí hay colas y hay que organizar mejor las visitas , pero continúan siendo gente grata y agradecida por ser recibidas en su patio. Mientras, continúan entrando visitantes.

De suelo de barro y paredes blancas, su patio viste gran variedad de plantas mezcladas unas con otras en grata armonía. Hortensias, distintos tipos de clavel chino, gitanillas, margaritas, medinilla de la montaña, surfinias, flor de papel, por lo que recuerda el tacto de sus pétalos, la flor de la ceniza —de la que cuentan que la introdujo en Córdoba Manolete desde México cuando se la regaló a su madre, gran aficionada a las plantas— y muchas otras, algunas rebautizadas y bien lucidas.

Todas se reciben y se integran en buen tapiz. Tanto se integran unas en otras que hasta el limonero de más de un siglo está recuperando fuerza gracias a la naranja amarga. De las muchas plantas que tiene, doña Ana estima especialmente la maceta de amarilis de su madre. Popularmente es conocida como «suegra y nuera» porque sus trompetas están unidas pero de espaldas una de la otra. Debido al tiempo de este año aun no ha abierto sus varas. Pero está a punto. Cualquier día. Vayan a ver.

El arco del fondo del patio ha cambiado por completo su imagen. El vestido de hiedra que tradicionalmente ha lucido ha sido cambiado por surfinias rosas que lo dibujan por entero descansando en sendas bases de geranios. En la cara interior pueden verse las macetas en miniatura en las que doña Ana también cultiva . Espacios mínimos, acá un minicesto, allá un dedal, donde crecen plantas. Porque donde hay semilla hecha para crecer y brotar, las mínimas condiciones bastan.

Patios de Córdoba: Tinte, 9

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