Patios de Córdoba 2020
Rejas y balcones, cuando el coronavirus no puede con el mayo festivo de Córdoba
Mientras las casas y los patios están cerrados las ventanas ofrecen el consuelo de sus colgaduras multicolores
Se puede disfrutar de un atardecer en la Ribera , con el sol perdiéndose por la vega del Guadalquivir y dorando las aguas del río y las piedras de los puentes. Se puede ver amanecer desde algún lugar de la Sierra , cuando la luz empieza a ganarle sitio a los pinos y a la vegetación para inundarlo todo, justo antes de que deje de ser hermoso para obligar a buscar la sombra. Se puede disfrutar de algún momento sentado en algún banco al caer la tarde y sorprenderse todavía de ver la calle llena de gente , porque tantas veces, desde el balcón, se vio vacía.
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Pero es 7 de mayo y quienes cumplan con las distancias necesarias , quienes vayan o vengan de comprar o den un paseo con los niños, pueden hacer algo de este tiempo. Las casas están cerradas y los patios no se pueden visitar, pero dan a la calle las rejas y balcones, y sus dueños han trabajado para que luzcan como si Córdoba estuviese llena de visitantes. Otros años las flores de las ventanas, aquellas que se ven al pasar por la acera pero no en la arquitectura equilibrada del patio, eran como las actrices secundarias de la fiesta. Había gente que se detenía, pero las colas estaban en el interior y todo el mundo lo buscaba.
![Balcones de la calle Diego Méndez, premiados en muchas ediciones anteriores](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/08/s/rejas-balcones-cordoba2-kGqC--510x349@abc.jpg)
Este año han dado el salto al protagonismo porque el coronavirus ha suspendido la fiesta de los Patios. Y las rejas y balcones, que en realidad son fachadas ornamentadas que llegan hasta la azotea, se han quedado solas. No incumplen ninguna norma del e stado de alarma : en estos días se ha insistido a la gente que se quede en casa y así han podido cuidar las plantas que ahora lucen como si en esta primavera no hubiera pasado nada.
Los que alguna vez se fijaron en esas flores diferentes, permanentes porque se podían ver a cualquier hora del día y de la noche y en cualquier momento de la primavera, se detuvieron en alguna ocasión en la calle Hermanos López Diéguez , en la casa de Rafael Gil y Araceli Contreras . Es una casa ancha, con muchos balcones, y está llena de gitanillas de varios colores. Recibe un escudo de Córdoba, con la Albolafia, el Puente y la Mezquita-Catedral, que talló él mismo. «Hemos quitado algunas flores, pero trabajamos todo el año y siempre se ponen flores nuevas », explican. Lo más a la vista son los balcones, pero también está decorada la azotea, porque es toda una fachada la que da a la calle y la que se puede ver en estos días.
La mujer habla de sus plantas y cuenta cómo todos los días repasa las gitanillas para quitar ramas secas y flores que se han marchitado, porque para que de lejos parezca como una colgadura vegetal y multicromática hacen falta muchos cuidados. Es una casa de ladrillo visto, casi equidistante entre el Palacio de Viana y la iglesia de San Andrés. Invitan a conocer el patio que tienen en la casa, en torno al cual está la escalera.
![Flores en la calle Julio Romero de Torres](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/08/s/rejas-balcones-cordoba3-kGqC--510x349@abc.jpg)
Las rejas y balcones tienen una sola ruta y en parte se concentran en unos pocos metros. Detrás de allí hay algunas, en la calle Pedro Fernández y sobre todo en la calle Cidros , ese camino estrecho lleno de curvas que llega hasta Juan Rufo, en pleno corazón de una Córdoba íntima. Hay varios, pero una de las casas que más luce está en el número 7, la casa de Rafael Revuelto y Marina Romero , que tiene seis balcones, todos ellos llenos de flores. «Son sulfinias y gitanillas que cuidamos todo el año», cuenta Marina Romero, que explica que es «mucho trabajo» hasta conseguir que luzcan como lucen en mayo.
Nunca ha recibido un premio en el concurso, quizá porque, según dice, el jurado prefiere que los balcones se decoren sólo con gitanillas y flores más tradicionales, pero a lo largo de sus seis balcones es todo un jardín colgante el que disfrutan quienes pasan en estos días por allí. También invita a pasar a su patio, que podría estar abierto en mayo con toda naturalidad, pero que si no ofrecen a las visitas es porque conocen el mucho sacrificio que requiere para atender a todas las personas que tienen que pasar por allí. «Cuando están más bonitas estas flores es en Semana Santa », relata la dueña, que explica como fue su marido quien primero empezó a cultivar distintas especies hasta disfrutar del patio que ahora tienen.
La ruta de las rejas y balcones la pueden hacer con los ojos cerrados los amantes de las fiestas de mayo, porque incluso lejos del quinto mes del año al pasar por ciertas calles de la Córdoba histórica se recuerdan esos lugares tapizados por la vegetación. El de la calle Diego Méndez es uno de los que más premios acumula todos los años gracias a gitanillas que caen casi tapando la fachada, siempre en color morado, que parece el color preferido para esta forma de disfrutar el mayo cordobés. Los tres balcones tapizan la fachada blanca en un año en que no se ve a gente con los mapas en la mano entre la calle Duque de la Victoria y la plaza de las Tazas.
![Detalle de la casa de la calle Hermanos López Diéguez](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/08/s/rejas-balcones-cordoba4-kGqC--510x349@abc.jpg)
De allí hasta otro de los rincones clásicos: la calle Julio Romero de Torres . También han optado por las gitanillas y en su caso ayuda el encanto de la arquitectura y el silencio de los lugares que no esperan coches. En otros lugares, sin anunciarse y sin concursar, hay rejas y ventanas engalanadas , porque si hay que quedarse en casa nadie dice que no se pueda vivir el espíritu de mayo.