APUNTES AL MARGEN

El papelón de Ciudadanos

Lo malo no es que apoyen al PSOE ni que garanticen la gobernabilidad. Lo peligroso es la sensación de aval acrítico e incondicional a Susana Díaz que está dando el partido de Rivera

Albert Rivera y Juan Marín REUTER/MARCELO DEL POZO

RAFA RUIZ

A lo mejor es que no entiendo muy bien esto de la nueva política , de la regeneración democrática y de la emergencia de los emergentes. Pero Ciudadanos está haciendo el ridículo en la Junta. Las malas noticias es mejor darlas de un tirón. El invento no carbura en esta tierra. La noticia es que el proyecto político creado para reformar el sistema desde dentro está teniendo -y mira que tienen cosas que reformar- el papel que se le asigna a un palmero en las fiestas de tablao. Incluso con alguna votación bochornosa como las que se han producido en la mesa del Parlamento de Andalucía haciendo el caldo gordo a una interpretación de las cosas que convierte la Cámara -y particularmente a su presidencia- en una consejería más del Gobierno.

Albert Rivera es la cara de un proyecto que, fuera de Cataluña, aún está por chequear. Efectivamente, la música reformista, liberal y centrista puede sonar muy bien a quien se encuentra cómodo dentro del marco aunque reconozca que el cuadro precisa de cierta restauración. El problema es la letra. La aplicación práctica , en la política diaria, de las fotos glamurosas y los programas desenfadados de televisión. Ahí es donde está la prueba del nueve de que un proyecto tiene algo más que espuma, flashes y un candidato con labia y buena planta.

La determinación de Ciudadanos de investir a Susana Díaz tuvo cierta lógica democrática. La presidenta de la Junta había ganado las elecciones y tenía perfecto derecho a tomar posesión del cargo ejecutivo . Hacerlo mediante un acuerdo en el que el partido que lidera Juan Marín da tanto y recibe tan poco , es lo que no tiene ninguna explicación plausible. Díaz ha hecho el negocio del siglo. No comparte ni un gramo del poder autonómico, ya que el Gobierno no es de coalición, y tiene un aliado fiel en las votaciones parlamentarias. Un auténtico chollo , oigan.

Como todo el mundo que lee periódicos sabe, Ciudadanos ha votado con el PSOE contra todas las enmiendas presentadas por la oposición al proyecto de ley de presupuestos andaluces . En bloque, sin el más mínimo análisis crítico para ponerle las cosas chungas a los socialistas apoyando puntualmente iniciativas justas de otros grupos. De hecho, llegó a anunciar que presentaría cincuenta propuestas de modificación a las cuentas que se quedaron en nueve de las que se aprobaron ocho. Curiosa forma de influir en la acción del Gobierno. La más relevante, la bajada de dos puntos en el IRPF autonómico (que cualquiera sospecha que iba a pasar igual tras la decisión de Rajoy de adelantar la rebaja en el tramo estatal). Ninguna de las enmiendas se moja en inversiones concretas que se reclaman desde los territorios ni genera acciones que el PSOE tenga que poner en marcha a su pesar. El anuncio de que el recorte en entes instrumentales -con el problema de gigantismo de la Administración- ascenderá al seis por ciento mueve a la ternura y al cachondeo. Y no haberle metido mano al injusto impuesto de sucesiones antes de la votación presupuestaria solo puede considerarse como una muestra de inexperiencia, incapacidad o ambas cosas combinadas. Nadie puede ser tan panoli si no es a sabiendas.

Ciudadanos tiene una oportunidad histórica , dicen las encuestas, de darle un meneo al panorama político. El partido ha ascendido en el momento oportuno, justo cuando ya era inviable que sus errores generasen desgaste. Las señas de identidad de Podemos presentan una enorme dificultad para la creación de un producto digerible para las masas pero el partido de Rivera no tiene ese déficit. Está en un lugar del tablero donde no tiene que buscar la centralidad, que es lo que ha intentado Pablo Iglesias con su barnizado socialdemócrata. Pero las palabras son palabras. Y los carteles se resquebrajan, se caen y se olvidan. En política lo que importa son las decisiones y la venta al público de las mismas. Ciudadanos, en Andalucía, es como el trío que cantaba con Julio Iglesias o los gemelos que escoltaban a María Dolores Pradera . Los coristas de la canción para lucimiento de la estrella. La mejor vía para tirar un proyecto a la basura es que los votantes, en minúscula, te consideren una inutilidad . Y ese es el papelón de Ciudadanos aquí y ahora.

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