SOLIDARIDAD
Pan y paz, receta de Juan José Aguirre, obispo de Córdoba en la cruda realidad de Centroáfrica
El misionero relata en su nueva carta desde Bagassou «la ayuda fragmentada y desigual de cientos de oenegés»
La atroz situación que se vive en Centroáfrica da para decenas de capítulos espeluznantes, con los ingredientes cotidianos del hambre , la paz muy entrecomillada y las peculiaridades del día a día, entre sobornos y miedo. La última carta de Juan José Aguirre , obispo de Córdoba en Bangassou que arraiga su solidaridad en un país dantesco, es un compendio de muchas de estas vicisitudes.
La enfermedad de Kwashiorkor es común entre los niños que huyen de la guerra . «Llegan con el pelo seco como la estopa, las mejillas caídas y un poco de encefalopatía«, detalla Aguirre en la misiva, fechada el 15 de julio. Centroáfrica está en el vagón de cola de la pobreza, que ya es decir. «Llegan cada día a por la leche Hero que nos mandan desde Córdoba», relata el misionero, que informa que por fin han podido distribuir comida de león, medicinas y otros materiales, después de «un año bloqueado en un contenedor en Bagui a causa de la guerra».
Monseñor Juan José Aguirre denuncia la « ayuda fragmentada y desigual» de cientos de oenegés de países donadores como Suecia, Noruega, Canadá o Australia, que hacen su labor «con total falta de empatía por la gente» y con la subcontrata de otras oenegés más pequeñas que se mueven «por dinero».
Alaba el sacrificio de la cooperante cordobesa Belén que se desvive con los ancianos de la Casa de la Esperanza, pese al desinterés del gobierno de la República Centroafricana, «el único país del mundo con 4 extranjeros» en el mando.
Aguirre aguarda «un futuro sin señores de la guerra, con escuelas abiertas y mercado libre» gracias al trabajo incombustible de misioneros, curas y monjas « para pintar de azul lo que parece negro».