Cultura

Pablo García Casado: «Perfilar personajes es lo más difícil y lo más apasionante»

Poeta reconocido desde hace un cuarto de siglo, debuta en la narrativa con ‘La madre del futbolista’

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Pablo García Casado, durante una entrevista con ABC Roldán Serrano
Luis Miranda

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Cuando salió en 2019 ‘La cámara te quiere’, su sexto libro de poesía , a Pablo García Casado (Córdoba, 1972) le preguntaron muchas veces cuándo daría el salto a la novela, ya que su lírica siempre fue tan narrativa. Dio largas: no se veía capaz de ir a todos los matices circunstanciales de lo que hay que contar. No lo grande, sino lo pequeño, como el café que se toma y la conversación con un camarero.

Quizá ya había empezado a trabajar, pero ahora sí presenta el escritor su primera novela, titulada ‘La madre del futbolista’ y publicada por Visor. «Lo que hace que un novelista que lo sea es la creación de un perfil de personaje que sea potente y sólido. Eso cuesta mucho para un poeta que habitualmente hace un pequeño discurso de 25 o 30 líneas y no da tiempo a apuntar un personaje. Crearlo, recrearte, construirlo, desarrollarlo, vivir con él uno o dos años, es una cuestión técnica», cuenta.

El novelista tiene que « enamorarse del personaje y hacerlo creíble». Ahí encontraba la gran dificultad de la novela, en la necesidad de «mantener una cierta tensión durante varias páginas, que también tiene que ver con el oficio». No deja de ser poeta: «He tardado en aprender el oficio , pero decidí hacerlo».

¿Está la diferencia en que la poesía es como un dibujo rápido , a lápiz, y la narrativa precisa de lienzo y pinceles? Quizá, reconoce: «En un poema se pueden dejar rasgos. Pablo García Baena en eso era un maestro ». En una novela, sin embargo, hace falta algo más. Hacen falta descripciones y elementos significativos . «Perfilar es muy difícil, es lo más difícil, pero también lo más apasionante. Había que dibujar hasta el último pelo del personaje y que no tuviera más de 200 páginas», recuerda.

El novelista cordobés Salvador Gutiérrez Solís le brindó algún consejo . Por ejemplo, uno de los personajes, el padre del futbolista, resultaba frío, serio, algo desdibujado . «Me decía que le diera un gesto, para que el lector viera algo más. Me dijo que le incorporara un gusto musical y opté por que a un tipo tan serio y frío le gustasen las canciones de Daniela Romo . Los buenos novelistas saben dar un quiebro a ese perfil», cuenta.

«Madre e hijo generan emociones, pero ellos no lo reciben. Hacen las cosas porque deben, pero no son vocacionales»

Y en ‘La madre del futbolista’ (con prólogo de Antonio Lucas ), casi todos los personajes aparecen con biografía relatada de forma lineal y directa. En especial dos de ellos: Samuel , un futbolista juvenil, y su madre, Sonia , actriz de cine para adultos y superviviente de muchas encrucijadas en su vida, desde su marcha de casa hasta las distintas crisis económicas y el divorcio.

La soledad y el desarraigo están muy presentes en sus vidas, pero también, como dice el escritor, la incomunicación . «La novela habla mucho de la incomunicación, la dificultad de que el otro nos entienda las emociones», concede. Y hay cierta paradoja, porque tanto uno como otro hacen algo que provoca ciertas emociones en los demás .

Sin embargo, ni uno ni otra reciben casi nunca un ‘feedback’, «no saben quién los está viendo. Son generadores de emociones, pero en principio no lo reciben». Y tampoco parecen disfrutar demasiado de lo que hacen, aunque para los demás sea recreativo. No son vocacionales .

Desapego

«Hacen las cosas porque tienen que hacerlas. Sonia por sacar adelante a su hijo y Samuel sabe que tiene un don, pero no es una persona especialmente feliz. Hay futbolistas que son entusiastas, que lo pasan bien, y otros que no son vocacionales. Eso genera no sé si frustración, pero sí desapego», relata el escritor cordobés.

La mujer debe salir adelante sola después del divorcio y el chico es «ese tipo de niño hiperresponsable que tiene que hacerse cargo de lo que está pasando, y eso implica también mucha soledad». También en el campo, porque Pablo García Casado lo ha pintado como un futbolista al estilo de Makelele, centrocampista defensivo del Real Madrid en los primeros del siglo XXI, que aparece en algún momento.

Es algo más que el ‘cameo’ de un deportista conocido. Es un rasgo de carácter. Pablo García Casado lo resume haciendo un paralelismo: «Para que brillaran Raúl, Zidane, Figo y Roberto Carlos tenía que haber alguien que haga el trabajo sucio y ese era él. Hay un futbolista que tiene que barrerlo todo cuando se acaba la fiesta, tiene que sostener un equipo, y eso está mucho en el personaje de Samuel, en alguien que tiene que sostener para ganar y mantener el equipo».

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