PATIOS DE CÓRDOBA 2020
San Basilio o los enrejados de los confines del mundo de Córdoba
De Duartas a Enmedio, de Martín de Roa a Postrera, el Alcázar Viejo vive con desazón el parón en la fiesta por antonomasia de mayo y que el barrio disfruta con especial intensidad
EL hombre mayor de la camiseta no está siguiendo las instrucciones del Gobierno , ha roto las leyes del confinamiento, no observa las pautas de la desescalada, ha pasado de la Fase Cero a la Fase Cuatro sin pedirle permiso a la autoridad competente, llamen a la Policía Local de Córdoba , a los maderos, a los soldados de la UME , que el alcalde tome cartas en el asunto, que en San Basilio según se baja por la rampa con barandilla que viene del Campo Santo de los Mártires hay un señor casi anciano que está aupando a un niño por una escalera para que riegue una maceta, ambos son población de riesgo, madre mía, así nunca vamos a doblegar la curva, llama al 061 o al 092 , esto es una vergüenza. Ah, no, espera, que es la escultura de Belmonte en Martín de Roa .
Como si nada hubiese pasado
El abuelo y el niño con los que el artista cordobés inmortalizó una escena típica de los Patios de Córdoba siguen ahí, como si nada hubiese pasado. El barrio, que si no fuera por el coronavirus andaría ahora sin un sitio en el pillar sombra, se duele puertas adentro de estas siete semanas que han conmovido al mundo. ¿Seguro que estas calles que estoy pisando son las de San Basilio , o las del Alcázar Viejo ? Dónde están el guía del grupo de argentinos con el paraguas de rayas azules y blancas, dónde la norteamericana que luego se va a las Alpujarras , dónde la ancianita con zapatillas de paño aunque dé el calor de mayo, adónde hay que buscar las colas, en la puerta de qué casa, quién va servir el flamenquín y la caña helada, por qué no se puede entrar en Puerta de Sevilla ni en La Viuda , qué ha sido de los basilios, dónde hay que ir a rezarle a la Virgen de Acá .
No sabemos quién nos ha robado el mes de abril: tampoco cómo se llama el canalla que nos ha dejado sin mayo
No sabemos aún quién nos ha robado el mes de abril, tampoco cómo se llama el canalla que nos ha dejado sin mayo. Vaya crueldad. «¿Cómo van a compensar esto?». La pregunta se la hace Juan Velázquez, el empleado de un vivero con sede junto a El Higuerón que acaba de dejarle un cargamento de abono y de semillas al dueño de una casa de la calle de Enmedio . «Esto es lo más grande que nos podía pasar, lo más triste quiero decir. Mi jefe, que tiene setenta años, dice que nunca ha visto nada parecido.Esto es una ruina para toda la vida, ¿no cree usted?», se pregunta.
![La composición escultórica de Belmonte en Martín de Roa](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/05/s/reja-valerio-dos-kWFF--510x349@abc.jpg)
La respuesta, o el consuelo, no es sencillo. «Nosotros hemos montado el patio este año como si tal cosa, como si nos estuviera pasando lo que nos está pasando. Porque son nuestras macetas. Porque es nuestra casa. Porque es nuestra vida», reflexionan en voz alta Ignacio Álvarez y Carmen Ibáñez, que viven en el número 14 de la calle San Basilio .
Hasta que se independizó, él tenía su casa en la vecina Duartas, que era la casa de su madres. «Estamos tristes, apenados, porque el patio está perfecto, de temperatura, de flores... Es una pena que no pueda venir gente, ni siquiera nuestros familiares. Lo hemos adornado como siempre, como si fuéramos a ganar el primer premio, con la misma ilusión», informa quien lleva registra el número 14 de San Basilio como su domicilio desde hace cinco años. «Cuidar el patio es una manera también de distraernos y de mostrarle a la gente, a través de las redes sociales, que el coronavirus no puede con la ilusión, con las ganas de que las cosas estén bonitas; la ilusión no nos la puede quitar nadie», dice ella, Carmen.
He ahí la diferencia: empeñarse en vivir o empeñarse en no hacerlo. Rosa Collado, el alma mater de la casa número 7 de Martín de Roa —sí, junto a la estatua de Belmonte — se ha unido al batallón de los que no se dan por vencidos. A por ellos, que son poco con cobardes. No se da por vencida. «Lo tenemos preparado, como si el concurso hubiera empezado: abramos o no abramos tenemos que cuidar nuestro patio, porque el patio es una cosa que la vives y de la que te puedes olvidar. Es una parte de tu vida, de la mía al menos».
![Los propietarios de Martín de Roa, 7](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/05/s/reja-valerio-tres-kWFF--510x349@abc.jpg)
Rosa comparte la casa con sus padres y con otro inquilino, «que no colaborado con el cuidado del patio pero sí lo disfruta». Ya que no pueden pisar la casa, los seguidores del patio de Martín de Roa lo disfrutan por videoconferencia: «En las redes sociales somos muy activos. La lluvia ha hecho daño. Hay miles de personas en el mundo que nos siguen. Hay en concreto un matrimonio de Japón que no deja de mandarnos mensajes y otro de Salamanca con el que también estamos en contacto permanente», señala Collado.
Hay con todo quien aprovecha los recados domésticos para no olvidarse de las esencias de mayo. Carmen Gómez, por ejemplo. Esto del confinamiento le cogió con sus dos hijos en Dinamarca , la chica agotando un curso de intercambio internacional en la Universidad y el mayor visitando a su hermana. «Y yo, que soy viuda, echada en oración, todo el día sola. Menos mal que mis hijos son responsables y allí donde están la cosa está más controlada. Me he dado al croché. Cada día me hago una hora de yoga con Youtube. Y me aireo cuando hago la compra. Vivo en los pisos de enfrente de la Cruz Roja y cuando cruzo a la plaza de Santa Teresa para darle una vuelta a mi tía me siento viva», relata la mujer.
«Y, claro, disfruto de mayo lo que puedo. Mi vecina, que tiene mellizos por criar, ha montado una cruz en el balcón, y yo cuando bajo a San Basilio le mando fotos a Alfredo, mi hijo, que me lo agradece», completa. La vecina sigue su camino hacia el arco de Caballerizas Reales . Pasa debajo de un balcón con una banderola que pide test masivos: este mayo tiene extraños avisos en los enrejados.
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