COVID CÓRDOBA
Otro Mayo Festivo en Córdoba en blanco | Hablan los damnificados: «Hemos perdido el 93% de las ventas»
Una vendedora de trajes de flamenca, un casetero, un hostelero y un hermano mayor relatan el calvario por el que pasan
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¿ Cómo afrontan los protagonistas del Mayo de Córdoba , con mayúsculas, que la ciudad esté cerca de poner un pie en el mes por excelencia de la ciudad con casi todas las fiestas suspendidas , a excepción de Los Patios ? ABC ha conversado con cuatro personas y profesionales a los que el coronavirus les ha golpeado de manera especial: una fabricante y vendedora de trajes de flamenca con más de treinta años de trayectoria; el presidente de la Asociación de Casetas Tradicionales (ACT), que a su vez es el responsable de la carpa La Reja, con más de veinticinco años de presencia en El Arenal; un hostelero y restaurador de los alrededores de la Mezquita-Catedral que ha tenido que cerrar durante meses y someter a su plantilla a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE); y al hermano mayor de una de las cofradías que monta -o montaba- una de las cruces de mayo más concurridas de la capital.
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La opinión generalizada es que el Covid ha echado por tierra la alegría que suponía para el común de los ciudadanos un mes dedicado en gran parte al encuentro y a la diversión y, de otro lado, ha mermado si no destrozado la caja de los establecimientos orientados al turismo . La gran pregunta es cómo será el ciclo festivo de mayo, el de más esplendor de la primavera junto a la Semana Santa, una vez que el coronavirus sea pasado. ¿Los trajes de flamenca incorporarán mascarilla de serie y a juego con los volantes? ¿Las mesas bajo los farolillos tendrán que guardar distancia de seguridad? ¿Habrá pasillos asépticos para evitar la bulla en El Bailío una noche de cruces? Quién sabe.
Pilar Gómez (Trajes Rociera)
Pilar Gómez lo dice claro con palabras que duelen: « La facturación en 2020 nos bajó un 93 por ciento respecto al año 2019. Y la del 2021 es nula . Pero sabemos que el año que viene será nuestro». Gómez está al frente de la firma Rociera, con su taller y su tienda ubicados en el barrio de Los Olivos Borrachos, que se dedica a los trajes de flamenca desde hace treinta años. «El Covid ha afectado totalmente a nuestro negocio, jamás hubiéramos pensado que podía ocurrirnos algo así. Prácticamente toda nuestra fabricación y toda nuestra venta se han visto paralizadas en estos meses», declara. «Nuestro personal, tanto el de la tienda como el del taller, están deseando que vuelva la normalidad», añade para satisfacerse de que «tenemos una gran clientela a la que estamos inmensamente agradecidos, porque han sido muy comprensivos. Nos sentimos apoyados por ellos».
La firma ha conseguido «mantener la atención al cliente , pero siempre con cita previa ». Con el parón del confinamiento, la empresa de fabricación y venta de vestidos tradicionales ha aprovechado para echar una mano. «Hemos estado ayudando cuando la situación lo requería : hemos confeccionado miles de mascarillas y las hemos donado a quienes las necesitaban, como a los centros médicos, a las residencias de ancianos y a los hospitales en los que hacían falta», apostilla la mujer. Y que no falten las ganas: « Tenemos puesta mucha ilusión en la nueva temporada. Sabemos que cuando todo esto acabe y regrese la normalidad, todo serán buenos momentos. Nadie nos va a quitar nuestras ganas de disfrutar y de vivir, aunque hayamos pasado por momentos tan difíciles. Hemos perdido a familiares y amigos, pero animamos a todo el mundo a sonreírle a la vida».
Sergio Bueno (Hotel Los Patios)
Sergio Bueno lleva en la sangre la vocación hostelera y restauradora . Su padre fundó en 1974 el restaurante Los Patios en la calle Cardenal Herrero, junto a la Mezquita-Catedral , justo en el local en el que con el tiempo, en 2000, abrieron un hotel del mismo nombre y que él dirige desde hace más de quince años. «La pandemia me pilló con dieciséis personas en plantilla y no tuve más remedio que despedir e indemnizar a los trabajadores que llevaban menos tiempo con nosotros: fueron cinco. El resto ha estado en ERTE y los recuperé a media jornada cuando reabrimos tras el confinamiento, entre 1 de julio y el 4 de noviembre de 2020, momento en el que volví a cerrar y ya no he vuelto a abrir», señala el empresario.
«Sigo cerrado porque no hay turismo : somos la única comunidad autónoma en España que no tiene movilidad entre provincias», lamenta Bueno, que se prepara para poder recibir de nuevo a huéspedes y a comensales el 9 de mayo, «cuando parece que se va recuperar la movilidad entre las provincias andaluzas ». En estos meses de parón el hotelero está intentando poner más bonitos el hotel y el restaurante, «centrándome en el mantenimiento de las instalaciones». La situación económica en la que el coronavirus ha sumido a la empresa es calamitosa . «No tengo ingresos. He tenido que pedir tres créditos ICO y estoy más endeudado que nunca », lamenta el hombre. «En mayo facturamos un 20 por ciento del total de los ingresos del año, pero el problema es que ya no es mayo, es que hay que sumarle marzo y abril, con lo que estamos hablando del 50 por ciento, incluso el 60 por ciento del negocio perdido», declara. «En el sector nos sentimos solos, porque llevamos catorce meses en esta situación y no hemos recibido cero ayudas, aunque es verdad que vienen en camino aunque sean míseras», concluye.
Rafael Bocero (Caseta La Reja)
Presidente de la Asociación de Casetas Tradicionales (ACT) y promotor de la caseta La Reja , que reúne a los miembros de la Asociación Pájaro Madre, Rafael Bocero , se enfrenta al segundo año sin la celebración de Nuestra Señora de la Salud . «Con dos ediciones de Feria suspendidas, lo que hemos hecho es paralizar la cuota anual para cubrir los gastos del montaje de la caseta, que se realiza en cuatro pagos: antes de fiesta de Nuestra Señora de la Salud de 2020 teníamos girados tres recibos y cuando se suspendió dejamos de pasarlos», indica Bocero.
«Entre Feria y Feria tenemos dos comidas de socios y un perol: el año pasado hicimos una comida, en noviembre de 2019, y lo demás lo hemos aplazado», añade. La fidelidad de los socios de La Reja -cuenta con 174 familias y más de 25 años de antigüedad - no ha decrecido a pesar de la adversidad : «No hemos tenido bajas de socios, al contrario: ha aumentado la lista de espera para ser socios , y vamos ya por 74 familias ». ¿Cómo el coronavirus cambiará las próximas ediciones de la Feria? «No lo sé, es difícil de prever. Es cierto que todos los socios con los que hablamos nos comentan que tienen ganas de que volvamos a vernos , de reunirnos; espero que la Feria siga como estaba y que nos olvidemos de este mal trago que es el Covid-19: queremos volver a estar en El Arenal con la misma ilusión que siempre», resume. En su condición de presidente de la Asociación de Casetas Tradicionales, Rafael Bocero sostiene que el colectivo «está desanimado con el Ayuntamiento , ya que hicimos un gran esfuerzo para presentarle nuestro proyecto de Feria , se nos prometió que para este año íbamos a tener la calle del Potro ejecutada y que en octubre de 2020 íbamos a empezar a trabajar en el resto del plan, pero no se ha avanzado nada y se ha perdido una gran oportunidad». El casetero se queja de que «nos da la impresión es que nos vamos a volver a quedar con la miel en los labios : te quitan las ganas de trabajar por la ciudad ».
Enrique Aguilar (Hermandad de la Paz)
Entre las cruces de mayo de la ciudad , una de las más concurridas es la que la hermandad de la Paz monta cada año en la Cuesta del Bailío . Cualquiera que haya tratado de bajar desde la plaza de Capuchinos a la calle Alfaros una noche de finales de abril, cuando la fiesta está en plena explosión, habrá comprobado la capacidad de convocatoria de la cofradía.
«Estar un año , como estuvimos en 2020, sin montar la cruz , ya te toca bastante , porque con ella tenemos uno de los principales ingresos para la hermandad , y dos años seguido sin ella te deja herido de muerte. Se trata de un ingreso importante, como la Feria , donde también hay ingresos de entidad para muchas hermandades», indica el hermano de mayor de La Paz . «La cruz no es la actividad por la que se sacamos más dinero pero sí una fuente de ingresos de primer nivel », añade. Pero no se trata solo de dinero: « Al no montar la cruz perdemos la ilusión por ponerla bonita y ver cómo responden los hermanos y la gente en general: a la vista está que está siempre llena porque es muy bonita. En ella ponemos siempre toda la carne en el asador, y ese esfuerzo nos lo han reconocido con primeros premios», resalta.
Compensar esta pérdida económica es complicado : «Es cierto que nos hemos tenido que reinventar para que nos entre algo de dinero para la obra social de la hermandad. Somos una hermandad que siempre ha tenido presente que algún año podíamos quedarnos sin cruz, porque lloviera por ejemplo, y hemos ido guardando granito a granito por lo que pudiera pasar. Gracias a Dios hay granos en el granero porque hemos hecho siempre una buena gestión ». Con todo, Enrique Aguilar es positivo: « Esperemos que el año que viene haya cruces . Si hay en 2022 las cruces deben de ser como todos los años y que tenemos que volver a la normalidad. Porque si toda la población está vacunada y no hay casos no hay por qué cambiar las tradiciones», concluye el hermano mayor de la cofradía de la Paz.