Patios de Córdoba 2020
Camelias fuera de tiempo y un helecho de 40 años en los patios de Córdoba
Ana Balbuena y Juana Romero cuidan de los recintos de Juan Fernández, 6 y Zarco, 154
No es éste el tiempo ni el lugar para las camelias . Originarias de climas tropicales, en España abundan en Galicia, donde se benefician de unas lluvias que escasean en Córdoba. Suelen abrirse al final del invierno, por lo que es raro ver flores de camelias a estas alturas de la primavera , y menos al sur del paralelo 38. Tienen una característica singular: sus flores apenas desprenden aroma, al menos en las variedades más comunes. De ello dejó constancia Alejandro Dumas hijo en su obra maestra «La dama de las camelias» , que más tarde inspiró otra monumental creación artística, «La Traviata» de Verdi . En la novela, culmen del romanticismo literario francés, la protagonista Margarita Gautier, mujer de pasos largos y amores cortos, es alérgica al perfume de las flores, por lo que sólo se adorna con ramos de camelias. Son unas flores bellísimas, pero sin la gracia del jazmín o el azahar. Son unas flores «cordosiesas».
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Las camelias ocupan el centro del patio cordobés de la calle Pedro Fernández, 6 . Desde el exterior, nada invita a pensar que tras la fachada verdea un atrio que ha ganado ya media docena de premios en el Concurso de Córdoba . Se accede a través de un zaguán tan pequeño que a duras penas albergaría un dormitorio de matrimonio; está presidido por un enorme lienzo azulado y los galardones que atestiguan la belleza del jardín interior. Más allá, un pequeño arbusto ocupa un lugar privilegiado en el atrio, sobre un pozo que su dueña, Ana Balbuena , asegura que tiene fábrica romana. Es el camelio, que este año ha florecido como nunca y, a mediados de mayo, aun guarda medio centenar de capullos. Cuando se le pregunta a Ana por su planta favorita, responde que «de la que más orgullosa me siento es de la camelia . En febrero o marzo tiene muchas flores, pero normalmente cuando llega mayo le quedan dos o tres; este año le cuento hasta 50».
Un buen año
Ha sido un buen año para las flores . El clima ha permitido una floración abundante no sólo en el camelio, sino también en las begonias, los geranios y las docenas de plantas que dan vida y color a este patio del Realejo. Ana las conoce por su nombre común, pero también por sus alias, muchas veces producto de la sorna andaluza. Como las amarilis , flores tan efímeras como los afectos de la Dama de las Camelias y a las que Ana se refiere como «la nuera y la suegra» porque en pareja cada una mira hacia un lado. O porque «se dan el culete y nunca están de acuerdo», en palabras de la propietaria que las cuida con mimo.
Hay geranios chinos, begonias ; «alegrías de la casa» y «alitas de ángel», cualesquiera que sean esas plantas; multitud de bejeques o rosas de la Gomera, que no son en realidad rosas; un laurel, un olivo y un limonero que «representan a las tres culturas de Córdoba», dice su cuidadora. Y si hay flora, también hay fauna, «un bicho que se ha comido una planta, el puñetero».
Lo que no habrá este año, como en todos los patios de Córdoba, son visitas en Pedro Fernández. El confinamiento ha dado al traste con el certamen, una circunstancia que Ana lamenta porque, asegura, le impide por el momento acceder a ayudas y subvenciones que sirven para costear una parte del mantenimiento anual del recinto. Por si fuera poco, «esto lo llevo mal porque soy callejera».
Quedarse en casa, sin embargo, ha tenido su parte positiva en el hogar de Ana Balbuena. Puesto que no ha podido comprar plantas nuevas, ha aprovechado el confinamiento para multiplicar las que ya tenía, sacando esquejes de las «plantas madre» y consiguiendo así multiplicar el número de macetas sin tener que hacer dispendios. «He estado dos meses plantando y ahora las flores están más bonitas que nunca. Están preciosas . Me he dedicado a dividirlas y de una maceta he sacado cuatro». Como resultado, todas las plantas nuevas del patio de Pedro Fernández son «de producción propia», explica la propietaria de la vivienda.
Ahora confía en que en el otoño se recupere el Concurso de Patios para poder abrir las puertas a las visitas y, de paso, recuperar las ayudas económicas que suponen «una ayuda para los patios y para la gente que trabajamos todo el año», concluye.
Zarco, 15
En el patio de la calle Zarco número 15 , en el barrio de Santa Marina, el verdadero protagonista es un enorme helecho más viejo que la propia casa a la que alegra. Tiene unos cuarenta años, afirma su propietaria, Juana Romero , que aunque siente predilección por esta planta sin flores , así como por una orquídea, las trata «a todas por igual». Su atrio porticado de construcción relativamente moderna está atiborrado de plantas y flores, y eso que Juana tiene en la parte de arriba de la casa «más del doble». En el patio sólo se solean las que más lucen en este tiempo, como los geranios chinos o las begonias.
Juana insiste en que «este año ha sido muy bueno para las flores por la climatología. Sí, ha sido muy bueno ». Por eso, considera que es «una pena» que no lo hayan podido disfrutar los visitantes durante el Concurso de Patios , al que la cuidadora lleva presentándose casi tres décadas con bastante éxito. Recuerda que al menos ha ganado tres premios del certamen en todos estos años. Más el galardón que le concedió el año pasado el periódico ABC Córdoba , conseguido mediante una votación popular. Desde luego, su patio tiene tirón entre el público. «Toda la gente me dice que está muy bonito y muy fino y me dan la enhorabuena. Siempre se van muy contentos» de esta casa de la Axerquía , afirma Juana Romero entre sus plantas.
Como ocurre con los demás patios a concurso, Juana explica que el mantenimiento hay que hacerlo durante todo el año, aunque sólo sea para lucirlo durante dos semanas. El resto del tiempo lo disfruta la familia. Por eso se lamenta de la suspensión del Concurso , necesaria por otra parte, y valora positivamente la posibilidad de que se celebre en otoño. Pero para esas fechas las flores no serán probablemente las mismas que brotan en primavera . La cuidadora confía en que en tal caso los organizadores del certamen «nos dirán lo que tenemos que poner». A ella, desde luego, no le faltan especímenes. De las que están en la planta noble de la casa, «algunas ya se están pasando por lo que les doy el tirón y me las subo para arriba porque ya no dicen nada». Lo verde, como el helecho , se queda todo el año en el patio.