MAYO FESTIVO
Patios de 2018 de Córdoba: la picaresca que empaña la fiesta
Venta de bebidas junto o dentro de las casas, pop o sevillanas a todo trapo, robos en los platos de «la voluntad»...
Bien pero con cosas que corregir: lA sexta edición de la fiesta de los Patios bajo la protección de la Unesco concluye con un balance positivo si bien no ha estado exenta de ciertos comportamientos que no hacen sino empañar la dedicación generosa de los cuidadores de las casas y el esfuerzo del Ayuntamiento de Córdoba para que el lucimiento del certamen sea óptimo. Si el magro sueldo de los controladores de los recintos —cinco euros por hora— ha sido quizás la noticia negativa más llamativa de las dos semanas de puertas abiertas que ayer concluyeron no han faltado hechos aislados que merecen ser corregidos.Los lugares en los que han acontecido han sido los de más tránsito de visitantes, a saber, el Alcázar Viejo y Santa Marina.
Cualquiera que haya estado en los últimos días en el entorno de Martín de Roa, junto a la estatua salida de las manos y de la cabeza de José Manuel Belmonte, habrá sido atosigado por personas —¿cercanas a los dueños de los patios?— que ofrecían bebidas frescas, en algunas ocasiones en barras clandestinas instaladas en patios circundantes.
¿Espíritu desprendido?
Otra cuestión que precisa de una revisión, o de una sanción: no es de recibo que «la voluntad» que se les pide a quienes pisan un patio en un platillo de la entrada adquiera tintes forzosos. ¿A qué vienen esas caras largas de algunos propietarios si los turistas o los cordobeses no tienen nada suelto para dejar como gratificación, que en cualquier caso no es obligatoria? Apena que ese cierto afán recaudatorio, sobre todo porque se da de bruces con el espíritu desprendido de la tradición de los patios.
Más. La música. Quien haya recorrido con los ojos y los oídos dispuestos los cincuenta recintos que han participado en el concurso se habrá dado cuenta de que la música pop —¿qué hacen los Hombres G sonando en cierto lugar de San Andrés desde un altavoz colocado junto a una maceta de geranios?— es un recurso cada vez más recurrente en los patios, así como las sevillanas corraleras que cantan las esencias de la Torre del Oro de Sevilla o de las Marismas del Rocío. Hasta un grupo flamenco que imitaba a Ketama ha habido una tarde sí y otra no en una casa cercana a los Padres de Gracia.
Y qué decir de la tentación de llevarse algo de recuerdo de las estancias descubiertas. Uno de los componentes de la Asociación Claveles y Gitanillas ha lamentado el extravío de una plancha de época y otro la rotura de un botijo de la Rambla; un tercero vio que le faltaba el platillo de la voluntad... Se lo había llevado un grupo de jóvenes... que lo devolvieron el dinero con una nota de disculpa...