SANIDAD
Los pacientes oncológicos del Reina Sofía de Córdoba alzan la voz ante los problemas en su tratamiento
Lamentan que la hora de las citas rara vez coincide con la de la consulta real o la ditación a la farmacia del Hospital
Cuando aprieta el calor , que a veces lo hace, el camino desde el servicio de Oncología situado en el antiguo Hospital Provincial de Córdoba hasta la farmacia del núcleo central del Reina Sofía se le hace eterno a Juan L. , un vecino de Belmez de sesenta años a quien su médico de cabecera le puso en la pista hace un año y medio de que las molestias que arrastraba al orinar, y por las que a veces echaba sangre, podían ser preocupantes y necesitaban el análisis de un especialista. Y tanto que lo eran: este hombre, fontanero de profesión, se las vio al poco con un diagnóstico de los que nadie desea para sí. « Tiene usted un tumor en la vejiga : ha de prepararse para unos meses duros», escuchó.
Desde entonces su vida ha dado un vuelco : dejó de trabajar -primero encadenando permisos especiales en su empresa y ya de baja permanente por enfermedad- y su hija, que estudiaba Ciencias Políticas en Granada, se volvió a casa para poder ayudar a su madre en la atención al padre de familia. «A lo que no hay derecho es a tenernos como nos tienen : antes las pastillas de la quimio te las daban aquí mismo después de que el médico te viera... a la hora que pudiera... pero ahora te mandan a la farmacia del Reina Sofía, que está a un trecho , y o bien coges un taxi , y no está la cosa para tirar el dinero, o te echas una caminata que no te cuento para llegar allí », resume el paciente.
«Y si fuera llegar y topar, pues todavía, pero es que cuando te plantas en la farmacia vas y tienes que esperar a que te den número y a que te toque... con lo que echas toda la tarde. ¿No hay manera de agilizar este procedimiento? ¿No se dan cuenta de que algunos de nosotros somos enfermos graves y que estamos débiles? ¿Para esto llevo toda mi vida laboral pagando impuestos y siendo de ley?», se pregunta este vecino de Valle del Guadiato.
«¿No hay manera de agilizar el tratamiento a enfermos de cáncer? Estamos débiles», se pregunta Juan L., paciente del Valle del Guadiato
El calvario de Juan L. es parejo al de decenas de beneficiarios del departamento oncológico del Reina Sofía que la Junta de Andalucía ha anunciado esta misma semana que va a reforzar con un nuevo Hospital de Día, situado en el nivel -1 del antiguo Provincial, justo donde se encuentran las consultas actuales.
Si lo sabrá Ana R. , con domicilio en una aldea de Priego de Córdoba. « La hora que pone en las citas de radioterapia se la podrían ahorrar , la verdad, porque no hay una vez que entre a mi sesión cuando me pone el papel. Es desesperante. Me voy a arruinar pagando noches de hotel », explica la mujer, viuda y sin hijos, de 48 años.
«Le cuento la última: la semana pasada me citaron a las ocho menos veinte de la tarde, y aquí que estaba yo como un reloj. ¿Le explico lo que tengo que montar para cumplir con la cita? Apunte: mi sobrino viene desde Priego a buscarme en coche y me lleva al autobús que sale de allí o de Lucena, según nos cuadre mejor la hora, me tomo un bocadillo en el autobús, llego a Córdoba después de comer, me tomo un café en la estación y cojo el autobús hasta el Provincial. Me siento y espero. Pasan una y dos horas a veces. La última vez me llamaron a consulta a las diez menos cinco de la noche ...».
«Me voy a arruinar pagando hoteles. Vengo desde Priego y como la cita se retrasa no puedo volverme a casa», lamenta Ana R., una paciente de 48 años
El enfado de Ana va a más. « Intento explicarles a las enfermeras que se va el autobús , que no tengo familia en Córdoba, y ellas saben cómo salgo de las sesiones, con el cuerpo deshecho, que no puedo conmigo... Pero las criaturas agachan la cabeza y me dicen que en su mano no está nada ...». Y agrega: «Un día es la máquina que no funciona rápido, otro que las citas que van antes que las mías se alargan, el caso es que cuando salgo a la calle es ya de noche: pido un taxi y me dejo la pensión de viudedad en los hoteles más baratos que encuentro, yo sola a esa hora dando vueltas, menos mal que los taxistas me echan una mano», relata.
«Para los de la capital no es que sea un camino de rosas la visita a Oncología Médica: el mal trago te lo llevas siempre. Si al menos fueran puntuales , si por lo menos esto tuviera otra apariencia que no fuera la de un zulo. Como si no tuviéramos bastante con lo nuestro...». Quien así se expresa es Luis B. , un joven del Parque Figueroa al que un tumor en los pulmones le ha puesto del revés.
«A mí, que no he probado un cigarro en mi vida y que iba a las clases de judo sin falta desde que tenía seis años», comenta con amargura. « Aquí vienes a echar el día , aunque te den la cita para las diez de la mañana, como es mi caso hoy. Te sacan sangre y te vas a desayunar, que es lo que te recomiendan, y luego échate a dormir hasta que te pasen a las consultas , te puedan dar las dos y media de la tarde, que ya los pacientes nos conocemos, esto es como si tuvieras otras familia, cada uno con su pena», se extiende este agente forestal que lleva inactivo desde que le diagnosticaron su problema. «¿Sabe usted? Aquí, en Oncología Médica, hay una medicación que nadie receta y que es imprescindible para sobrellevar la desgracia que nos ha caído: me refiero a paciencia. Porque esto es esperar, esperar, esperar...».
«En Oncología Médica, hay una medicación que no recetan y es vital ante esta desgracia: paciencia. Esto es esperar, esperar...», dice Luis B., un joven paciente
Las quejas de los pacientes de este servicio del Reina Sofía caen como la lluvia lo hace sobre mojado . No hay más que recordar, por ejemplo, las críticas de los usuarios de las que se hizo eco ABC en enero de 2017 porque el Reina Sofía les daba un bocadillo a enfermos de cáncer para que aguantaran seis horas para las sesiones de quimioterapia .
La crítica de los pacientes estaba avalada por la opinión de colectivos profesionales, como era el caso del Sindicato Médico (Simec) , el mayoritario entre los facultativos, y que aseguraba que las demoras en la atención de los pacientes eran continuas, en gran medida por la escasez de personal. La visión de la Dirección-Gerencia del Reina Sofía, empero, era distinta: se resumía en que los picos asistenciales son ocasionales y que están justificados por la complejidad de los tratamientos.
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