Patios de Córdoba

Patios de Córdoba 2021 | El Palacio de Viana, donde es posible elegirlo todo

El monumento reúne en quince recintos casi todas las posibilidades estéticas

Todo lo que necesitas saber de la fiesta de los Patios de Córdoba en su centenario

Dos visitantes en uno de los patios del Palacio de Viana Valerio Merino
Luis Miranda

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¿Por qué elegir si se puede tener todo? Los Patios de Córdoba no son nunca una elección angustiosa . Se puede disfrutar cada opción y detenerse un tiempo en las que más gusten, y se puede uno quedar con todo. Sólo los propietarios tuvieron que quedarse con una forma.

De San Lorenzo a la Judería y del Alcázar Viejo a Santa Marina caben todos los modelos y en el Palacio de Viana se pueden recorrer enriquecidos por la riqueza de quienes habitaron la casa. Los miércoles de Patios , el monumento abre las puertas de forma gratuita para que los visitantes conozcan sus quince recintos .

El Palacio de Viana llega donde no pueden llegar las casas populares por el poderío de quienes lo habitaron, pero tampoco deja de recordar a los que se ven en los días de concurso en las glicinias y en las gitanillas, en las buganvillas y en los jazmines.

Se puede hacer el recorrido muchas veces y siempre hay que detenerse a leer y conocer. El de Recibo como indicación de estatus con la palmera y los acantos, pero también el de los Gatos como una pequeña isla popular con su aire de patio de vecinos.

Y de ahí al deslumbre del Patio de los Naranjos con el estanque y la naturaleza que parece asaltar como una selva , y al de la Reja que se puede ver casi en cualquier momento del año, y donde las centáureas son como esculturas de piedras blancas y con las luciérnagas amarillas de sus flores.

Avanza luego el recorrido hacia el patio de las Columnas, contemporáneo y con San Agustín al fondo , y hacia joyas sólo para unos pocos, como el de la Madama con su escultura de cipreses y el jardín con forma de laberinto en que los árboles esconden secretos.

Hasta entonces el visitante no sabe con qué quedarse y luego llega a los patios que se llamaron de servicio porque llevaban el nombre de quienes trabajaban: el de la Alberca, el del Pozo y el de los Jardineros con la celestina cubriendo toda la pared .

La visita termina otra vez en la intimidad del patio de la Capilla, umbrío y para la lectura y reflexión, entre naranjos y restos arqueológicos, y el del Archivo, sobrio y de aires barrocos con una fuente de azulejos . ¿Con cuál se queda cada uno? Muchos empezaron la visita de nuevo.

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