EL CAMPO

Patata nueva andaluza: sin trampa ni cartón

La publicidad engañosa en la comercialización de la patata nueva pone en riesgo el sector

El descenso de la producción de patata nueva se hace patente en Andalucía ABC

I. L.

La práctica generalizada de publicidad engañosa de las cadenas de distribución y minoristas en la comercialización de la patata , consistente en vender como patatas nuevas las que son de conservación y vienen importadas de países extranjeros, está poniendo en riesgo al sector productor y está generando una bajada de confianza en el consumidor.

Esta situación es la que se ha puesto sobre la mesa en el IV Congreso de Patata Nueva de España , organizado por Asociafruit y celebrado en la Hacienda Santa Cruz de la localidad sevillana de San José de la Rinconada. En este foro, el presidente del sector de Patata de Asociafruit, Marco Román, ha denunciado que «este engaño publicitario está afectando al sector productor y directamente al cultivo del tubérculo, que ha reducido su superficie en los últimos años».

De hecho, de las 23.000 hectáreas cultivadas en Andalucía en 1990, se pasó a 10.850 en 2013, un descenso del 52,8%. A nivel nacional, la merma es aún mayor, del 74%, al pasar de 271.300 hectáreas a sólo 71.100. En 2015, lejos de paliarse esta situación, la caída en el cultivo ha continuado, de manera que la reducción de superficie ha sido de un 4%, tanto a nivel andaluz como nacional.

Esta pérdida productiva tiene que ver también, según ha señalado Román, con el hecho de que «España importa el 70% de la patata de otros países, fundamentalmente de Francia, mientras que la mayor parte de la producción de patata nueva de España se exporta a Europa, ya que es un producto con calidad reconocida internacionalmente». Por tanto, se da la paradoja de que «los consumidores europeos demandan la patata nueva cultivada en España, principalmente en Andalucía, mientras que en nuestro país se consume patata de conservación .

Durante el congreso, la investigadora del CSIC Marta Mesías ha presentado un estudio cuyas conclusiones revelan que en los procesos de fritura doméstica, la patata conservada genera una sustancia denominada acrilamida, «que es nociva para la salud», tal y como ya adelantó la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

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