APUNTES AL MARGEN

Hay partido

El PP no estará vendido aún ganando. El PSOE no tendrá que pactar obligatoriamente, con lo que tiene a la izquierda

José María Bellido, en su banca del salón de plenos mientras la alcaldesa pasa por su lado VALERIO MERINO

Rafael Ruiz

DEL sondeo preelectoral que Dataestudios ha realizado para este periódico se puede deducir que ni el PP ni el PSOE, pese a detentar la condición de favoritos, tendrán una mayoría destacada que les permitirá gobernar en solitario a partir de junio de 2019. Los nueve o diez ediles que obtendría José María Bellido y los siete u ocho de Isabel Ambrosio —con una larga campaña por delante para movilizar a los indecisos— no serían nada sin un acuerdo posterior. El resultado de la encuesta otorga la llave del cortijo a Ciudadanos (5) y a todo lo que está a la izquierda del PSOE si alguna vez les da por comportarse como adultos. Siete concejales que hoy se repartirían IU (4) y Ganemos (3) a expensas de la formalización —o no— de la coalición electoral con Podemos que, según las experiencias conocidas, no suele funcionar por la regla de dos más dos igual a cuatro.

Si bucean en los números que aquí les presentamos, verán que el votante popular tiene muy claro con quién prefiere pactar: Ciudadanos. Pero es que el socialista empieza a tenerlo también: Ciudadanos. Entre quien tiene intención de apoyar a Isabel Ambrosio, resulta que ganan quienes prefieren un acuerdo con los de naranja que los que abogan por reeditar un acuerdo parecido al de este mandato. Probablemente, la propia alcaldesa esté de acuerdo con ese punto de vista tras las mañanitas tortuosas que le han dado sus socios de gobierno durante este mandato.

«El votante popular tienen claro con quién pactar: Ciudadanos. Y el socialista también: Ciudadanos»

En la otra acera —es decir, entre quienes van a votar a Ciudadanos— resulta que lo que quieren es pactar con el PP mayoritariamente. El sesenta por ciento de las personas que dicen que van a apoyar a quien presente el partido de Rivera en Córdoba se sentiría cómodas con un gobierno pactado con los populares por un 32 por ciento que vería con buenos ojos un acuerdo con los socialistas. Téngase en cuenta este dato porque el escenario es múltiple. Detrás de la puerta uno, susto. Detrás de la puerta dos, muerte.

El sondeo llega en un momento líquido de la política cordobesa. Ciudadanos, incomprensiblemente, no tiene candidato. Confían tanto en la potencia de la marca que intentan hacer buena aquella sentencia atribuida a Alfonso Guerra de que podían presentar una cabra a las elecciones, que los resultados serían los mismos. Ganemos se ha apeado, de momento, de la llamada confluencia porque, aunque no lo quiera reconocer nadie, están pesando más los asuntos particulares que la proyección de una candidatura seria. Y Podemos sigue sin tener una implantación lo suficientemente potente para trasladar aquí lo que sí es en Madrid. El tufillo «amateur» sigue jugando a la contra y la ausencia de un liderazgo claro es cada vez más evidente.

Las reglas han cambiado

Las reglas, señores, han cambiado. Antiguamente, al alcalde o alcaldesa la conocía hasta el Tato. Para bien o para mal. Sucedió que algunos de los titulares del cargo eran personas expresamente dotadas para las relaciones públicas, para ganarse al personal los días de mercadillo. Los de ahora son como funcionarios destacados pero funcionarios al fin y al cabo. Con Rosa Aguilar, pasaba que mucha gente pensaba que era militante del PSOE cuando estaba en IU pero todo el mundo sabía que ella estaba al mando. Isabel Ambrosio, pese al aparataje de propaganda que mueve la municipalidad, no es capaz de pegar el estirón que la Alcaldía otorga, así como hipótesis, porque tiene un problema severo de conocimiento público. Que Bellido tenga que darse a conocer, en sus primeras elecciones como cabeza de cartel, parece hasta lógico. Que la alcaldesa no tenga unas diferencias notorias con el jefe de la oposición en este punto, no lo es. Visto de otra manera, casi mejor para los intereses de la regidora. Bellido gana en valoración entre quienes más le conocen. Con la candidata del PSOE ocurre justo al contrario.

El siguiente mandato no tendrá propiedad conmutativa. No será igual dónde está cada cual. Las personas que usted elija van a tener que decidir. El PP no estará vendido aún ganando, el PSOE no tendrá que pactar sí o sí por la izquierda. Las opciones serán múltiples. Incluso para peor.

Hay partido.

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