Patios de Córdoba 2020
De Parras a Diego Méndez, las casas veteranas de Córdoba en la desdicha y dicha de los siglos
Muchas viviendas han conocido largas décadas en que han pasado por ellas las familias y los acontecimientos
¿Cuántas epidemias, años de carestía , tiempos de tristeza y esperanzas frustradas habrán visto los patios más antiguos de Córdoba? ¿Qué memoria guardarán las vigas de madera , los ladrillos que nadie quitó, de los tiempos en que la ciudad se asomó a abismos de desesperanza y tribulación como los de este año? Si pudieran hablar podrían historias de momentos en que pareció que el mundo se acababa y volvió a resurgir, de historias en que la desesperación se disipó como la niebla en un minuto y dio paso al momento en que el sol empezó a calentar otra vez.
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Así fue en los breves segundos en que el eco de un terremoto parecía echar la ciudad abajo, en los días en que la epidemia llega como un vapor invisible que amenazaba con llevar a todo el mundo a la tumba. Cuando del cielo escupían metralla y plomo aviones que entonces eran casi criaturas extrañas y apocalípticas.
Este 2020 no es un año sin Patios de Córdoba, porque están abiertos y cuidados como siempre, pero sí uno de esos momentos singulares y tristes que ya han vivido muchas veces los más antiguos de todos, aquellos cuyas vigas han visto empezar y morir varios siglos. Lo sabe Rosario Cantillo cuando abre con toda alegría las puertas de uno de los más hermosos y auténticos de la fiesta: el número 6 de la calle Parras .
Quizá en otros barrios los adelantos tecnológicos y el cambio en las casas hayan creado un modo de vida nuevo: aquí es siempre el mismo. Rosario Cantillo está acostumbrada a que en estos días de mayo su patio esté abierto todo el día y ahora tiene que mantener la puerta cerrada , aunque la abre para los periodistas y va mostrando los rasgos que hablan de la antigüedad de la casa: «La escritura ni la puedo leer», cuenta. De tan antigua. «Fíjese en las vigas », relata, «algunas son rectangulares y otras redondas. Las que se podían encontrar en cada época».
![Limones en la calle Parras, 6](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/09/s/cronica-patios-parras2-kUAF--510x349@abc.jpg)
El patio como tal tiene un limonero con más de 140 años de vida , del que ya están las frutas listas para cogerse, pero también queda algo de azahar . Hay un singular arriate con azulejos decorados con granadas, todo lleno de plantas, y muchas más especies repartidas. De ellas, las dos esparragueras tuvieron un año el premio del árbol singular que otorga el Ayuntamiento.
Rosario Cantillo muestra en la galería de la casa los azulejos con todos los galardones desde 1968, el año en que se casó. Al mediodía queda una franja en que da el sol, pero después el patio queda umbrío y hasta en verano la siesta en las galerías es inevitable, más que una simple opción. «Las flores que colgaban arriba estuvieron muy bonitas, pero con las últimas lluvias se marchitaron», cuenta la propietaria mientras enseña una columna antigua que bajaron del piso de arriba y que ahora es el soporte de una planta.
El patio rebosa de colores y de rincones que la dueña muestra sin descanso, como los arcos de ladrillo visto que antes estuvieron cubiertos de cal, pero también el bolo cordobés, el pozo y las rosas de pitiminí. «Mire, mire qué olor y qué sabor de estos limones»,dice cuando ofrece uno a los periodistas.
![Patio de Diego Méndez, 11](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/09/s/cronica-patios-parras3-kUAF--510x349@abc.jpg)
La calle Parras es una calle de patios que a esas alturas del año suele estar llena de colas y casi siempre sin prisas. La casa número 8 también tiene patio, pero está cerrada. La número 5 no se atreve a abrir. La dueña tiene a sus padres en casa, ya nonagenarios, y prefiere no exponerlos al posible contagio de que entren personas en la casa.
En Diego Méndez, 11 hay un patio que no es de los más conocidos, pero que también puede presumir de estar entre los más antiguos, por lo menos por algunos de sus elementos. Las galerías superiores lo delatan a distancia: rozan los dos siglos y medio de vida. Ahora hay casi una decena de viviendas, la mayor parte de ellas de personas solas, pero también hay una familia con cinco miembros. Es precisamente el padre quien abre la puerta e invita a pasar a un patio distinto de como hubiera sido para participar en el concurso . Están, eso sí, las flores colgantes, y se intuye la arquitectura del tiempo en que era un patio antiguo en que todas las familias convivían.
![Pájaro enjaulado y detalles de decoración en Diego Méndez, 11](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/09/s/cronica-patios-parras4-kUAF--510x349@abc.jpg)
En otros años, como contaban sus propietarios, abundaban los visitantes que podían contar historias de la casa, porque sus padres o sus abuelos habían vivido en ella. Ahora lo que sucede allí es la vida cotidiana , la familia que juega con sus perros o la mujer que se afana en algunas tareas que le permiten evadirse de otras preocupaciones. El tiempo pasa y seguirá pasando, y con él las dichas y desdichas perdurables y las que sólo estarán un momomento, como se espera ahora del coronavirus .