APUNTES AL MARGEN
El paso del ecuador
El cogobierno y su sidecar empieza en apenas unos días a afrontar sus dos primeros años con una escasa aportación de ideas propias a la realidad de la ciudad de Córdoba
En apenas unos días, en plena Feria o resaca de la misma (según los cuerpos), la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio , y su equipo de concejales tendrán lo que en la vida universitaria se llama el paso del ecuador. El 27 de mayo, se cumplirán dos años de las elecciones municipales que alumbraron la actual coalición de gobierno que dice mandar en la ciudad con el apoyo de Ganemos , convertido ya en un apéndice simbótico del grupo municipal de Izquierda Unida . Es a Ambrosio la que le tocará examinarse aunque a ella le suele gustar dejar las cosas para el 13 de junio, efemérides de su investidura. Es un error de concepto: la alcaldesa es consciente, como buen cargo público que desde hace tanto tiempo es, que los mandatos municipales durante cuatro años y van de fecha electoral a fecha electoral. De último domingo de mayo a último domingo de mayo.
Ambrosio pasa por ser la titular de la Alcaldía más extraña de todos cuantos han ocupado el cargo . El populismo, ahora denostado como concepto, resulta inherente al puesto de trabajo que ahora ocupa por primera vez una militante socialista desde Manuel Sánchez Badajoz . Pero a esta alcaldesa no le sale. El paso por esa simulación de la política que es la Junta -convengamos que Andalucía es un concepto demasiado abstracto pese a tantos años de la autonomía- dejó en ella una impronta institucional que no la hace besar niños, abrazar abuelas y recorrerse los barrios si no es en compañía de su guardia de «corps» que, en ocasiones como las del Polígono del Guadalquivir, le ha salido rana. Ambrosio es una alcaldesa fortificada con foso , escuadras de combate, torreones de asalto y coros y danzas. Solo hay que repasar su agenda -que es pública y está en la web municipal- para detectar que es mujer de horario firme, de nueve a tres. Alcaldesa «indoor» más que de exteriores. De recepción institucional y sonrisas livianas pero no de carcajadas y perolete.
Continuamente se confunde en estas cosas fondo y forma. Se puede ser un gran alcalde y realizar una gestión desastrosa. Hay tipos que han pasado cuatro años sin dar palo al agua, o llevándoselo a manos llenas, y tenían el favor del pueblo, que al final canta lo que le da la gana. En el caso de Ambrosio sucede una conjunción milagrosa. Su gestión no está siendo nada del otro mundo, si se atiende a datos como la bajísima ejecución presupuestaria (que ha generado un superávit histórico por falta de cosas que hacer). Su capacidad de liderazgo cívico no ha de labrarse en bronce tampoco. Es evidente que ha ganado en popularidad, como dicen algunos sondeos. Ni un diez por ciento de lo que podría haber sido si hubiese salido de la zona de confort que tiene marcada por estricta voluntad propia. Si alguna vez hubiese dicho algo que no parezca estar escrito por dos asesores , supervisado por medio gobierno y revisado de su puño y letra. No vaya a dar un titular.
Lleva unos meses Ambrosio intentándolo al menos. Frente a unos socios de gobierno que solo se trabajan a su parroquia , con esa inherente vocación minotaria que parece tener IU desde hace tres cuartos de hora, la alcaldesa parece estar intentando arrastrar su imagen a donde están los votos. Por mucho que mi querido Perico diga misas en latín, que no las da, arrinconarse en el banquillo de la izquierda del ring es un auténtico suicidio. Las papeletas , en Córdoba, se encuentra en ese lugar centrado , con todos los matices que da una sociedad diversa, de la gente que quiere dar mejor educación a sus hijos, vivir en una casa cada vez más cómoda, que no malgasten sus impuestos y tener un trabajo que le permita una vida de ciertas holguras.
Hay que reconocerle a la alcaldesa y a algunas personas de su equipo que han sido freno de no pocos disparates . El PSOE juega de Luso en el gobierno municipal, si me permite el cordobesismo. Ahora está comprobando Isabel Ambrosio, aunque sea imposible contrastarlo porque con los de este periódico se limita al hola y adiós (con lo que la echamos de menos, snif), que su gobierno está expuesto a ventoleras excesivas de carácter endógeno: a municipalizaciones a las que no le cuadran las cuentas , a imposiciones tributarias que tendrían a la clase media apedreando la ventana de Capitulares, a medidas que derivarían en destrucción de puestos de trabajo. De eso, de momento, no tenemos la culpa los del ABC .