Historia

El origen de Córdoba, los enigmas de un debate todavía sin concluir

Estudios recientes rebaten la tesis de que los primeros pobladores se asentaran en el actual Parque Cruz Conde y abogan por una serie de núcleos dispersos

Vista panorámica de la ciudad de Córdoba ABC

Félix Ruiz Cardador

Córdoba, ciudad milenaria. Esta asociación de palabras se repite a menudo hasta rozar el tópico, aunque la historia la atestigua, de tal modo que el origen de la urbe se pierde en la niebla de los días. Durante siglos lo que cundió sobre el tema fue más la especulación hipotética que otra cosa, a la que contribuyeron personajes tan destacados como Ambrosio de Morales , que allá por el siglo XVI creía que el origen de Córdoba estaba en Medina Azahara, lo que se conocía como Córdoba la Vieja. Ya en el siglo XX, un historiador mesurado y cauto como Antonio Jaén Morente , en su clásica «Historia de Córdoba» de 1921, reconocía con humildad lo obvio: que «de todo lo anterior a la ocupación de la ciudad por los romanos se sabe muy poco, y todo esto envuelto en dudas y vacilaciones».

La arqueología analítica, fundamentada en el método científico, ha ido aportando finalmente datos las últimas seis décadas, por lo que ya hay algunas certezas sobre esa evolución, en cuyo estudio han colaborado algunos de los más conocidos arqueólogos de la ciudad a lo largo de los años. Aún así, nuevos hallazgos, como el de los restos encontrados en Alcolea o La Arruzafa , mantienen abierto uno de los debates más apasionantes que circundan la historia de Córdoba y que cada cierto tiempo reaviva su vigencia e interés.

El origen del núcleo urbano, el de la primera Corduba , se pudo definir gracias a las excavaciones arqueológicas que se realizaron en los años 60 y posteriores en la Colina de los Quemados , en el actual Parque Cruz Conde . Financiadas por el Ayuntamiento, estuvieron dirigidas en esa época por el arqueólogo Rafael Castejón y colaboró en ellas el escritor Juan Bernier, entre otros. Como ha explicado sobre esos trabajos y los que vinieron más adelante el catedrático Desiderio Vaquerizo , lo que allí se ha podido documentar es la existencia de un poblado parcialmente diferente en su superficie a la ciudad histórica actual, que estaba situado sobre una colina destacada sobre el curso Guadalquivir y cuyos primeros restos datan del 2.500 AC, en el Calcolítico . Según Vaquerizo, se trataba de una sociedad prehistórica que trabajaba ya el cobre y el bronce y que fue evoluciando luego con el uso del hierro hasta recibir las colonizaciones históricas de griegos y fenicios.

En su etapa previa a la romanización de la península, se conforma como una sociedad turdetana, inscrita quizá en la órbita del antiguo Tartessos, y constituida dentro de una ciudad fortificada y con un urbanismo disperso y no muy desarrollado, con un tipo de casa que evoluciona desde la cabañas circulares hasta las estructuras angulares que importaron los pueblos colonizadores. Una curiosidad de estos estudios es que han arrojado escasa información funeraria , de tal modo que se maneja la hipótesis de que el rito se realizase por cremación en el río. La llegada de los romanos supuso un largo proceso de transición relativamente pacífico, que se cree que se extendió durante siglos, ya que el núcleo originario no se abandonó hasta el siglo I.

Una constelacion de asentamientos

Los restos aparecidos en la Colina de los Quemados permitieron al fin enhebrar un relato científico sobre el origen de la ciudad, aunque nuevos hallazgos han venido a evidenciar que hubo pobladores en épocas anteriores a la fundación de esa primera Corduba, lo que en cierto modo ha abierto el debate. Así lo explica el profesor de Prehistoria de la Universidad de Córdoba Rafael Martínez , responsable de la investigación de los restos de un poblado del milenio IV AC que apareció por sorpresa en 2014 en las excavaciones que se hicieron durante la construcción de la actual Clínica Oftalmológica La Arruzafa.

En principio, lo que se esperaba era hallar restos islámicos, que también aparecieron, pero en los sustratos más profundos hallaron vestigios de siete estructuras, cuatro de ellas circulares, e incluso restos óseos de un adulto, un adolescente y dos niños en un deposito funerario múltiple, todos los cuales vivieron ahí entre los años 3300 y 3000 a. C ,. También se documentaron numerosos restos de cerámica, procedente de fuentes, cazuelas, ollas o escudillas y otros utensilios de uso doméstico, así como posibles restos de hornos e incluso de telares. Y algunos elementos tallados como un punzón de hueso o un hacha. La investigación permitió descubrir por último que estos primeros pobladores de La Arruzafa criaban ovinos, bovinos y cabras y cultivaban trigo, lo que los caracteriza como una sociedad dedicada a la agricultura y la ganadería para su susistencia.

Restos oseos de un depósito funerario múltiple ABC

Más allá de estos datos, el descubrimiento, que se une al que el propio Martínez estudió en la Iglesia Antigua de Alcolea , supone una nueva vuelta de tuerca en el debate del origen de la ciudad. Según explica Martínez en conversación con ABC, una paradoja en la que se puede decir “que la ciudad de Córdoba nació en la Colina de los Quemados, pero sabiendo al mismo tiempo que eso no es del todo verdad”, pues la ciencia apunta a que previamente hubo pequeñas poblaciones dispersas que se situaban en las tierras de mayor aprovechamiento agrario. Como escribe el propio Martínez en las conclusiones de su estudio sobre el yacimiento, «nos encontramos de nuevo ante un testimonio de la ocupación de las tierras del actual entorno urbano de Córdoba siglos anterior a la conocida para la Colina de los Quemados, lo que contradice a la visión tradicional que se ha visto compartida desde el propio ámbito universitario, así como en diversos medios de comunicación a lo largo de los últimos años».

Recuerda por ello que esta línea ya tradicional “defiende la fundación de un núcleo junto al Guadalquivir en torno al III milenio AC, destinado a encarnar el germen prístino de la ciudad histórica, para funcionar a su vez como eje articular del poblamiento económico y político del Guadalquivir Medio, pero la realidad arqueológica nos dibuja un panorama mucho más repartido, trazando la imagen de un poblamiento disperso aprovechando las tierras arables y los cursos de agua entre el piedemonte serrano y el cauce del río”. Los investigadores consideran por ejemplo que el poblado de La Arruzafa se relacionaría con el aprovechamiento del glacis del Brillante y de parte de las tierras que con el tiempo se convertirían en las productivas huertas de los alrededores de la ciudad de Córdoba.

Todas estas investigaciones, acumuladas a lo largo de las década gracias a los desvelos de los arqueólogos cordobeses, permiten ver con mayor claridad la evolución de una ciudad que nació según lo que ahora se sabe como una especie de constelación de pequeños asentamientos humanos para consolidarse en el oppidum de la Colina de los Quemados, siglos antes de que Roma fundase la ciudad que hoy conocemos, una urbe que llegaría a ser Colonia Patricia en tiempos de Augusto y faro de conocimiento y punto de encuentro de oriente y occidente en los siglos del Califato Omeya . La Córdoba milenaria que no nació en un solo punto sino en varios, cuando en Egipto estaban aún en el periodo predinástico y no se habían construido aún las pirámides, y de cuya historia vastísima aún siguen quedando múltiples enigmas por resolver.

El rico pasado de La Arruzafa

Los restos más antiguos aparecidos durante la construcción de la Clínica La Arruzafa estaban muy destruidos, ya que tanto en el periodo romano como en el andalusí se construyó sobre ellos, algo que ha estudiado el arqueólogo Rafael Clapes . Según explica, en esta excavación, que estuvo coordinada por Fátima Castillo, también aparecieron restos de una estructura dedicada a la producción de aceite de los siglos I y II, en la época imperial, y que pudo estar asociada a una de las villas romanas que los ciudadanos más acaudalados disfrutaban en los alrededores de la ciudad.

Igualmente, también han aparecido dos edificios del periodo andalusí, que era en realidad lo que se esperaba econtrar pues en los solares aledaños habían aparecido restos similares. Los arqueólogos creen que estas estructuras, de los siglos VIII y XIX, pudieron pertenecer a una de las almunias que había en la zona, en la que se cree que el propio Abderramán I primero tuvo su propia vivienda de recreo. Estos restos se han conservado y están a la vista del público, atestiguando que lo que hoy es un centro sanitario avanzado fue en el pasado un poblado del Calcolítico, una zona de producción de aceite en el periodo romano y un espacio de desahogo alejado de las murallas de la ciudad para algunos afortunados cordobeses del emirato.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación