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La otra ruta perdida de la Fiesta de los Patios: Un paseo virtual por Viana
Visitar de forma virtual los doce patios del Palacio es un regalo en primavera que inspira arquitectura, historia y el deleite de los sentidos a través de su web

Viana deslumbra todo el año en Córdoba , pero mayo es su mes de gala. La casa palaciega, con sus doce patios de diferentes estilos, no concurre en esa disputa de flores, colores y olores que se produce en el concurso de Patios pero es, en este tiempo propio de la celebración considerada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, donde se produce un auténtico homenaje para los sentidos. Viana es, incluso en estas circunstancias excepcionales, privados de la celebración de la primavera cordobesa, la otra ruta perdida del festival de los patios que es posible recorrer a través de su web. Por eso nos preguntamos: ¿Qué inspira Viana?
En primer lugar, esta cas palaciega nos inspira historia. Viana sostiene cinco siglos de historia en sus patios . Una tradición heredada de los romanos y árabes que en esta casa palaciega se expresa desde el estilo medieval en el patio de vecinos documentado más antiguo, llamado el Patio de los Gatos , hasta los que son símbolo de poderío y linaje, como el Patio de las Rejas .
El Palacio también inspira arquitectura, espacios hechos de aire al servicio de los jardines. En el Patio del Archivo, por ejemplo, se exhibe el barroco cordobés en su estampa más sobria, que además alberga en la entreplanta el valioso archivo histórico de Viana, que consta de más de 400.000 documentos, siendo los más antiguos del siglo XII. Por otra parte, el renacentismo explota en el Patio de Recibo con su galerías porticadas soportadas por columnas toscanas. Aún más peculiar es el Patio de la Cancela , que era el patio de entrada de casa de los condes de Torres Cabrera. Su arquitectura difiere del resto al presentar pavimento enchinado a dos colores y muros revestidos de ladrillo visto con balcones que lucen espléndidos trabajos de forja.
Pero sobre todo Viana inspira los sentidos con su exuberante naturaleza. En su interior hay una extensa variedad de plantas, en macetas, arbustos y árboles, que van desde las ornamentales, las aromáticas y hasta las que son comestibles . Toda esta vegetación, tiene su justificación en el momento en que el patio, como espacio de las casas, se convirtió en lugar de convivencia vecinal y acabó llenándose de macetas para lucir vistoso y agradable .
En el caso del Patio de los naranjos, sus plantas significan mucho más: una rememoración de la tradición musulmana del jardín-huerto árabe. el jardín para los musulmnes como espacio privado en el que las plantas eran los principales elementos decorativos, una función a la que se le añadió la de aprovechamiento agrícola, un papel que cumplen los cítricos que gobiernan este patio con los aromas que desprenden.
Jardines colgantes
La variedad de plantas de Viana es incontable, como lo son también las sensaciones que desipertan. Los diferentes tipos de geranio, gitanillas como indiscutibles protagonistas; rosales, palmeras, helechos, laurel, hierba de elefante y claveles, que impregnan los rincones con sus aromas, acompañando a las propias aromáticas , como la hierbabuena, la menta y el incienso. ls esparraguerras «manchando» el encalado y a celestina, que trepa en el Patio de los Jardineros, uno de los patios de servicio, creando un auténtico jardín vertical salpicado de sus flores celestes.
En el Patio de la Madama , la composición es mucho más geométrica, poniendo en práctica incluso la arquitectura vegtal. La fuente, en la que crecen las calas, está rodeada de un círculo de cipreses recortados en forma de corona y plantados a principios del siglo XX .
Es ahora cuando Viana regala atardeceres con sabor a jazmín y azahar y aunque no hay opción para hacerse dueño de esto, sí es posible imaginarlo, recrearlo a través de la extensa documentación de su ventana virtual. E incluso robar un poco asomándose por las Rejas de Don Gome , para pillar in fragante al Patio de las Rejas, el único del palacio que mira al exterior. Es un buen momento para contemplar con detenimiento las plantas, las flores, la luz y el agua, y rendir homenaje a nuestros sentidos.