Costumbres
Los Patios de Córdoba recuperan la tradición de los altares de devoción popular
El Jueves Santo vuelve a abrir un siglo después los emblemáticos recintos en una iniciativa con visos de continuidad
«Esto se tenía que haber hecho antes», se oía en el bullicio en torno al patio de San Juan de Palomares , con esa alegría con la que un cordobés es capaz de tomar una tradición perdida hace un siglo, hacerla propia de nuevo y convertirla ya en algo constante donde cien años apenas han supuesto un pequeño paréntesis justo en el centenario del Festival de los Patios . Y así, ese patio de San Juan de Palomares, sede de la Asociación Claveles y Gitanillas , era el primero de un recorrido impulsado por esta entidad y que ha contado con la participación de diez de estos rincones en Semana Santa y con altares instalados para la ocasión.
En esta segunda Semana Santa sin procesiones, la iniciativa recupera una costumbre que en los años 20 del siglo XX daba sus últimos coletazos, precisamente con la puesta en marcha de un concurso de altares para mantener esa tradición que entonces iba ya languideciendo. En los barrios de Santa Marina y San Lorenzo era frecuente ir a las procesiones y de madrugada a los patios. En las habitaciones que daban al patio o a la calle se instalaban pequeños altares para la ocasión, se engalanaba el lugar y vecinos y amigos mantenían un momento distendido y también de culto.
Esta vez no ha sido de madrugada, sino de tarde, pues las restricciones mandan, y ese recorrido de diez patios ha pasado por San Agustín y el Realejo para concluir en Agustín Moreno y la Plaza de Regina . Y los altares, en lugar de en las habitaciones, se han expuesto en los propios patios, recuperando, como han indicado sus organizadores, numerosos objetos de las abuelas.
En su patio de la calle Pastora , el presidente de la asociación Claveles y Gitanillas, Rafael Barón , ha explicado cómo la iniciativa parte de la información recopilada en los artículos de Notas Cordobesas, del periodista Ricardo de Montis, o más recientemente en obras del también periodista Sebastián Cuevas o el escritor Pablo García Baena, además de varios pregoneros. Los convulsos años 30 del siglo pasado dieron al traste con este hábito que ya hace cien años, como decimos, iba decayendo.
Pero hoy no decaía, más bien subía como la espuma conforme pasaba la tarde. La actividad empezaba a las 18:30 y ya había tímidas colas en unos patios restringidos por el coronavirus a unos pocos visitantes dentro y controlados en una entrada con porteros que tomaban la temperatura. En cuestión de 20 minutos esas colas empezaron a ser más que considerables y para las 19:00 en algunos recintos los visitantes ya estaban resignados a una larga espera que por cierto también pasó religiosamente el alcalde de la ciudad, José María Bellido . La conclusión estaba prevista para las 22.30
Paradójicamente en los patios cercanos a San Agustín, debido a la afluencia a la Iglesia y a otra actividad de culto en el colegio diocesano Jesús Nazareno, los patios complementaban a un gentío muchísimo mayor que recordaba a los cercanos y añorados tiempos pre-pandémicos, como si la Semana Santa cordobesa se rebelase contra la crisis sanitaria llenando las calles.
Posible continuidad
La idea surge de una situación extraordinaria «recibida con gran ilusión por todos los propietarios de los patios» pero Rafael Barón ya ha dejado caer que en la mente de la asociación está la posibilidad de retomarla con ayuda del Ayuntamiento en su sentido original de madrugada cuando la situación lo permita.
Entre idas y venidas por las callejas de la ciudad, un casco histórico vivo nuevamente gracias a los patios y los paseos de los cordobeses ansiosos de verlos, ha ofrecido una especie de esperanza. Y todo gracias a una inesperada mirada atrás que podría convertirse en un paso adelante para el restablecimiento de unas prácticas que curiosament e cien años después de su desaparición podrían retomarse cuando menos se podía esperar. ¿Que escribiría sobre todo esto Ricardo de Montis ?
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