Contramiradas

Padre Lázaro: «El silencio me llena de paz y de seguridad»

Desde que pisó Córdoba en 1988 no ha hecho otra cosa sino arrimar el hombro. En 33 años ha dejado un reguero de proyectos humanitarios. Inmigrantes, sintecho y toxicómanos conocen su obra

El religioso, en el patio del convento de los trinitarios VALERIO MERINO
Aristóteles Moreno

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Hace casi cuatro años que puso fin a la presidencia de Proyecto Hombre. Al centro de rehabilitación de jóvenes toxicómanos dedicó nada menos que 24 años de su vida. Que se dice pronto. Pero el Padre Lázaro es así. El mismo sacerdote que fundó el comedor de transeúntes y alentó la creación de Córdoba Acoge para dar amparo a inmigrantes a finales de los ochenta. «Es nuestro carisma: redimir y liberar a los oprimidos», explica apoyado sobre una mesa grande de madera.

Nos recibe en el convento de los Trinitarios . Solo seis frailes residen ya en este vetusto edificio escondido en el costado de la Iglesia de los Padres de Gracia . Gobierna un penetrante silencio en sus solitarias galerías. Es lunes de una mañana radiante de sol. Y los ecos de la crisis migratoria del Tarajal aún resuenan en el aire.

—La revista católica «Vida Nueva» saca en portada esta semana la foto de la joven de la Cruz Roja y el inmigrante senegalés abrazados en Ceuta. Lleva este titular: «La invasión de los hijos de Dios». ¿Se reconoce en esta frase?

—Ojalá esa invasión de los hijos de Dios aparezca. Que nos quitemos ya tanto miedo y seamos conscientes de que si somos cristianos nuestra labor es estar con el que nos necesita: sea inmigrante, tenga problemas de droga o de soledad . Eso es un testimonio. Un ejemplo.

—¿Qué hacemos con los inmigrantes?

—Muchas cosas. Primero, trabajar en el lugar de origen. Eso es clave. Y si vienen serán acogidos de otra manera. Falta coordinación. Nosotros hemos sido emigrantes . Igual que nos gustaba que cuando íbamos a Latinoamérica nos acogieran, hay que acoger a esta gente como personas que somos todos.

—¿El mundo necesita más muros o más solidaridad?

—Necesita más amor . Mas solidaridad . Y más acogida. Ser consciente de que el que está frente a mí es una persona igual que yo. Ni menos ni más. Los muros son todos negativos. El puente es el contacto. Lo que nos une. El brazo que acoge al hermano .

«Si somos cristianos, nuestra labor es estar con el que nos necesita, sea inmigrante, tenga problemas de droga o soledad»

—¿Y si la gente pide más muros?

—Las personas necesitan un proyecto de vida . Y, si no lo tenemos, vamos donde van todos. Es la manipulación de la gente. Y eso hace que la persona sea caca vez más inculta. La educación la estamos echando por tierra . No hay una educación seria, auténtica, responsable, libre.

El Padre Lázaro durante la conversación con ABC VALERIO MERINO

—¿Por qué tenemos miedo al otro?

—Es un miedo ficticio, no real, a que otra persona me quite mi puesto. Vienen de fuera y nos quitan el trabajo . ¡Vamos a ver! ¿Cuántos hay que están parados y no quieren trabajar? Ese miedo está infundado. Falta educación .

Oriundo de Laguna de Negrillos (León) , el Padre Lázar o se instaló en Córdoba en 1988 . Y lo hizo en esta misma congregación trinitaria donde hoy tiene lugar la entrevista . Un año después de establecerse aquí, el provincial de la orden le encargó la organización de un comedor de transeúntes. Y aquí sigue, casi 32 años después, dando de comer a un centenar de personas cada día. Luego impulsó la creación de Córdoba Acoge , que presta auxilio a los cientos de inmigrantes que cada año llaman a su puerta.

Proyecto Hombre nació en 1993 . El provincial de los trinitarios fue a una charla sobre toxicomanías y cuando salió llamó al Padre Lázaro. A quién si no. «Se dio cuenta de que el proyecto encajaba perfectamente en nuestro carisma : redención y liberación de los cautivos . Y nadie más cautivo que un toxicómano». En 24 años, han pasado por Proyecto Hombre más de 10.000 jóvenes . Ahí es nada.

—Usted organizó el comedor de transeúntes, impulsó Córdoba Acoge y fundó Proyecto Hombre. Le gusta meterse en los charcos, ¿no?

—Yo soy como el tonto, que va por un camino , se acaba el camino y el tonto sigue. Todo esto lo he hecho por que he sentido una llamada. Donde más claro lo he sentido ha sido en Proyecto Hombre . El señor me llamó para estar ahí. Y sin saber las consecuencias. Para mí, descubrirlo es lo que más tranquilidad y más paz me ha dado.

—¿Se ha dejado muchos jirones de piel en este proyecto?

—Los que trabajan en Proyecto Hombre son los terapeutas . Son ellos los que trabajan con los chicos . Lógicamente muchas veces afrontas situaciones muy fuertes y nada agradables. Hay madres que me dicen: « Padre , antes cuando mi niño salía por la noche me sentaba con una silla delante de la puerta esperando. Y ahora no pongo la silla sino que me acompaña y me dice mi hijo: « Mamá , vamos a la cama. Me da un beso y me desea descanso ». Eso te repara todos los jirones .

—Lo suyo no es la vida contemplativa.

—No. Los trinitarios tenemos una vida de contemplación y acción. Las dos cosas. La oración en mi vida ha sido un punto importante. El encuentro con el Señor . Y relacionarme en ese silencio interior.

—¿Y qué es el silencio para usted?

—La caricia de Dios. El silencio me llena. Me da paz, seguridad, tranquilidad, alegría.

—Usted ha dicho: «La droga es el síntoma». ¿Y cuál es la causa?

—Si vemos humo es que hay fuego . La causa es la desestructuración de la persona . La insatisfacción . Todo lo que tiene atado dentro. Están en un pozo oscuro.

—También dijo: «Lo del botellón aún no ha dado la cara».

—Así ha sido. Se veía clarísimamente. Y como esto siga así va a pegar un reventón que no sé lo que va a pasar.

—¿El infierno es el síndrome de abstinencia?

—El síndrome de abstinencia es un resfriado fuerte y duro. Pero tanto como el infierno no lo diría yo. Para mí, el síndrome del alcohol es el más peligroso que hay.

«Esto no es Lourdes», dice de Proyecto Hombre su fundador VALERIO MERINO

—O sea, el infierno es peor.

—¡Bueno! Es la negación del todo .

—25 años tratando toxicómanos. ¿Ha visto usted muchos milagros?

—Una vez vino un colega periodista para conocer Proyecto Hombre. Yo le dije: «Esto no es Lourdes . Aquí no hay milagros ». Aquí lo que hay es trabajo, esfuerzo, lucha, mucho cariño, mucha comprensión y mucha paciencia.

«Esto no es Lourdes. Aquí no hay milagros. Aquí lo que hay es trabajo, esfuerzo, lucha, mucho cariño y comprensión»

—¿Es usted experto en drogas o en almas?

—Yo no soy experto en nada. A mí me llaman a dar una clase de drogas y no voy. Las he estudiado pero no me he quedado con eso. Yo me he quedado con que la persona tiene un problema y eso me ha llevado a estudiarlas y ver cómo se le puede ayudar a salir de ahí. En Proyecto Hombre no hablamos de droga. Hablamos de la persona. De la comprensión. De los valores humanos.

—¿Todo tiene perdón?

—Todo tiene perdón cuando uno quiere perdón.

—¿Y sabe ya para qué hemos venido aquí?

—Para sufrir no. Dios se ha arriesgado tanto con el hombre que le ha dado la libertad. Cada uno tenemos una misión . Hay que descubrirla.

—¿Y si volviera a nacer?

—Hay que nacer de nuevo, dijo Jesús a Nicodemo . Yo todos los días quiero nacer .

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